Bajo este prisma, algunas ciudades metropolitanas de Barcelona no quedan en muy buena posición. Y es que determinados Ayuntamientos, o mejor dicho, gobiernos locales, rozan la dejadez absoluta en dedicar los recursos necesarios para un correcto estado de la limpieza de sus calles y preservación del medio ambiente.
Vivimos en una sociedad donde cada vez todo es más volátil. Lo inmediato se abre paso ante el frenesí de la vida urbanita que nos llevan a hábitos no siempre adecuados de consumo como el usar y tirar, que habitualmente supera con creces al reciclaje.
Ante esta situación, las Administraciones Públicas deben velar por promover y fomentar la reutilización y reciclaje de materiales, ya que no hacerlo supone un potencial elemento contaminante, entre otras cosas.
Sin embargo, son muchos los Ayuntamientos que no hacen el esfuerzo adecuado en esta materia. No sólo no se recicla lo suficiente sino que además, en algunas ciudades como Castelldefels se nota la falta de limpieza de la vía pública porque políticamente ha dejado de ser una prioridad.
Es el momento de tomarse en serio que debemos entre todos cuidar nuestro entorno. Importante es nuestro comportamiento individual y el civismo, pero no lo es menos, que quien asume el bastón de mando municipal esté dispuesto a hacer lo que esté en su mano para que nuestras calles no se conviertan en un vertedero ambulante. Debemos exigir unos servicios de calidad y que nuestros responsables políticos no escurran sus responsabilidades mirando para otro lado.
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