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¿Preparados para la revolución industrial 4.0?
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¿Preparados para la revolución industrial 4.0?

Por Francisco J. Rodríguez
viernes 01 de junio de 2018, 04:46h
El 10% de los robots de industrias de toda España están en Seat Martorell, convirtiendo a la comarca en punta de lanza de la industria 4.0. El nuevo paradigma productivo afecta a todo tipo de empresas y podría amenazar la continuidad de miles de puestos de trabajo.

  • Un trabajador de Seat de la cadena de montaje enfundado en un exoesqueleto


  • La coreografía de los robots, una de las estampas más llamativas de la industria 4.0

Entre cinco y seis brazos metálicos moviéndose al unísono cargando piezas de considerable tamaño de arriba a abajo, soldándolas y pasándolas al siguiente nivel de la cadena. Combinan movimientos rápidos y certeros con otros más gráciles y hasta delicados. Todo esto en el espacio de su comedor o de la sala de la cafetería donde está leyendo estas líneas. Y ni tan siquiera se rozan, en lo que es una auténtica coreografía de los nuevos tiempos. Estos son solo algunos de los 2.000 robots de la fábrica de SEAT en Martorell, que cada día a las cinco de la mañana comienzan su jornada laboral de la mano de otros 1.700 trabajadores de carne y hueso. La industria 4.0, y por consiguiente la robotización, es ya una realidad, y el Baix Llobregat es la punta de lanza de esta transición tecnológica: y es que el 10% de los robots de toda España se encuentran en esta planta.

Robots inteligentes que transportan al día 23.800 piezas al día y recorren 436.000 kilómetros al año –la distancia que hay entre la Tierra y la Luna-, siguiendo unas vías magnéticas subterráneas que marcan las rutas a lo largo de los diferentes talleres de la planta. Los hay de todos los tamaños, desde los pequeños que miden poco más de un metro a sus hermanos mayores de hasta seis. Máquinas que detectan a los trabajadores a su paso y les avisan para evitar sustos e incluso otras en donde los operarios se introducen para facilitar las tareas y evitar trabajos en posiciones poco ergonómicas. Auténticos exoesqueletos que, salvando las distancias, recuerdan a películas como Avatar o Robocop. Lo descrito en las líneas anteriores es el ejemplo más palmario de esta industria 4.0 o cuarta revolución industrial en la comarca, la de la conversión de las fábricas en Smart Factories, pero esta transición no se reduce tan solo a la llegada de robots a las industrias: los cambios digitales y el nuevo paradigma productivo obliga cada vez más a empresas de todo tipo a renovarse. Esta necesidad ha sido detectada y tanto desde el ámbito público como desde el privado se están poniendo manos a la obra para afrontarla. De hecho, en el Baix Llobregat ya han surgido iniciativas al respecto, como el acuerdo al que llegaron los ayuntamientos de Sant Just Desvern y Sant Feliu para impulsar la industria 4.0 el pasado mes de octubre. El objetivo era ofrecer un servicio de consultoría a las empresas para que dieran el salto a la automatización y la digitalización.

“En 3 o 5 años se producirá un cambio radical en las empresas y desde ya han de estar preocupadas en adaptarse”, confirma M. Ángeles Tejada, directora general de Public Affairs de Randstad España, que participó en unas jornadas a mitades de mayo en la sede de Planeta Formación y Universidades, en l’Hospitalet. Un conferenciante de aquellas jornadas, Miguel Arjona, director de I+D de Altran, suscribió las palabras de Tejada y puso de relieve la velocidad a la que se están produciendo los cambios. “Lo que antes pasaba durante 50 años, ahora está pasando en tres”, remarca Arjona.

