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El Baix se hace mayor
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El Baix se hace mayor

Carlos Manzano / Imanol Crespo

jueves 03 de mayo de 2018, 20:18h
Los vecinos mayores de 65 años representan más del 18 y 20%, respectivamente, del total de población del Baix Llobregat y L’Hospitalet

Es común pensar que cuando una persona se jubila y va cumpliendo años cada vez es menos ‘útil’, sin embargo, la experiencia, la liberación del trabajo remunerado y las ansias de dejar un futuro mejor para sus descendientes, convierten a este colectivo en un valor imprescindible para nuestra comunidad.

De esta forma muchas de estas personas a partir de los 60-65 años y hasta los 122 –si ponemos como límite a Jeanne Calment, la persona más longeva de la historia- conforman un tejido crucial de mejora en todos los ámbitos, desde el educativo pasando por el sanitario hasta el más social de ayuda a personas con serios problemas, principalmente económicos. Dos grandes organizaciones como son Cáritas o el Consell Consultiu de la Gent Gran del Baix Llobregat confirman el potencial de estos hombres y mujeres muchas veces olvidados por el resto.

Picasso afirmaba: “Cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerla enseguida”. Este es el espíritu que siguen las personas que voluntariamente trabajan en el Consell Consultiu de la Gent Gran, englobado dentro del Consell Comarcal del Baix Llobregat. Nos reunimos con Jesús Martín, delegado del Consell de la Gent Gran de Catalunya, Mònica Chaves, del área de igualdad de género y políticas sociales, y Victoria Castellanos, Consellera del área de mujeres y gente mayor. Jesús, jubilado de Gavà, nos aporta la visión más directa del colectivo complementada con las responsables del área del Consell Comarcal.

Una de las principales acciones del Consell Consultiu es debatir sobre las cuestiones que afectan a las personas mayores, entendiendo como tal gente que se acaba de jubilar hasta pasados los 100 años. Martín nos ha explicado que “se puede proponer cualquier tema, se debate y se aprueba para pasarlo al pleno del Consell Comarcal”, de esta manera y con total autonomía respecto a la administración baixllobregatense salen iniciativas de mejora desde las farmacias de guardia hasta la ‘Llei de la Gent Gran’ del Parlament de Catalunya.

La ‘Llei de la Gent Gran’ fue una de las propuestas que se realizó en el Consell Consultiu, que a raíz de contactos con los diferentes partidos políticos –en especial con el PSC- se llevó al Parlament, aprobándose por unanimidad en la cámara catalana. Es decir, una ley que nace de nuestra comarca para toda Cataluña. Con esto se observa el movimiento que se potencia en el Baix Llobregat entre sus mayores frente a otros lugares de la comunidad autónoma. Sin embargo, aunque fue aprobado el proyecto de ley, Martín afirma con pesar que el desarrollo de la norma “está paralizado por las circunstancias políticas actuales”. Las principal demanda del Consell es el transporte, que organizado de forma centralizada hacia Barcelona perjudica a poblaciones colindantes como Sant Feliu y Molins de Rei donde hay un cambio de zona tarifaria, “lo lógico sería hacerlo por kilometraje, en especial para los jubilados, como se hace en Portugal” ha afirmado Castellanos.

También prestan especial importancia a las residencias y centros de día, a pesar de que la Generalitat no les ha querido mandar los datos oficiales, en los cuales hay una lista de espera de 2 años y medio de media para entrar en una residencia. Y finalmente, están potenciando una normativa para el buen trato de la gente mayor, que como afirmaba la Consellera “le hemos dado la vuelta, no es solo el maltrato lo que hay que evitar sino que se les trate bien”. Por tu parte, Chavez ha querido recalcar que las demandas del Consell Consultiu son “temas transversales” pero para llevarlos a cabo se les exige que haya servicios públicos pero “la Generalitat invierte cero en la comarca”.

Por otro lado, Castellanos y Chaves nos explican que cada municipio nombra delegados y delegadas para el Consell Consultiu de la Gent Gran. No obstante, afirman que “no todos los municipios envían representación” pero eso ya es por una cuestión interna de casa ayuntamiento dado que está fijada la representación que se le otorga a cada localidad por su número de habitantes.

