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Hacer negocio del mal ajeno
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Hacer negocio del mal ajeno

Por Francisco J. Rodríguez
viernes 07 de diciembre de 2018, 12:30h
Las ocupaciones ilegales de viviendas crecen día tras día en el área metropolitana.

La emergencia habitacional tiene muchas caras: las de la familia desahuciada por no poder pagar el alquiler o la hipoteca, la falta de vivienda protegida y asequible para colectivos con dificultades para acceder a una y los, en ocasiones, requisitos necesarios para conseguir financiación. Hay otra cara, a menudo escondida, que afecta a ricos y pobres. La ocupación de las viviendas, a veces auspiciada por grupos organizados que se dedican a estos menesteres.

Una problemática que se ha dado con especial ahínco en el barrio de la Torrassa, en L’Hospitalet, donde los vecinos hace años que denuncian la presencia de mafias que acceden a pisos abandonados, frecuentemente de bancos, para luego alquilarlos por precios que oscilan entre los 300 y 500 euros a familias que no tienen donde vivir. Esta manera de negocio con las desgracias ajenas es especialmente sangrante en una de las fincas de la calle Victoria Kent de la misma ciudad, al lado de la Ciudad Judicial, en el que hay decenas de pisos a la espera de ser adjudicados a familias que, ante el abandono, son ocupados.

Messi tiene vecinos okupas
Ocupa quien se queda sin casa y también personas que no están precisamente en una situación límite. Hablamos de ocupaciones de mansiones y grandes casas situadas en los mejores barrios. El empresario hospitalense Carles Garcia explica a El Llobregat una experiencia con la casa de su hermano en el Passeig del Mirador de Castelldefels, una zona de grandes viviendas donde viven famosos y estrellas del fútbol como el barcelonista Leo Messi. Se trata de una historia rocambolesca que arranca hace unos años, cuando el hermano de Garcia, Sebastià, se arruina tras unas fallidas inversiones y deja de poder pagar la hipoteca de una casa tasada en 5 millones en 2007. Antes del verano, Garcia descubre que el banco ha puesto a la venta la casa. Desde entonces, relata Garcia, sufren entradas esporádicas a la casa por parte de personas que destrozan el interior sin llevarse nada de valor.

Más adelante, en octubre, un grupo de personas ocupa la casa y se atrinchera dentro, prosigue el relato Garcia. Solo la intervención de los Mossos consigue desalojar la vivienda, pero a mitades de noviembre la vuelven a ocupar y, en este momento, ni policía local ni Mossos dan solución alguna –les dicen que el caso está en manos del juzgado estos últimos-, siempre según la versión de Garcia. De hecho, la policía local habría identificado en el interior de la casa, en ese momento, el comprador de la casa, que según el Registro de la Propiedad responde a las iniciales A. L. O.

“Sospecho que se trata de un grupo organizado”, denuncia Garcia, que dice estar pendiente de juntar todas las demandas que han presentado. Mientrastanto, afirma sentir una importante sensación de “desamparo”.

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