Ponerse al día
Ante esta premura, ¿están preparadas las empresas de la comarca para enfrentarse a este reto? “Es algo con lo que van a tener que lidiar”, responde categórico el profesor especialista en industria 4.0 de la Universitat Politècnica de Catalunya Cecilio Angulo. El docente hace una distinción entre las grandes compañías, que están “más o menos al día y que ya llevan la automatización en su ADN”, y las medianas y pequeñas, un ámbito en donde Angulo considera que se está jugando el partido. “Van saliendo del paso y han ido automatizando procesos”, explica Angulo, que destaca mucho durante la conversación que mantiene con El Llobregat la necesidad de que las Pymes “entiendan que han de meterse en este mundo”.

Preguntados sobre esta cuestión, desde la Asociación Empresarial de l’Hospitalet y Baix Llobregat (AEBALL) consideran que “muchas empresas son conscientes de que han de ser innovadoras”, en palabras de Rosa Fiol, directora general de la organización. No obstante, Fiol reconoce que muchas de estas nuevas tecnologías “son difíciles de incorporar”, tanto desde el punto de vista cultural como económico. Es por este motivo, prosigue, que AEBALL tiene como meta “acercar las nuevas tendencias a las empresas”.

Sea como sea, este cóctel al que se enfrentan las empresas contiene más ingredientes que la mera adaptación de los procesos productivos. ¿Cómo serán las nuevas relaciones laborales que se generen?

1 de cada 7 trabajos desaparecerán
Así como la era de la robotización, el debate sobre el impacto de ésta en el mundo laboral no ha hecho nada más que empezar. Y los argumentos esgrimidos son potentes y a la vez preocupantes.

Según la OCDE, la cuarta revolución industrial hará que se pierdan, al menos, casi 66 millones de empleos en todo el mundo. Esto significa que uno de cada siete puestos de trabajo actuales desaparecerá pronto. En apenas un decenio, añade la organización, y focalizado en los países más industrializados. Se trata de un informe hecho público en abril en donde también se indica que el 32% de los mercados laborales de estos países se verán sometidos a “cambios considerables”.

Variaciones radicales que también atisba el director de Planeta Formación y Universidades, Carlos Giménez, que dio el pistoletazo de salida a las jornadas sobre digitalización en l’Hospitalet augurando que en pocos años el 10% de los trabajos actuales desaparecerán, mientras que entre el 30 o 40% cambiarán para siempre. “La automatización va a quitar trabajo, que no puestos de trabajo”, tranquiliza Angulo, que se pregunta si tiene sentido que un empleado tenga que encargarse de según qué tareas de manera manual durante toda una jornada laboral. “Los robots ayudarán a las personas”, concreta el profesor de la UPC. Pero sea como sea, el temor y preocupación por la presumible destrucción de empleos es patente.

En este sentido, el secretario comarcal del sindicato CGT, David Nicot, afirma que cada cambio industrial a lo largo de la historia “ha supuesto un prejuicio para la clase trabajadora”, aunque reconoce que con la automatización se pueden mejorar condiciones de trabajo. Por su parte, el secretario general de CCOO Cataluña y trabajador de Nissan en la comarca, Javier Pacheco, insiste en que “no hay que dejar de lado a las personas” en un proceso de cambio que, dice, “reformará” la relaciones laborales entre trabajadores y empresa.

Los sindicatos, “a la vanguardia”
Con estos datos en la mano, ¿qué papel han de jugar los sindicatos en esta revolución industrial? Para Pacheco, se han de poner “a la vanguardia” para poder dar una respuesta al nuevo marco laboral. Un nuevo panorama en el cual se destruirían puestos de trabajo de menor cualificación, coinciden los sindicalistas consultados por esta publicación. “El trabajo que antes tenían que hacer 30.000 personas ahora lo pueden hacer 8.000 con la automatización”, pone como ejemplo Vicenç Rocosa, secretario general de USOC en el Baix Llobregat. “Se ha substituido mano de obra por nueva maquinaria, sí, pero se ha creado ocupación”, prosigue Rocosa, que describe estos nuevos puestos de trabajo como “de más alta cualificación”. No obstante, Rocosa alerta del peligro de que la subcontratación de ciertos trabajos a otras empresas prolifere, dando como resultado un panorama de empleos de baja cualificación, salarios a la mitad y peores condiciones.

