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David Garcia, Juda Lipcovich, Oriol Guitart y Sergi Tomico, los cuatro socios creadores de la cerveza artesana Cornelia
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David Garcia, Juda Lipcovich, Oriol Guitart y Sergi Tomico, los cuatro socios creadores de la cerveza artesana Cornelia

Cornelia se lleva sus barriles de gira

viernes 04 de diciembre de 2020, 08:44h
La cerveza autóctona de Cornellà se une a la marca La Tribu del proyecto Les Contrabandistes para servir en conciertos y eventos. Cuando se acaben las restricciones del covid-19 servirán birra en los bolos de Txarango y en los festivales Clòwnia y Esperanzah.

Puede que 2020 no sea el mejor año para embarcarse en nuevas aventuras profesionales. O Puede que sí. En un año loco, ideas locas. Como Les Contrabandistes, un proyecto cooperativo que se ha gestado bajo el auspicio del covid-19 y al que se ha sumado Cornelia, la cervecera artesanal de Cornellà. Les Contrabandistes ha sacado al mercado la birra más alternativa, solidaria y callejera que existe: La Tribu, un David de la cebada y el lúpulo que quiere plantar cara al Goliat del sector, ese que copa los anuncios veraniegos con sus frescos eslóganes y sus canciones pegadizas.

Les Contrabandistes y La Tribu, como sus propios nombres indican, no son nada amigas ni de multinacionales ni de grandes marcas ni de monopolios. Al contrario. Con toda la picardía del mundo, se han colado en el hermético mundo de la distribución de cerveza de barril en el calendario de festivales, conciertos musicales y eventos varios -hasta ahora dominado por las productoras más potentes- por su punto débil: el sector más radical y más antisistema. Y en un territorio hasta ahora vedado a la cerveza artesana: las barras.
Y si no hubiera sido por la pandemia, los contrabandistas de La Tribu ya serían los amos del tirador y los dos dedos de espuma en más de un evento de los llamados alternativos. Pero tendrán que esperar hasta el 2021 (coronavirus mediante) para estrenarse en bolos de nivel que ya tienen apalabrados, como la gira de Txarango, el festival Clòwnia y Festival Esperanzah. Y su irrupción en el mercado ya ha llamado la atención de otros certámenes similares y de organizadores de fiestas culturales y populares.

El fichaje de Cornelia no es casual. La cervecera de Cornellà se lo ha ganado a pulso y comparte la filosofía de trabajo “asamblearia y democrática” que se le exige a una contrabandista pues, además de fabricar y distribuir una buena cerveza, tiene como misión impulsar la economía social y solidaria. De locos. Pero así son sus cuatro socios David Garcia, Juda Lipcovich, Oriol Guitart y Sergi Tomico, todos cornellanenses de pura cepa que empezaron en 2014 fabricando birra artesana como hobby y han acabado haciendo de ello una profesión como fórmula para sortear la crisis. “Ninguno de nosotros se había dedicado a la hostelería antes”, reconoce Tomico.

Pero no les importó. Se liaron la manta a la cabeza y su aventura ya les está dando recompensas. Y como la unión hace la fuerza y para seguir prosperando, se han aliado con las cerveceras artesanas La Bordeta (Barcelona), Lo Vilot (Almacelles ), Capfoguer (Santa Coloma de Gramanet), Rosa de Foc (Vallbona d’Anoia) y Júpiter (El Pont d’Armentera) para crear y distribuir La Tribu,“una cerveza suave, apta para el paladar de todo el mundo y similar a las industriales” a esas mismas a las que quieren hacer la competencia en los bolos musicales y en las fiestas populares, avanza Sergi Tomico.

Pese al parón pandémico y a que solo tiene un añito de vida, el proyecto de Les Contrabandistes avanza viento en popa. “Vivimos de la cultura en la calle”, exclama el socio de Cornelia. Desde mediados de noviembre, los socios disponen de una tienda física en el barrio barcelonés de Gràcia (Barcelona), donde se venden las seis marcas de los cooperativistas y la etiqueta común de La Tribu. Pero aún hay más. Las últimas tretas de los extraperlistas bírricos van enfocadas al desarrollo de una tienda online compartida que se estrenará en breve.

Como el alcohol es uno de los enemigos naturales del SARS CoV-2 (aunque, evidentemente, usado de otra manera, que quede claro) los cerveceros de Cornelia no le temen a nada. A pesar de haber pedido a sus principales consumidores (restaurantes y festejos de Cornellà y aledaños) por los cerrojazos ahora venden a pequeños comercios y bodegas especializadas, con la esperanza puesta en su propia tienda on line, que está funcionando como un tiro. “Hemos notado que en los meses de confinamiento domiciliario o restricciones de movilidad aumentan nuestras ventas”, reconoce Tomico. Pues… ¡Salud! Y otra ronda. III

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