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El autor, Kike Calvo, en la plaza de los Enamorados de Cornellà.
El autor, Kike Calvo, en la plaza de los Enamorados de Cornellà. (Foto: FJR)

‘El Príncipe de la calle’: Amor, lealtad y navajas en el Cornellà de los 70

Por Francisco J. Rodríguez
viernes 05 de julio de 2019, 04:15h
El periodista Kike Calvo publica una historia de amistad y superación en plena Transición. Pandilleros y quinquis transitan por unas páginas plagadas de pasión y esperanzas.
Se sienta en uno de los bancos de piedra de la plaza de los Enamorados, quizá el rincón más cuco de Cornellà, y se queda unos instantes absorto mirando el recinto empedrado que ocupa su espacio central. “Aquí echábamos unos partidos de fútbol espectaculares”. Hemos quedado cerca con Kike Calvo, periodista cornellanense y autor de El Príncipe de la calle, una novela ambientada en el Cornellà de la Transición, un tiempo que define “de esperanzas”, pero también “de navajas”.

Calvo presenta su libro como “un homenaje” a la ciudad que le vio nacer, una historia de “superación, amistad y amor” protagonizada por Miguel Sarmiento, un pandillero de la Ciudad Satélite, San Ildefonso, que encajaría en películas del cine quinqui como Perros Callejeros o Deprisa, deprisa, cuya banda sonora actualizó Rosalía en la gala de los Goya con una nueva versión del Me quedo contigo de los Chunguitos. Calvo, sin embargo, no se siente del todo cómodo con esta aseveración. “Sarmiento es un quinqui en transición hacia una vida nueva”, sostiene.

Una fuente de recuerdos
Estamos un rato en la plaza de los Enamorados, punto de partida y final de la novela, y Calvo no para de evocar. “Recuerdo un partido en especial, en el que las porterías eran los bancos de piedra”. Lo dice sentado en uno de ellos, mientras simula cómo el cancerbero tenía que parar las acometidas rivales con los pies. El periodista cornellanense explica anécdotas de la plaza y hace fotos. Visitar un lugar como este, clave en el desarrollo de la novela y de su propia vida, ha accionado un mecanismo que hace aflorar recuerdos de aquellos años de cambio.

Mientras narra sus experiencias setenteras en esta plaza, un chaval de no más de 15 años hace parkour de banco en banco. La ciudad ha cambiado. “La vida de barrio de antes era rica en corazones y había solidaridad”, rememora Calvo. Hoy en día, por contra, “es difícil hasta saludarte con el vecino de rellano”, lamenta. No obstante, el periodista no cae en el sentimentalismo vacuo y reconoce que aquella época, la de los años 70 y 80, fue dura. “Había bandas, drogas y otras carencias”, sostiene. Algo que pone de manifiesto en su novela, que quiere ser un retrato de la España de esos años y de aquellos quinquis “que vivían y morían deprisa”.

Calvo habla de Sarmiento y sus aventuras en pasado, como si estuviera recordando a un conocido. Como si lo que está explicando hubiera pasado en realidad. Seguramente nunca hubo ningún Miguel Sarmiento pandillero en el Cornellà de los 70, pero su historia es la de muchos otros. “Hay un montón de Sarmientos en él, chicos de ese tiempo con los mismos problemas, idealistas y con espíritu de superación”, dice Calvo. De hecho, esta es una de las principales diferencias de su personaje con los que aparecían en el cine quinqui de los 70 y 80, precisamente las ganas de ir a mejor, cambiar de vida y salir de todo aquello.

Cruce de géneros y de caminos
Desde el bar de la esquina de la rambla con la plaza de la Iglesia, Calvo señala lugares que aparecen en la novela. Son los otros personajes, que junto con el Paco o el Chino, compañeros de andanzas de Sarmiento y con los que le une una lealtad inquebrantable, representan un cruce de caminos y de géneros. Porque en El Príncipe de la calle hay también sitio para una historia de amor imposible entre un pandillero y una chica bien, aderezado con el trasfondo histórico de la época, por el que el protagonista irá transitando al más puro estilo Aquellos maravillosos años o su versión española, Cuéntame.

Una novela que se une a las de otros escritores del Baix como el también cornellanense Toni Hill, el gavanense Albert Villanueva o Kiko Amat de Sant Boi, enmarcadas en una comarca que se reivindica como escenario extraordinario para ambientar ficciones.
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