Congrés Nacional de la Gent Gran
El Congrés Nacional de la Gent Gran se convoca cada cuatro años por el Departament de Treball, Afers Socials i Familiars de la Generalitat y el Consell de la Gent Gran de Catalunya (CGGCat). El evento reúne a representantes de las personas mayores de Cataluña y de asociaciones, y personas expertas y profesionales que durante varias jornadas de trabajo reflexionan sobre la realidad que viven las personas mayores en nuestro país y tratan los principales temas que los afectan. El primer Congreso se celebró en octubre de 1990, por lo tanto este año 2018 tocaría celebrarlo, sin embargo, se ha aplazado el acto hasta 2019.

“El Consell Consultiu de la Gent Gran de Catalunya no se reunía por lo tanto no pudimos llevar ningún tipo de propuesta desde el Baix Llobregat”, afirma Chaves, hecho que contrasta con que por toda la convulsión política durante el último año la Generalitat haya relegado este tema a un segundo plano. “Se hará en el 2019, de momento pensamos que se hará”, ha afirmado la Consellera Castellanos.

Cáritas en el Baix
Cáritas Sant Feliu ofrece diversos programas en los que la gente mayor y los jubilados, que van de camino a serlo, son el gran motor de ayuda social en el territorio. Realmente Cáritas no tiene en sí un programa especializado para gente mayor, sin embargo, realizan actuaciones como sufragar los costes en las residencias a las personas que lo necesitan.

Pero el gran potencial de voluntariado de la gente mayor favorece que Cáritas pueda ofrecer diferentes programas, por ejemplo de formación en los que ayudan a jóvenes que necesitan repaso escolar y sus padres no pueden costear un profesor de repaso. Pero también aportan experiencia en organización, en comunicación o en agricultura, por ejemplo.

Además de la aportación directa que realizan estas personas en la comarca y en toda la diócesis de Sant Feliu, Cáritas ofrece pisos de protección oficial a personas mayores que no pueden esperar a que se les dé uno público que tardaría alrededor de 2 años pero también se les ayuda con el Banco de Alimentos, sección más conocida de la organización. Durante todo este proceso, según nos comentaban desde Cáritas en Sant Feliu, se acompaña a estas personas para que no se sientan solas tanto al realizar y aportar valor a otras personas, como el caso de la formación, pero también cuando necesitan esa ayuda que muchas veces la administración tarda en realizar. Ayudan a llenar ese hueco a la espera de una ayuda pública con pisos compartidos, visitas a domicilios, apartamentos con apoyo, ayuda en el hogar, actividades estivales o de apoyo grupales. Unos servicios que tendrán que ir a más y más. El número de vecinos del Baix Llobregat y L’Hospitalet mayores de 65 años crece a pasos agigantados y, aún más destacable, su cuota respecto al total de población. En 2017, según datos del Idescat, había en el Baix Llobregat 138.780 personas, de las cuales 40.161 tenían entre 65 y 69 años y 34.522 entre 70 y 74 años. Teniendo de población total a 807.796 personas, esta cifra representa un 18,63% del total.

La evolución de esta cifra es imparable. Con la excepción de entre 1999 y 2014, en los que hubo cierto estancamiento e incluso una disminución porcentual, el territorio ha pasado de contar con un 6,4% de la población mayor de 65 años en 1975 a este casi 19%, umbral que se podría superar con la próxima actualización.

Datos similares y aún más pronunciados en L’Hospitalet. En la segunda ciudad de Cataluña, con 213.676 vecinos, hay 39.718 que tienen más de 65 años, de los cuales la mitad están entre los 65 y los 74 años. Esto quiere decir que uno de cada cinco vecinos de L’Hospitalet (20,61%) tiene más de 65 años.