Sobre esta cuestión las empresas lo tienen claro. Desde Seat coinciden en que la robotización “no destruye empleos” sino que “crea otros de más calidad”: desde trabajos de vigilancia de las nuevas máquinas o incluso de diseño. Y, en la línea de lo que comentaba el profesor Angulo con anterioridad, “elimina tareas difíciles” que en el pasado podían degenerar en lesiones para el trabajador de una cadena de montaje.

Se trata de una opinión muy en la línea de la de Tejada, de Randstad, que cree que la automatización “favorecerá la contratación” y que se destruirán empleos de baja remuneración por máquinas. Aquí, no obstante, considera clave fomentar la formación de los empleados para que puedan adaptarse al nuevo paradigma.
Fiol, de AEBALL, coincide en que “más que una pérdida de trabajos”, la digitalización y robotización traerá consigo en el futuro inmediato “un cambio en los puestos de trabajo”. En este sentido, será necesario “un aumento de la cualificación y un contínuo desarrollo de las habilidades digitales de los trabajadores”, los cuales “se tendrán que adaptar a los nuevos requerimientos de los empleos”, como por ejemplo, y en esto coincide con otros expertos, supervisar los robots.

Quien también considera que la nueva era será beneficiosa para los trabajadores es Jordi Marín, director de Microsoft Cataluña. En las jornadas en Planeta en l’Hospitalet defendió que la digitalización permitirá “más flexibilidad laboral” que, a su vez, “ayudará a compatibilizar el trabajo con la vida privada”. Un posicionamiento diametralmente opuesto al de Nicot, de CGT, que avisa que “es perjudicial” estar conectado al trabajo las 24 horas, por el peligro de aumento del estrés que puede conllevar.

Lo que está claro es que las relaciones laborales habrán cambiado en pocos años. Sobre este aspecto, Fiol se atreve a augurar que éstas tendrán que ser “mucho más flexibles”, ya que dejaremos de tener trabajos “para toda la vida como ahora”, para pasar a estar en nómina “probablemente” en varias empresas, que serán nuestros clientes, una figura parecida al autónomo pero no necesariamente igual que “será necesario crear y delimitar legalmente”. Una cuestión sobre la cual se está comenzando a debatir, como por ejemplo en PIMEC, que celebrará el 4 de junio unas jornadas para reflexionar sobre la digitalización de las empresas y el futuro del mundo laboral y las relaciones empresa-trabajador.

¿Tributarán los robots?
Parece un debate de ciencia ficción, pero con la más que presumible sustitución de miles de puestos de trabajo por robots se hace necesario abordar la cuestión de si estos cotizarán y contribuirán de alguna manera al fisco o de cuál será su estatus legal en el futuro. En este sentido, la Comisión Europea se ha adelantado con un informe en el que ya ha empezado a estudiar esta cuestión, al menos para los robots más sofisticados.

Entre otras, se propone la creación de una agencia europea para la robótica, la elaboración de un código de conducta o que se pague una cotización a la Seguridad Social por cada uno de ellos. Medidas para regular unas máquinas que llevan años entre nosotros u otras que están comenzando a dar los primeros pasos, como los coches sin conductor o los drones.

Acciones a priori necesarias, ya que la adaptación de la legislación a los nuevos tiempos, al menos en España, “es muy lenta”, según lamenta Fiol. Pero este debate va más allá todavía e incluso algunos sindicalistas se preguntan si estas máquinas podrán afiliarse a los sindicatos, como es el caso de Pacheco, que en una comida informativa en la Cambra de Comerç a principios de mayo dejó caer esta cuestión al público presente. “¿Quién se encargaría, pues, de pagar la cuota?”, preguntó Pacheco. Y en el caso de los coches autónomos que ya circulan por algunas calles de Estados Unidos, ¿quién pagaría las posibles infracciones que cometiesen? “Es que no cometerían ninguna, porque están programados para ello”, responde convencido Arjona.

