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Zora, la pingüina
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Zora, la pingüina

Por Lluis M Estruch
viernes 06 de diciembre de 2019, 09:00h
Al retornar al mosaico yugoslavo, tras muchos años, he recordado a Zora, la guía serbocroata que trató de ocultar las tensiones internas de los llamados eslavos del Sur.

Zora, -’Amanecer’, en serbocroata- era hija de una pareja comunista, padre serbio y madre croata miembro de la “nueva clase” que denunció Dilas: corrupta y contradictoria. Nuestro grupo disfrutaba del viaje pese a las deficiencias del servicio turístico estatal, que abundaban, con un personal más torpe y desatento según el lugar. Los serbios hoscos, los croatas flexibles, los bosnios y kosovares atrasados respecto a los eficaces eslovenos. Un país, con el mismo idioma y raza, pero con diversos amos que le habían marcado.

Zora condenaba a sus compatriotas musulmanes por su estricto atavismo y en especial a las mujeres, que en un país laico e igualitario se supeditaban al varón.

Los yugoslavos en 1979 eran prósperos, pero vivían por encima de sus posibilidades. Zora discutidora y entrometida, bromeaba sobre ello y no se privaba de proponernos delicias fuera de programa. Una tarde tras una visita a un criadero de ostras, ya en Dubrovnik, se inició el terremoto de Kotor escala 6,4, con 200 muertos e importantes daños. Nadie nos avisó en el hotel, ninguna sirena sonó y tras el pánico inicial salimos todos a la calle; allá estaban los empleados huidos.

Al día siguiente Zora avisó de que el viaje seguía; Kotor destruida, el puente del Mostar afectado y el Mariscal Tito que por TV solicitaba ayuda internacional sin rubor. Zora y el chófer se mostraban reservados en informar. Así pues cuando ya en Macedonia nos despedimos para entrar a pie en Albania, sabíamos que los balcánicos no dan una importancia excesiva a los temblores.

Tiempo después, en 1991, estalló la guerra civil (92 mil muertos) que troceó el país; las visitas posteriores, difíciles por la guerra y las nuevas fronteras. Barcelona, generosa, creo el distrito XI para ayudar a Sarajevo, la ciudad donde empezó la I GM y la guerra civil entre eslavos.

Sé que a los opuestos a la desunión les llamaron “pingüinos”, y me preguntó si Zora ya madura y con doble pertenencia a Serbia y Croacia, fue una “pingüina” forzada a elegir o a exiliarse.
Pienso en una Cataluña mestiza que deba elegir con desgarro; en su larga y doble ausencia de gobierno, en el desprestigio internacional y la crisis económica. El cambio climático, ¿afectará a nuestros pingüinos?

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