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El fin del peaje desentierra el fantasma del colapso viario los fines de semana
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El fin del peaje desentierra el fantasma del colapso viario los fines de semana

No ha transcurrido ni un año desde que el peaje de Martorell pasó a mejor vida y ya hay quien se estira de los pelos por su desaparición, pese a que durante años el territorio había exigido que se pusiera fin a un que lastraba la economía y la competitividad del Baix Llobregat y L’Hospitalet

El motivo es que el levantamiento de barreras ha dado paso a un aumento del tráfico por la AP-7, en especial de vehículos pesados, que ha ido increscendo hasta al extremo de provocar monumentales colapsos en los accesos a Barcelona desde el Baix Llobregat en la operación retorno de los fines de semana. Es algo que no se recordaba desde hace años, pero ya fue un clásico de la vuelta a casa desde las segundas residencias cuando aún se exigía la pecunia
El aumento del tráfico también se ha traducido en un aumento de la siniestralidad, y los accidentes de tráfico también provocan retenciones (incluso en la calzada contraria porque los conductores se paran a mirar), lo que añade más leña al fuego del colapso. Desde algunos foros se culpa a la Generalitat de Catalunya –responsable de la gestión del tráfico- de no estar a la altura y de no aplicar las medidas necesarias. Primero, para evitar los atascos, y una vez consumados, para aliviarlos. Hay otros que vuelven a acusar “a Madrid” del desaguisado.
Hay quien cree que el problema de los embudos metropolitanos meguarían si se ejecutaran de una vez las infraestructuras viarias estratégicas pendientes desde hace décadas, como el orbital B-40 (entre Abrera y Sabadell) o el enlace entre la A-2 y la C-32, en Sant Boi. Pero tampoco con estas recetas hay consenso, Más bien incongruencias, pues ni los partidos políticos que gobiernan la Generalitat se ponen de acuerdo en sí se deben apoyar las iniciativas ministeriales en obra pública, por ser “de otro tiempo”.
Se han tomado decisiones, como restringir el tráfico de camiones y las maniobras de adelantamiento entre éstos en fin de semana, e incluso se plantea reinstaurar un peaje light que tenga un efecto disuasorio. Pero lo cierto es que los días pasan y los atascos van a más. ¿Hay que resignarse a pasar el domingo por la tarde atrapado en un tapón? ¿Es mejor volver a pagar peaje en Martorell? ¿Qué hacemos con los camiones? ¿Están las administraciones a la altura de las circunstancias? ¿Se puede, de verdad, acabar con las caravanas? El debate está servido.

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