Muchas preguntas, algunas aún sin respuesta –de momento- y que a menudo generan una sensación de desasosiego o salto al vacío. Sin embargo, quizá el árbol no nos deja ver el bosque. “Estos avances tecnológicos nos asustan porque creemos que todo está cambiando rápido”, reconoce Arjona, de Altran, “pero no somos capaces de ver lo que ha de venir aún. Estamos todavía en pañales”, añade. Difícil saber si esta afirmación ayuda a diluir miedos o los incrementa aún más. En pocos años lo veremos.

“Personas electrónicas”, “botón de la muerte”... Un debate con tintes filosóficos

Considerar a los robots más sofisticados, delimitados estos por el concepto de inteligencia artificial, como “persona electrónica” con “derechos y obligaciones” o crear un “botón de la muerte” para desconectarlos en caso de que pongan en peligro la vida de una persona. No es ciencia ficción, reiteramos, son algunas de las cuestiones que se está preguntando ahora mismo la Comisión Europea.

En honor a la verdad, no obstante, hay que decir que la gran mayoría de los robots actuales no son humanoides y que, de hecho, conviven con los seres humanos desde hace tiempo. Pero pese a este hecho, la Unión Europea se quiere adelantar a las posibles legislaciones que cada país realice en un futuro próximo de manera individual.

El horizonte de peligrosos replicantes que llevan a cabo trabajos penosos en colonias exteriores de la Tierra y que se rebelan contra el yugo humano, que nos mostró magistralmente el Blade Runner de Ridley Scott, queda lejos, si no inalcanzable. Aún y así, todavía hay camino que recorrer en el aspecto legal y filosófico de la robotización. Un camino, no obstante, por el cual ya estamos transitando.


¿Qué se está haciendo en materia educativa?

Un pilar importante de la industria 4.0 es la de la formación. ¿Qué se está haciendo a nivel educativo en universidades e institutos? Los expertos concluyen en la necesidad de promover este tipo de formación para adaptarse a los nuevos tiempos. “En los próximos 5 años se crearán 1,2 millones de puestos de trabajo en España vinculados a las nuevas tecnologías”, explica M. Ángeles Tejada, directora general de Public Affairs de Randstad España.

En la comarca hay ejemplos destacables de iniciativas dedicadas a fomentar el conocimiento en robótica y digitalización, pero la realidad no es óptima aún. Si miramos las inscripciones a Formación Profesional de una ciudad como l’Hospitalet, veremos que la informática y la electrónica no solo no lideran el ranking de las más matriculadas, sino que más bien van a la cola –con el 12 y el 7% respectivamente del total de alumnos-. En este sentido, proyectos como la Jornada Programa, cuya décima edición tuvo lugar en el Citilab de Cornellà el 26 de mayo, buscan el intercambio de experiencias entre profesores de primaria y secundaria interesados en el uso de la programación y la robótica en sus entornos de aula. Se trata de un intento de acercar esta materia no solo a los aficionados o versados en esta temática, sino también a los alumnos más jóvenes para que se habitúen a la misma.

Por otra parte, hay una creciente preocupación por unos contenidos que varían a la velocidad de la luz. “No puede ser que elaboremos contenidos en un año y que los estudiantes los estudien durante seis”, avisa Tejada en relación con la desactualización de las asignaturas a lo largo de las carreras universitarias. Sin embargo, desde la universidad se está al corriente de esta problemática y se le pone coto. “Yo cada año cambio un 20% de los contenidos tecnológicos de mis asignaturas porque si no dejan de tener vigencia”, afirma el profesor de la UPC Cecilio Agudo.

Sea como sea, el objetivo de la formación, clave para enfrentarse a los nuevos tiempos según los expertos, es “formar a empleados para que entiendan que una máquina no es una enemiga”. Palabras de Miguel Arjona, de Altran, que recuerdan a otros tiempos y nos retrotraen a ese miedo atávico del ser humano a la máquina, expresado siglos atrás con movimientos como el ludismo y la quema de la considerada pérfida maquinaria industrial que eliminaba puestos de trabajo.

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