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Las policías locales y su papel en el secesionismo

Las policías locales y su papel en el secesionismo

Por Toni Sanz, presidente de la Plataforma de Policías Locales Represaliados por el Odio Nacionalista (PPL-RON)

martes 23 de febrero de 2021, 19:09h

Dentro de la nomenclatura de Policías Locales englobamos también a las Guardias Urbanas y Policías Municipales, absorbiendo a los Guardias Municipales que, aunque no son policías como tal, desarrollan funciones similares dentro de sus municipios. Dicho esto, y sin entrar en la historia de las policías locales, añadiremos ciertos datos que nos ayudarán a adentrarnos en la problemática actual.

Así pues y según el Idescat, actualmente en la Comunidad Autónoma de Cataluña hay más de 10.000 agentes de policía local distribuidos en 213 municipios de los 947 que componen la autonomía.

La Constitución Española en su artículo 148.1.22 y el Estatuto de Autonomía de Cataluña en el 164, el Gobierno de Cataluña tiene delegada la misión de la Planificación y la Regulación del Sistema de Seguridad Pública y la Ordenación de las Policías Locales.

El artículo 9.8 del Estatuto de Autonomía de Cataluña atribuye a la Generalidad de Cataluña la competencia exclusiva en materia de régimen local, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 149.1.18 de la Constitución, y el artículo 13.3 le otorga las competencias en materia de coordinación de la actuación de las Policías locales.

Se desarrolla dicha competencia en la Ley Orgánica 16/1991 de las Policías Locales. En ella se estipula que todos los municipios de más de 10.000 habitantes tendrán la potestad de crear cuerpos de policía local. También existe la posibilidad de crearse en municipios con menos habitantes cuando existan suficientes razones para que de forma excepcional el Departamento de Interior lo autorice de forma expresa.

Por tanto tenemos que los 10.000 agentes de policía local que se distribuyen en los 213 municipios, dan servicio directo a 51000.000 de personas, lo que se traduce en un 73% de la población total en Cataluña.

SISTEMA POLICIAL Y DE SEGURIDAD PÚBLICA

Dicho esto, y entrando en materia, exponemos que mientras el modelo de actuación de la policía de la Generalitat Mossos d’Esquadra (PGME) es supramunicipal, el ámbito de actuación de la Policía Local es municipal (salvo excepciones muy delimitadas que requieren comunicación y autorización de las autoridades).

Así, cada Policía Local es un cuerpo único, bajo la dirección superior del alcalde/esa, aunque el mando directo lo ejerce el jefe del cuerpo que será aquél mando con mayor graduación y veteranía.

El despliegue del modelo policial implantado en Cataluña nos deja las siguientes situaciones; municipios:

  • con Comisaría de Policía Local y Comisaría de Mossos d’Esquadra
  • solo con Comisaría de Policía Local
  • solo con Comisaría de Mossos d’Esquadra
  • sin comisarías

El Sistema de Seguridad Pública implica estrategias de coordinación y ello conlleva como tema prioritario implementar instrumentos, procedimientos y métodos de coordinación policial, tanto operativos como de información.

Así pues, el Departamento de Interior y la Federación de Municipios de Cataluña, en el marco de la Comisión de Policía de Cataluña, subscribieron un acuerdo en que se especificaban las funciones de cada cuerpo policial:

  1. La PGME es la policía de seguridad de Cataluña bajo las órdenes del Gobierno de Cataluña.
  2. Las policías locales están en condiciones de contribuir, según sus capacidades organizativas y funcionales, a las finalidades generales del sistema catalán de seguridad y policía.
  3. Los dos puntos anteriores obligan a una delimitación funcional y de servicios entre los cuerpos policiales presentes en el municipio, de acuerdo con las competencias de las administraciones respectivas.
  4. Sistemas de información mutua y de coordinación policial horizontal.
  5. La PGME es la responsable de prestar servicios centrales básicos e imprescindibles para el funcionamiento del conjunto del sistema, y de subministrar a las policías locales el soporte logístico que haga posible la integración de estas en el sistema global.

