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Prohibido el paso

viernes 02 de noviembre de 2018, 01:37h
Como una autentica prueba de obstáculos se ha convertido el día a día de los vecinos de Castelldefels, que ven cada mañana como hay una nueva calle cortada, otra acera más levantada u otra valla que corta el paso.

La afición repentina del gobierno municipal por hacer obras y levantar literalmente la ciudad puede entenderse de muchas maneras, pero la verdad responde a una falta de planificación del trabajo diario, a una prisa supina de tratar de paliar el escaso cuidado y trato que han tenido por sus habitantes en casi 4 años de mandato.

Poco más de 6 meses nos separan de las próximas elecciones municipales. El tiempo ha pasado rápidamente y los deberes no se han hecho a tiempo. Ahora toca correr, improvisar, arriesgar y camelarse a los vecinos. Pero, aquella época en la que el voto era cautivo pasó afortunadamente a la historia, y hoy, nuestros ciudadanos exigen con razón un trabajo constante, ordenado, responsable, y sobre todo, que responda a las necesidades reales que tiene el barrio.

Castelldefels es una ciudad donde sus habitantes pagan muchos impuestos. Precios elevadísimos en una nueva burbuja inmobiliaria, valores catastrales desorbitados que conllevan el pago de importantes impuestos. Una ciudad dividida por grandes infraestructuras como son la vía del tren, la autopista y la autovía, que hacen necesario coser el territorio y dotar a cada parte de la ciudad de los servicios básicos que se deben ofrecer como cualquier otra población.

La realidad local es que prácticamente la totalidad de los servicios se ofrecen en el centro de la ciudad, y el resto de municipio queda relegado a pagar y callar. Ya es hora que los que gobiernan se den cuenta que ya no existen urbanizaciones en Castelldefels, sino barrios de vecinos que viven todo el año. Cortar vías de conexión entre el pueblo y la playa como la Avenida de la Pineda es un grave error. Reventar cada dos por tres la Av. Manuel Girona, cargarse el aparcamiento en Can Vinader o destrozar la hermosa pineda del Castillo están llevando al límite la paciencia de los contribuyentes que claman ya un cambio de timón al frente del consistorio. El reloj sigue avanzando y el tiempo se les acaba. Un nuevo horizonte se abre y algunos estamos dispuestos a dar el paso adelante que Castelldefels necesita. ¡Cuento contigo!

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