En su caso, a diferencia del Baix Llobregat, la progresión siempre ha sido al alza desde los primeros años de la democracia. En 1975, el colectivo representaba solo el 7%; en 1981, el 7,5%, pero diez años después, en 1991, ya eran el 11,38%. Ahora, esta cifra, que se encuentra en cierta manera estancada, ya lleva cuatro ejercicios por encima del 20%.

Obligados a trabajar en negro
Hablar de nuestra gente mayor es hablar, ahora más que nunca, de las pensiones y de la jubilación. Junto a la marcha feminista del 8 de marzo, el movimiento de la gente mayor en defensa de unas pensiones dignas ha sido el más reivindicativo en lo que llevamos de año. Y es que la situación empieza a ser más que preocupante; también en nuestro territorio.

Según Comisiones Obreras, uno de cada cinco pensionistas del Baix Llobregat y L’Hospitalet podrían estar haciendo trabajos en negro: “Hay un problema con la economía sumergida. Personas que para estirar su pensión hacen una doble faena. No tenemos la capacidad de observarlo todo, pero lo conocemos por los datos económicos. Más del 20% podría estar en situación de economía sumergida, lo que impacta en los recursos fiscales”, explica Josep Maria Romero, secretario general de la Unión Intercomarcal de CCOO Baix Llobregat-Alt Penedès-Anoia-Garraf.

Una prueba de la precariedad de los nuevos jubilados en un problema que no empieza, en cualquier caso, a sus 65 años: “Hay un problema salarial. El crecimiento económico no se ajusta a los bolsillos de los trabajadores y lo vemos tanto en gente jubilada como no jubilada. Hay un problema con los sueldos y con el poder adquisitivo; lo notamos y es nuestra gran preocupación”, añade Romero, que califica el debate de las pensiones como “fundamental y central” para el sindicato, con el que “se juega mucho”. “El sector de Pensionistas y Jubilados es muy importante ya no solo por el número de pensionistas que hay, sino porque han estado toda su vida trabajando y luchando para tener una calidad de vida cuando son mayores y, ahora, nos estamos encontrando que esta calidad de vida no es tal”, dice, por su parte, Joana Solsona, secretaria general de Pensiones y Jubilados de CCOO en el Baix Llobregat.

Menos todos aquellos que, con 55 años o más, fueron despedidos en estos años de crisis truncando toda una vida laboral de décadas: “Los parados mayores de 55 años han sido parados de larga duración que no han tenido ninguna opción de encontrar un nuevo puesto de trabajo y que han caído y caen en bastante depresión. Se acaban desvinculando bastante de todo el sistema y cuesta poderlos mantener en él”, explica antes de considerar que son “el colectivo más afectado”.

Aun todas las dificultades, nuestra gente mayor ha sido durante la crisis “el cojín social que han cohesionado la sociedad” ante las dificultades de sus hijos: “han ayudado a familias que habían perdido sus puestos de trabajo, acogiéndolos en sus casas, cargándose a las espaldas las hipotecas…”.

Una labor que se tendría que visibilizar más y reconocer: “Muchos jubilados hacen una labor invisible desde el punto de vista del sistema económico que tiene una función social. No sé si se tendría que remunerar o no, pero tendrían que tener una mayor visibilidad social y un valor”, dice Romero. “Como sindicato, reivindicamos el trabajo remunerado, pero hay otros que se tienen que valorar más porque también son importantes”.

Sin relevos en las empresas
La situación económica de esta última década no solo ha afectado a los trabajadores. Desde el punto de vista patronal, se ha detectado un problema con la falta de continuidad en los negocios: “Estamos muy sensibilizados con el hecho de que muchas empresas acaban mal porque no tienen a quien confiar su continuidad cuando el empresario se quiere jubilar”, dice Ramón Pons, presidente de Pimec en el Baix Llobregat y L’Hospitalet. En este sentido, la patronal de la micro, pequeña, mediana empresa y autónomos ha cerrado distintos convenios de colaboración con una decena de Ayuntamientos del territorio para impulsar el programa ‘Relleu Pimec’ con el que se hace un diagnóstico de la situación y necesidades de la empresa para buscarle ese relevo generacional. “Es verdad que ha habido en esto una falta de prevención”, matiza Agustí Miró, delegado territorial de Pimec en el Baix Llobregat y L’Hospitalet. “El sector comercio es uno de los que nos preocupa y nos ocupa mucho, porque hay una generación que no quiere seguir, pero curiosamente las posteriores sí. Entonces, hacemos un trabajo de planificación para que, tras un gestor, sea el nieto que acabe dando vida a la empresa. Al final, lo que nos preocupa es que se pierdan puestos de trabajo”.