Es decir, existe una cierta dependencia funcional de las policías locales a la PGME.

LOS MUNICIPIOS DE CATALUÑA Y LA PROBLEMÁTICA ACTUAL

La Asociación de Municipios por la Independencia (AMI) es un conjunto de instituciones del mundo local, con la finalidad y objetivo de sumar esfuerzos para conseguir en un futuro próximo, la creación de un estado propio para Cataluña en el marco de la Unión Europea.

Según reza su manifiesto “Se trata de un movimiento que aglutina todas las sensibilidades políticas y que trabaja única y exclusivamente para la independencia de Cataluña”. 2 municipisperlaindependencia.cat

Se fundó en Vic el 14 de diciembre de 2011, y cuenta con la adhesión de 800 municipios e instituciones del mundo local, siendo su organigrama el siguiente:

  • El Presidente es el Sr. Josep M. Cervera, Alcalde de Port de la Selva.
  • La Comisión ejecutiva se compone de 25 alcaldes y concejales.
  • El Consejo Directivo se compone de 41 alcaldes y concejales, en representación de cada una de las comarcas catalanas.
  • La Asamblea General se compone por todos los alcaldes miembros.

Por tanto, como hemos visto nos encontramos ante centenares de jefes políticos secesionistas, con sus distintas casuísticas y excentricidades particulares, añadido a que existe una dependencia y subordinación al Gobierno de la Generalidad de Cataluña, condenado por secesión y con la proclama constante recalcitrante y amenazante de “Ho tornarem a fer”.

Al margen de ello, la Constitución Española de 1978, en su artículo 2, indica que la misma se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.

La gran mayoría de municipios de Cataluña están gobernados por políticos nacionalistas que aprueban y defienden la secesión de la Comunidad Autónoma del resto de España. Y como dicta el propio manifiesto de la AMI, su objetivo es conseguir la independencia.

Se llega al absurdo y a la perversión, cuando comprobamos que alcaldes de partidos presuntamente constitucionalistas se prostituyen ideológicamente por mantenerse en la silla, como el caso de socialistas del PSC, que forman parte de la AMI.

Así que si una persona, en este caso alcalde o concejal, es capaz de traicionar a sus principios ideológicos y morales por perpetuarse en el cargo, qué no será capaz de hacer con un subordinado que puede perjudicarle en ese cometido.

Pero como acabamos de exponer ello no cabe en nuestra constitución, por lo que deberán recurrir a métodos y medios antidemocráticos e ilegales para ello.

Si la politización de la PGME es más que evidente (véanse los últimos acontecimientos, sobre todo desde el fatídico 1 de octubre de 2017) con un gobierno catalán condenado por secesión, mucho más evidente pero menos mediático es la utilización de las policías locales para la consecución de sus ilegítimos propósitos, que no ideales.

Y esto se manifiesta sobretodo y con mayor dureza en los municipios pequeños, que es lo más habitual en todo el territorio Es en estos donde el contacto de los diferentes funcionarios policiales con los políticos es mucho más estrecho, directo y diario. Al hilo de esto, es habitual encontrar municipios en los que la Comisaría de Policía Local comparte edificio con el propio Ayuntamiento.

No podemos dejar de nombrar y hacer hincapié en que no pocos municipios basan su sistema de seguridad municipal en el personal interino, aquél que no goza de la formación suficiente para saber gestionar situaciones concretas y además tiene su voluntad secuestrada por el miedo a perder su empleo.

Además la casi totalidad de los actos pro-independencia surgen y nacen de movimientos vecinales y propuestas municipales, por lo que la acción de la fuerza pública municipal se circunscribe, básicamente, a su permisividad y protección.

Y bajo este último punto o inciso surge el gran problema al que lo políticos, y sus políticas, sumidos y empoderados por el odio a lo español, someten a escarnio y acoso a cualquier funcionario que difiera, critique, o se oponga a los postulados, órdenes y directrices manifiestamente ilegales.

