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Brindar con el porrón de Abrera para conservar la identidad de un pueblo
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Brindar con el porrón de Abrera para conservar la identidad de un pueblo

viernes 20 de septiembre de 2019, 10:09h

La Fira Gastronòmica dels Porrons d’Abrera, del 27 al 29 de septiembre, acercará durante tres días la gastronomía propia del municipio basada en productos de proximidad

Abrera saca pecho de sus productos y su cocina. La segunda edición de la Fira Gastronòmica dels Porrons d’Abrera, que se celebrará del 27 al 29 de septiembre, pretende ser un lugar de visita obligado para los amantes de la buena cocina en torno al emblemático concurso del levantamiento del porrón.

Los restaurantes del municipio, con cocina basada en productos de proximidad, intentarán transmitir las tradiciones que nacieron cuando Abrera era un pequeño pueblo agrícola, así como el resto de la feria. La feria, organizada por el Ayuntamiento con la colaboración de AGT Baix, ofrecerá propuestas gastronómicas de aquella época en la que los payeses dominaban el territorio, actividades para toda la familia, exposiciones, eventos culturales y muestras de la actividad agrícola de antes y de ahora.

Todo comenzará, el viernes 27, con la recuperación del concurso de levantar el porrón en la calle Rebato. Calentando motores con el porrón de agua y de vino para entrar en un fin de semana con espacios gastronómicos en el parque de Can Morral, donde se ofrecerán platos que proponen los hostales y tabernas del pueblo, además de diferentes actividades como talleres de cocina, actividades infantiles y actuaciones musicales y de cultura popular.

Identidad e historia del ‘Porró d’Abrera’

Hace unas décadas, Abrera era conocido por los porrones: los hostales de la antigua Nacional-II, a su paso por el Rebato, ofrecían gratuitamente vino al viajero que pudiera y quisiera levantar con una sola mano unos porrones de gran peso. Todo comenzó cuando Joanet Juhera, a finales del siglo XIX, fundó un restaurante con un porrón gigante a la entrada: quien lograba levantarlo, bebía gratis. Tuvo tanto éxito que otra taberna de la calle, Cal Ginesta, lo copió y colocó dos porrones. Juhera subió su apuesta y puso tres porrones. Al final, ‘Els Tres Porrons’ fue el restaurante que se hizo famoso.

En los años 50 del siglo XX, otra familia del barrio, los Simó (de Cal Conradet) abrieron Los Cuatro Porrones. La actividad de las tres tabernas hizo famoso este tramo de la N-II, que muchos utilizaban para visitar Montserrat. Hacia 1970, se construyó una variante de la carretera principal (actual A-2), que liberó el Rebato del tráfico de vehículos, pero también hizo cambiar el negocio tradicional hostal a pie de carretera. Con todo, estos restaurantes permanecieron activos hasta entrado el siglo XXI.
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