Vallirana luce la cuna de la espeleología

Norbert Font i Sagué era cura pero fue más conocido en sus tiempos como geógrafo y, sobre todo, por ser “el precursor de la espeleología”, explica Gemma Gou, presidenta del Centre Excursionista de Vallirana (CEV). Font i Sagué fue el pionero en explorar las incontables grutas y simas del macizo del Ordal, entre Vallirana y Begues, donde en 1897 descendió hasta el fondo del pozo de Can Sadurní (de 84 metros de profundidad), una enorme hazaña para la época, que ha pasado a los anales de la historia.

Con el sacerdote como referente y con una oscuridad absoluta “como la del interior de una cueva”, explica Gou, arranca la visita por el centro de interpretación de la espeleología que acaba de habilitarse en el noble caserón de Can Capellades, la sede del CEV. Se trata del primer centro museístico “para el descubrimiento de la espeleología de Cataluña y está pensado para escolares y familias”, destaca Sandra Farreras, técnica de Turismo del Ayuntamiento de Vallirana, que colabora con el proyecto. El espacio tiene como misión que el municipio recupere el meritorio lugar que le corresponde “como cuna de la espeleología en la promoción y la práctica de este deporte”, subraya Farreras.

Vallirana es un destino imprescindible para los espeleólogos. Enclaves emblemáticos, como el Avenc dels Geòlegs o las siete cuevas de la Penya Escardada, están los fines de semana tomados por los amantes de este deporte, que guarda sus hallazgos casi en secreto. Aunque ahora nada es como hace un siglo, cuando todo estaba por explorar y se bajaba a los abismos calcáreos del Garraf “con un casco de los Bombers de Barcelona y una lámpara de carburo”, describe Gemma Gou y señala un retrato de una mujer de 1908 colgada en una de las paredes que lo constata.

El centro de interpretación, que ha costado 25.000 euros, está formado por dos salas contiguas conectadas por unos estrechos cajones cuadrangulares,de madera que reproducen las angostas ‘gateras’ por las que se accede a la mayoría de las cavidades. Pero, ojo, que esa entrada es solo para niños. Los adultos mejor que ni intenten colarse porque “no es fácil ”, advierte Farreras

.La sala del interior reproduce bellísimas estampas de cuevas y simas de todo el Mediterráneo tomadas por el fotógrafo Víctor Ferrer. Aunque la joya de la corona es un fotomontaje de seis metros de ancho que combina 300 instantáneas tomadas por 14 cámaras de todo el mundo y en el que está reproducido lo más selecto de las entrañas de la Tierra, desde cuevas de hielo a cámaras con pinturas rupestres, pasando por túneles en el interior de volcanes o grutas submarinas.

“La espeleología es un mundo desconocido y hay muchísimas cosas que no se han descubierto aún”, asegura la presidenta del Centre Excursionista de Vallirana. Una metáfora de la inmensidad ignota que duerme bajo las montañas son las bocas de las cuevas y las simas, pequeñísimas, nimias, comparadas con lo que se esconde en su interior. Son la punta de un iceberg.

La intención del ayuntamiento y del CEV es que el museo sea “un punto de atracción turística” y empiece a recibir visitas de grupos escolares, que serán acompañados en el recorrido por un guía, en septiembre. Las impactantes profundidades de la Tierra les esperan. III