El transporte público se conjura para robar al coche un 3% de sus usuarios

Pero la pandemia ha puesto contra las cuerdas esa tendencia “pero el modelo sigue vigente, y pronto se va a recuperar el ritmo de hace solo un año porque existe una creciente concienciación general de que el vehículo privado impacta directamente en la contaminación y la emisión de gases de efecto invernadero”, puntualiza Conill.

Para recuperar el tiempo que el coronavirus ha sustraído a las previsiones de crecimiento del transporte público, desde el AMB se está impulsado el Plan Metropolitano de Movilidad Urbana (PMM) 2019-2014 que incorpora “numerosas medidas para potenciar el uso del transporte público como la calidad del servicio en la primera y en la segunda corona metropolitana, porque es el más equitativo, el que permite a todos ir al trabajo, a la escuela, a cualquier parte” adelanta Maite Pérez, responsable del Institut d’Estudis Regionals y Metropolitans de Barcelona (IERMB) y coordinadora del PMMU.

Maite Pérez avanza que durante los próximos cuatro la movilidad del territorio que abarca al Baix y L’Hospitalet “no pasará por el uso vehículo privado como ahora”. Lo predominante a partir de 2024, asegura Pérez, será “la movilidad sostenible: el uso del transporte público (sobre todo), pero también el uso de la bicicleta, el patinete eléctrico, el resto de Vehículos de Movilidad Personal (VMP) y los vehículos privados pero eléctricos o híbridos”.

El director de Movilidad Sostenible del AMB se atreve a vaticinar que en el próximo cuatrienio “el transporte público va a reducir en un 3% el uso del coche privado, lo que supondrá sacar de las calles entre 300.000 y 400.000 vehículos diarios en todo el entono metropolitano de Barcelona”.

Para lograr este ambicioso reto será necesario que el transporte público se ponga las pilas, con el fin de potenciar el uso del autobús, porque el metro ya cumple con las expectativas. Y si se quiere que el bus metropolitano -urbano e interurbano- gane nuevos pasajeros es imprescindible “que aumenten su velocidad comercial y sus prestaciones “, subraya la responsable del IERMB, de ahí que “se está reordenando el espacio público para que el transporte público circule con mayor agilidad”, apunta Maite Pérez.
Antoni Poveda, vicepresidente de Movilidad, Transporte y Sostenibilitat del AMB y alcalde de Sant Joan Despí, defiende que se debe “mejorar el Bus Metropolitano y hacerlo más atractivo para el usuario, porque es uno de los ejes vertebradores del transporte público en la metrópolis barcelonesa y un instrumento fundamental para combatir la contaminación atmosférica”.

El PMMU recoge un amplio abanico de actuaciones para arrebatar ese 3% de usuarios al coche. Entre las más prioritarias destacan la conexión de los dos ramales de la L9 del metro, resolver el problema del colapso del tramo central del suburbano, convertir la C-245 en una vial para autobuses de altas prestaciones (entre Castelldefels y Cornellà). Desde la AMB, también se presiona al resto de administraciones para que “aceleren” los proyectos para que la L1 del metro llegue hasta El Prat y la L3 a Esplugues y Sant Feliu, y se desdoble la R2 Sud de Rodalies entre Castelldefels y Sant Boi, entre otros. III