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Inundaciones, la gran pesadilla de los campos agrícolas del Baix Llobregat
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Inundaciones, la gran pesadilla de los campos agrícolas del Baix Llobregat

viernes 06 de noviembre de 2020, 08:00h
Hace más de 30 años que no se invierte o renuevan las estructuras de canalización de agua en la zona agrícola del Delta del Llobregat (desde El Prat a Gavà) y los agricultores son los grandes damnificados.

Las lluvias torrenciales, cada vez más frecuentes, inundan los campos, desesperando a la payesía. Y mientras el campo lucha por su supervivencia, la administración pública se lava las manos y las instituciones se pasan la pelota de una a la otra.
Carles Faura, de la Cooperativa Agraria de Viladecans, afirma que “la situación es insostenible”. El principal problema de la zona es que las tuberías que canalizan el agua no son capaces de gestionar grandes cantidades de agua en poco tiempo, con lo que al sufrir lluvias torrenciales los campos se quedan anegados.

“Las asociaciones y los payeses ya no creemos en la palabra de la administración”, reconoce Faura. El Baix lleva varios años reclamando una inversión en las infraestructuras, pero ni l’Agència Catalana de l’Aigua (ACA), ni el Àrea Metropolitana (AMB), ni los gobiernos municipales ni la Generalitat se hacen cargo. La última vez que Lluís Ridao, director del ACA, se reunió con las diferentes asociaciones agrícolas se negó a visitar la riera de Gavà, uno de los principales puntos afectados, con el consiguiente enfado del sector. La administración propone un plan de estudio y ejecutar las actuación más urgentes entre 2021 y 2026, una solución que indigna a los payeses del Parc Agrari del Delta.

La propuesta de los agricultores es sencilla: mejorar las infraestructuras de evacuación del agua en los campos, invertir en la canalización de la zona y poder participar en una mesa con la administración, donde se pacten las soluciones. Carles Faura relata desesperado que la ayuda “es una necesidad urgente porque ahora mismo necesitamos de dos a tres días para evacuar el agua y las plantas se nos mueren” y no existen compensaciones públicas para este tipo de pérdidas.

El grito de socorro del Parc Agrari es cada vez es más fuerte. Agustín Serrano, de la cooperativa agrícola de El Prat, confiesa que “hoy en día, ser pages en el Baix es una vocación”. Sin respaldo ni ayudas económicas ni políticas, la agricultura tradicional está condenada a la desaparición. Por eso el campo insiste en que es “imprescindible” actuar ahora para salvarse. III

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