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La familia de Carles (tercero por la derecha), se reencuentra con la patrulla de Mossos que les atendieron. A la izquierda, David y Nèlida, los guardias urbanos que le practicaron las primeras maniobras de RCP.
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La familia de Carles (tercero por la derecha), se reencuentra con la patrulla de Mossos que les atendieron. A la izquierda, David y Nèlida, los guardias urbanos que le practicaron las primeras maniobras de RCP. (Foto: FJR)

El renacido de Pubilla Cases

Por Francisco J. Rodríguez
jueves 31 de enero de 2019, 23:47h
El Llobregat es testigo del reencuentro de un hombre al que cinco policías le salvaron la vida. La rápida actuación de los agentes, guardias urbanos de Barcelona y mossos, salvó la vida a Carles, que vuelve poco a poco a la normalidad.

Carles tiene 40 años y celebrará de ahora en adelante dos cumpleaños. El día en que nació y el día en que volvió a la vida. Concretamente el 25 de diciembre, cuando después de disfrutar de los suyos en una comida navideña en Pubilla Cases, en L’Hospitalet, la desgracia se cruzó en su camino. Una arritmia maligna le provocó una parada cardiaca que lo dejó al borde del abismo. Pero una serie de afortunadas coincidencias lo amarró a este mundo. El Llobregat ha podido conocer esta historia de primera mano con todos los protagonistas el mismo día de su reencuentro.

En segundos, Carles, sin historial de problemas cardíacos y hasta entonces deportista de crossfit, perdió la consciencia sentado en un sofá. Al instante, su hermana Nèlida -en avanzado estado de gestación- y su cuñado David, guardias urbanos de Barcelona, saltaron de la mesa y empezaron a practicarle la reanimación cardiopulmonar (RCP). Los gritos de la familia alertaron a una patrulla de Mossos d’Esquadra que se encontraba haciendo un servicio justamente en la misma escalera.

El primero en entrar, de paisano, fue Santi, que fue recibido como un ángel salvador por la familia. Al instante aparecieron sus otros dos compañeros, Juanjo y Ruth, que se alternaron en las maniobras de RCP junto con David y Nèlida. Ocho eternos minutos durante los cuales estabilizaron a Carles y evitaron un daño irreversible. Así se lo comunicaron los médicos a Marga, la mujer de Carles, una vez el SEM lo llevó al Hospital de Bellvitge, no sin antes estar hora y media reanimándole en la misma casa.

No fue hasta la una de la madrugada de aquel día que Marga supo que su marido había superado la prueba. Lo explica con la tranquilidad de ver que Carles muestra un aspecto saludable, pero aún con el susto en el cuerpo, emoción en los ojos y agradecimiento eterno a sus cuñados urbanos y a los Mossos que ayudaron en su reanimación y le salvaron la vida. Juanjo, el sargento, afirma que le costó asimilar todo lo que había pasado, así como Santi y Ruth. Y es que después de este servicio no tuvieron otra que seguir con su jornada. “Estamos acostumbrados a tratar con hechos delictivos y a llegar a los sitios una vez ya ha pasado todo y no se puede hacer nada”, reconoce Ruth, que se muestra muy feliz y satisfecha, junto a sus compañeros, de volver a ver a Carles y a su familia tras el día del infarto. Los tres agentes fueron al hospital a interesarse por el estado de Carles, aunque éste reconoce que no se acuerda. Un mes después de los hechos y tras 23 días de ingreso, Carles va recuperando la normalidad y mantiene el buen humor que, tal como se puede comprobar en el tú a tú, le caracteriza. Los médicos lo controlan y le han colocado un desfibrilador interno para evitar sustos.

Carles y su familia nunca olvidarán el día en que cinco policías coincidieron en un punto en el momento en que su corazón dio un vuelco. Ni ellos ni los propios agentes con los que se da la mano afectuosamente un mes después de haber renacido.

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