No es difícil entender que en un municipio donde los mismos agentes estén a diario en las puertas de los colegios haciendo protección escolar, en cruces específicos a determinadas horas, y en otros muchos quehaceres diarios, los propios ciudadanos los reconozcan e identifiquen aún sin estar de servicio.

Llegados a este punto, la administración municipal comandada por el alcalde secesionista, utilizando para ello a todos sus peones e infraestructura propia, pagado todo ello con los impuestos de todos sus conciudadanos, se encargará de purgarlo con diferentes estrategias, que a grandes rasgos las clasificaremos de la siguiente forma:

  • Apertura de expedientes disciplinarios prefabricados y falsos
  • Humillación ante sus compañeros
  • Amenazas constantes de mandos y políticos
  • Denigración profesional con tareas inapropiadas
  • Estigmatización ante la ciudadanía, al señalarlo como el agente subversivo

Debemos añadir aquí que nuestra experiencia nos demuestra que existen lazos, entre ayuntamientos y Dirección General de la Policía, que llevan a la “utilización” de diversos mandos policiales, los cuales son llamados con el objetivo único de instruir estos expedientes disciplinarios.

Esta es una “enfermedad” que se sufre en silencio. Los diferentes agentes acosados intentan por todos los medios no aparecer ni señalarse, intentando permanecer en el anonimato pensando que así podrán defenderse mejor de los ataques de la administración.

Encontramos infinidad de compañeros a los que les abren sistemáticamente expedientes sin sentido; hasta 10 en poco tiempo hemos tenido conocimiento.

Ellos saben que juegan con el tiempo, los recursos y el dinero. Saben incluso que cuando llegue una sentencia esta será muy probablemente favorable al agente, pero durante años habrán conseguido su objetivo, deshacerse de él para siempre o durante un largo tiempo, y un toque de atención al resto o como se suele decir coloquialmente un “aviso a navegantes”.

Pero esto el político no lo puede hacer solo, necesita mimbres o peones que trabajen a sus órdenes. Es por ese motivo que durante años, en muchos municipios de corte independentista, la promoción a los diferentes puestos de mando no se ciñe a los principios que marca el ordenamiento jurídico (igualdad, mérito y capacidad, transparencia y seguridad jurídica), sino que son puestos a dedo para agentes sin ética y sin escrúpulos. Algunos de ellos son independentistas, aunque la mayoría no lo son, pero simplemente siguen el juego porque anteponen su ego particular a la deontología policial.

No son pocos los casos en que los agentes han sufrido ataques a sus bienes (casa, coches) o acoso por la calle, incluso andando con sus parejas e hijos, por parte de ciudadanos alentados, empujados y promocionados por sus propios gobernantes.

El daño moral, psicológico, económico y físico puede ser extremadamente grave e irreparable, habiendo muchos compañeros que han perdido su casa y su estabilidad familiar, abandonan su profesión, y hasta en el peor de los casos abandonarse por completo y quitarse la vida.

No es sencillo imaginarse cuanto dolor, y por cuanto tiempo, debe haber soportado una persona para decidir suicidarse como fin a sus problemas.

Pero no debemos olvidarnos que detrás de un suceso tan cruel existen unos padres, parejas, amistades, pero sobretodo hijos menores que por su especial vulnerabilidad pueden sufrir secuelas muy graves que los acompañarán a lo largo de su vida.

Los casos de suicidio son complicados de sacar a la luz, ya que debemos preservar la intimidad y la voluntad de sus familias, que quieren mantenerlo en el más absoluto silencio. Pero sin embargo no podemos obviar que de vez en cuando nos sobrecoge el alma al recibir la desagradable noticia que un compañero de comisaría, o colega de otra comisaría, o compañero de este último, se ha quitado la vida después de no poder soportar el asedio constante por parte de sus mandos y políticos, que con su odio y sumado a su mediocridad, tortura a sus subordinados y familias.

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