El tsunami de la crisis afectó a todo tipo de empresas de sectores diversos y tamaños, incluso, las de tipo familiares que, precisamente, priorizan la estabilidad por delante incluso de la maximización de beneficios. “Sufrieron mucho porque los bancos cerraron el grifo de la financiación a todos y por el problema de la morosidad”.

Pasado el tsunami, quien ha sobrevivido se encuentra ahora en una situación más confortable “mejor apalancadas, con más recursos propios, mejor acceso al crédito y externalizando más”. Sin embargo, quien no levanta cabeza es el colectivo de los autónomos que ven como tienen que cotizar el mínimo para llegar a fin de mes, lo que tendrá un impacto directo en su prestación de jubilación: “Nos preocupa el tema de las cotizaciones. Estamos haciendo mucha presión al Gobierno español porque vemos que los autónomos, por culpa de la crisis y por salvaguardar los pocos márgenes que tienen, se ven obligados a cotizar el mínimo”, explica Miró. “Estamos planteando poder cotizar más si un mes te va muy bien, así como poder cotizar, en lugar de por meses, por días o horas como se hace en el extranjero”. La respuesta, en cambio, del Gobierno es la de derivar a hacerse planes privados de pensiones; algo inviable, precisamente, en un momento de dificultades. En este contexto, y con un problema de pérdida de poder adquisitivo, Pons y Miró comparten que, efectivamente, los autónomos que se jubilan hoy lo hacen en peores circunstancias que los que lo hacían hace 15 o 20 años.

Por otro lado, defienden sacar partido de su experiencia: “Las personas, hoy en día, se forman hasta los 25 años; luego lo hacen trabajando hasta los 35; de los 35 a los 55 son años de actividad diaria frenética; después toda esta gente tiene mucho potencial. Hay ‘seniors’ que se dedican sin cobrar a enseñar a los jóvenes. Con 60 años tienes un conocimiento que se tiene que aprovechar; se puede aportar mucho. Tenemos que buscar la forma de transferir este conocimiento a los jóvenes”, dice Pons que tiene, precisamente, 65 años y en lo que menos piensa es en jubilarse.

Objetivos para hurtos y estafas
Por sus características de avanzada edad, pero también por sus habituales circunstancias o simple desconocimiento, este colectivo es uno de los más desprotegidos y que más preocupan desde el punto de vista policial. De hecho, hemos notado en los últimos años una creciente preocupación en las juntas de seguridad por la gente mayor.

Fundamentalmente por dos tipos de delitos, los más habituales: los hurtos por descuidos en la vía pública y las estafas, especialmente, por parte de personas que simulan ser instaladores oficiales de compañías de gas. A estos se sumaron, sobre todo, durante la crisis, los robos con violencia a partir de tirones o siguiendo a la víctima hasta sus portales, en concreto, los llamados ‘cogoteros’, personas que sigue a la gente mayor después de salir del banco o de sacar dinero del cajero hasta que logran quitárselo. Para concienciar al colectivo, Mossos d’Esquadra ha realizado, en 2017, un total de 45 sesiones informativas para el colectivo en todo el Baix Llobregat y L’Hospitalet, a través de las llamadas oficinas de relaciones con la comunidad. III


  • Sede comarcal del Baix Llobregat


  • Joana Solsona, secretaria general de pensiones y jubilados de CCOO del Baix, junto a Josep Maria Romero, secretario general de la Unión Intercomarcal


  • Muchos de los voluntarios de Cáritas de la Diócesis de Sant Feliu son personas mayores de 65 años

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