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Cornellà lidera la ‘era 4.0’ de Siemens
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Cornellà lidera la ‘era 4.0’ de Siemens

Àlex Aragonés

martes 06 de diciembre de 2022, 19:30h

Sornellà iemens está de celebración al cumplir 175 años desde el nacimiento del primer taller de la empresa en Berlín

Un aniversario que también conmemoran desde la planta industrial que alberga Cornellà, la más antigua de la marca alemana en el ámbito ferroviario y encargada de todo el negocio en el sud de Europa. Una fábrica emblemática, fundada en 1910, que se ha convertido en el faro digital y líder de la cuarta revolución industrial dentro de su grupo.
El éxito de la multinacional ha llevado a encabezar el mercado mundial en automatización, electrificación, digitalización y transporte. Todo ello dividido en tres infraestructuras, en la que la planta ubicada en el Baix Llobregat forma parte de Siemens Mobility, una compañía independiente de la firma y encargada de la esfera ferroviaria. Por ello, la fábrica se ubicó al lado de las vías de la parada de Cornellà Centre hace 112 años.

“Somos la única fábrica a nivel mundial, conjuntamente con la fábrica donde diseñamos en Alemania, donde hacemos todos los tipos de trenes que existen para Siemens. Nuestros productos lo exportamos un 90 por ciento, tanto a nivel nacional como internacional”, explica Javier Larrayoz, director de Fábrica de Cornellà. Sin embargo, para llegar al modelo exitoso, el centro industrial ha ido moldeando sus bases condicionado por la historia.
La Industria Eléctrica se hizo con la propiedad de un terreno de dos hectáreas y media, de las que sólo una quinta parte tenía edificios. Lo que empezó con un personal de 650 empleados, fabricando sólo productos que eran difíciles o imposibles de importar debido a las leyes y reglamentos aduaneros vigentes, como motores de corriente continua o generadores pequeños y medianos, el volumen aumentó exponencialmente debido a la Gran Guerra de 1914 a 1918.

Entre 1945 y 1950, la fuerza de trabajo superó el millar de personas, se abrió una escuela de formación profesional y se inauguró un nuevo edificio de administración y laboratorios técnicos. Una evolución que les permitió expandirse y llegar a las 15 hectáreas en 1972. Desde medidores y motores, a generadores más potentes para centrales eléctricas y transformadores, convirtiendo a la planta de Cornellà en los años 70 como uno de los mayores centros de producción de Siemens fuera de Alemania.
“Llegamos a ser hasta 2.680 empleados antes de la muerte de Franco, porque todo se hacia internamente, el mercado lo abastecíamos nosotros en España. A partir de entonces, la fábrica se orienta a ser más competitiva y en el 1988 nos posicionan como una fábrica especializada en la tracción ferroviaria. Requería un alto nivel de calidad que los motores industriales no requieren tanto”, añade Javier Larrayoz.

Revolución tecnológica

Ahora, la digitalización ha propiciado la revolución tecnológica y la fábrica del área metropolitana estrena una nueva línea de producción para la fabricación de bastidores para los convertidores de los trenes. “Barcelona es un polo de atracción muy grande. Una de las cosas que ha ayudado a tomar la decisión es la situación geográfica de la fábrica, tanto a nivel Barcelona, como el entorno industrial y la cultura que hay en Cataluña”, añade el director de la fábrica, quien califica su planta como la “única urbana” de la empresa.

“Tenemos fábricas en China, India, Estados Unidos, Alemania, pero la de Cornellà es la única urbana. Originariamente estábamos en el campo, pero la ciudad ha ido creciendo y envolviéndonos. Nos tenemos que integrar en el urbanismo, somos la primera fábrica de Siemens neutrales de emisiones de C02. Cuando buscamos en internet una foto de la fábrica lo que primero sale una chimenea con humo, la imagen inicial es antigua y mala, tenemos que cambiarlo”, reconoce.
Pioneros en un ámbito que les ha valido para convertirse en el “conejillo de indias” de la marca alemana. “Estamos liderando las innovaciones en nuestro grupo. Tenemos implantadaa cosas que otras no tienen. Todo está digitalizado, no hay ningún papel. Nos han nombrado el faro digital de las fábricas de Siemens porque hemos probado muchas cosas y hemos contribuido a implantar otras”, añade Javier, quien lidera la planta de 300 empleados, “un tamaño medio”, según explica.

“Uno cree que a veces lo mejor es crecer y ser 2.000 personas. Pero lo que nos ha enseñado la historia es deber ser muy bueno haciendo lo que haces y después el volumen irá acorde al mercado. Ahora viene una época muy buena porque las ciudades quieren apostar por el transporte limpio. Lo importante es tener competencias, ingeniera, desarrollo, investigación; tener todo nos convierte en un pilón para la compañía. Temor a cualquier tipo de salida de este entorno es nulo, al revés, es consolidarlo más”, concluye.

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