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Todo el mercado posible, todo el Estado necesario

Por José Ángel Carcelén
sábado 02 de abril de 2022, 18:21h

El pasado 24 de marzo celebramos en Sant Boi la tercera edición de Techcities, la que seguramente ya podemos considerar la jornada de reflexión de referencia en nuestro país sobre agendas urbanas, y una de las principales conclusiones de la misma fue que la gestión del hecho urbano en nuestros días debe abordar de manera simultánea las dimensiones medioambiental, social y económica.

Ello significa que en el caso del suministro y el consumo energético las políticas públicas que promueven la transición hacia un modelo energético más sostenible, uno de los pilares de las agendas urbanas, deben acompañarse de otras medidas que favorezcan la igualdad de oportunidades a la hora de consumir y pagar esa energía, especialmente en el caso de las personas y colectivos más vulnerables. El progreso de las ciudades pasa necesariamente por la equidad.
Tiene sentido por tanto que en un momento inflacionista de las tarifas de la luz, el gas y el agua, los poderes públicos también intervengan sobre el mercado energético para garantizar esa equidad. Por ello, son sin duda acertados los esfuerzos del Gobierno de España de crear a corto plazo un marco normativo a escala europea para tratar de reducir la factura energética de los contribuyentes y empresas. Medidas como desacoplar el precio del gas, disparado por la guerra de Ucrania, del de la electricidad o pedir a las empresas eléctricas que operan en España que incrementen su contribución para la cobertura del bono social para consumidores vulnerables son del todo necesarias en el contexto actual.
En una escala local, y desde la nueva Oficina Municipal de Energia Sostenible (OMES), Sant Boi apuesta también por reducir los costes energéticos de la ciudadanía. En esta oficina, un equipo de profesionales informa, asesora y da apoyo a las personas y empresas en todas las cuestiones relacionadas con el consumo de energía y la transición hacia un modelo energético con menos costes económicos, ambientales y sociales.
Por tanto, a la hora de asegurar los suministros de electricidad o del agua y de garantizar los derechos de los consumidores, sería del todo pertinente aplicar la vieja receta socialdemócrata: todo el mercado posible, todo el Estado necesario.

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