La reivindicación por el patrimonio de L'Hospitalet toma altura

La pugna por el patrimonio histórico y natural de L'Hospitalet se está colocando, día tras día, en el centro del debate político. Ayer por la tarde, Can Trinxet acogió un acto organizado por el Grup de Patrimoni de la ciudad, formado por diversas entidades preocupadas por este aspecto como son el Centre d'Estudis, La Saboga, Defensem el Castell de Bellvís, No Més Blocs, Can Trinxet Viu y Protegim el Canal de la Infanta, que leyeron un manifiesto que reclama al gobierno municipal que ponga en marcha una comisión que se encargue de catalogar e impulsar acciones de protección del patrimonio local. En este sentido, aseguraron que el Plan Especial para la Protección del Patrimonio Arquitectónico (PEPPA) está caducado y que necesita renovación.

En esta línea, también querrían que se abriera un debate en la ciudad, "transparente y amplio", sobre qué se tendría que conservar y qué no.

Algunos de los participantes, como Ireneu Castillo, presidente de Perseu, hicieron un breve recorrido de la lucha por el patrimonio en L'Hospitalet, que arrancó con fuerza hace poco menos de una década, a partir de la plataforma Protegim en Canal de la Infanta. "Hasta aquel momento, parecía que el peso de defender el poco patrimonio que quedaba en la ciudad se concentraba sobre los pocos estudiosos que conocían la historia, de espaldas totalmente a la aparente apatía de la ciudadanía", recordó Castillo ayer en el acto en Can Trinxet. SIn embargo, esta actitud de "aparente apatía" que describía parece que ha ido cambiando, y ahora "hospitalenses de todos los orígenes y condición, preocupados e indignados por el futuro y el estado deplorable del patrimonio local, quieren, como nunca se ha hecho antes en nuestro municipio, hacer un frente común para pedir a los políticos medidas urgentes y políticas decididas a favor del patrimonio".

Cierto es que la preocupación por el estado de edificios históricos y zonas de especial importancia medio ambiental como Can Trabal ha crecido en los últimos meses, a raíz de la aprobación del Plan de Desarrollo Urbanístico Granvia-Llobregat -los detractores del cual denuncian que es "especulativo" y que eliminará la última zona rural de la ciudad-, o hechos que denotan una conservación deficiente, como la pared derrumbada en Can Trinxet hace unos meses, el techo caído del edificio de la Ópera en la calle Francesc Moragas o la cornisa que se desprendió de la fachada de l'Harmonia hace un año.