www.elllobregat.com
Un árbol genealógico para el archivo municipal de Sant Joan Despí
Ampliar

Un árbol genealógico para el archivo municipal de Sant Joan Despí

viernes 07 de mayo de 2021, 08:00h
La masía Can Codina, la que la leyenda cuenta que dio cobijo a San Francisco de Asís en 1214, dona su cuantioso y rico fondo documental a la ciudad

Cuenta la leyenda que en 1214, regresando del Camino de Santiago, San Francisco de Asís pasó la noche en la masía de Can Codina, en Sant Joan Despí.El monje pidió refugio a la familia que la habitaba sin identificarse y se alojó en una alcoba. A la mañana siguiente, cuando los payeses fueron a despertar al religioso, descubrieron que se había esfumado, aunque había dejado un rastro de su paso por la casa: una figura suya pintada en la pared que todavía se conserva.

La historia posiblemente es una invención, pues no se tiene constancia escrita de ella hasta la publicación en 1698 de la Crónica seráfica de San Francisco de Asís de Fray de Damian Cornejo. No obstante, existen indicios de verosimilitud porque el caserón está junto al antiguo Camí del Mig y al Camí Ral, rutas muy transitadas en la época. Pero la pernoctación del santo sigue siendo un enigma.

Hace solo un par de meses, el actual propietario de la masía, Honorio Sánchez, donó al archivo de Sant Joan Despí todo el valiosísimo fondo documental que se hallaba en su interior, incluidos “pergaminos muy significativos de los siglos XV y XVI, manuscritos del siglo XVIII y una espléndida biblioteca eclesiástica de hace tres siglos más propia de una iglesia o de un convento” indica Raúl Sanz, el archivero municipal.

Pero en el legado no se encuentra ningún vestigio del tránsito del santo por la masía, más allá de un conjunto de goigs (gozos) que glosan el litúrgico pasaje del retorno del Camino de Santiago y la noche en Can Codina. Pero poco importa, la leyenda ahí sigue. Incluso aunque se sabe que la imagen del santo que vela la habitación que le dio cobijo se pintó en el siglo XVIII. La familia Codina siempre ha mantenido viva la tradición “celebrando una misa en su honor en la festividad de San Francisco de Asís, un día en el que la masía se podía visitar”, hasta que hace un lustro se vendió, relata Sanz.

Hay más mitología franciscana vinculada a Can Codina. Se dice que durante la Guerra de la Independencia (principios del siglo XIX), el caserón fue asediado por tropas francesas, pero que éstas huyeron al vislumbrar unas extrañas luces y unos monjes en las ventanas. “Es cierto que la masía tiene un aire misterioso”, reconoce el archivero municipal.

Sí que existe una última profecía atribuible al caminante que se ha cumplido. El mito sostiene que el santo italiano vaticinó a la familia que, mientras vivieran en la casa, siempre tendría un hereu (un heredero varón). Y así ha sido. Hace justo un siglo, los entonces propietarios decidieron mudarse a Sant Feliu. Pasaban los años y no tenían hijos. En vistas de que la saga se truncaba, el matrimonio optó por regresar a la vieja casa… Y hubo descendencia.

La continuidad en el tiempo del clan Codina queda patente en el documento más relevante del legado de la masía que ha pasado a ser patrimonio de la ciudad. Se trata de un árbol genealógico completo de la familia, desde que se instaló en la masía en el siglo XVI hasta el siglo XX. El vestigio es muy importante, destaca Raúl Sanz, pues “durante la Guerra Civil se quemaron los registros de la parroquia”, borrando las huellas del pasado de la casa.

Pero el árbol genealógico viene a recomponer el linaje. “Aparecen todas las generaciones. Es muy interesante porque hasta consta la profesión de las personas que fueron más relevantes, como varios rectores parroquiales e incluso un profesor de teología de la Universidad de Barcelona del siglo XVIII”, revela Sanz. Es probable que la preciada biblioteca desempolvada en el caserón fuera suya. III

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (5)    No(0)

+
0 comentarios