Los restaurantes recuperan el dinamismo gracias primero a las comidas y cenas de empresas, y luego, son sustituidos por los eventos más familiares que llenarán de comensales sus mesas. No son simples eventos, sino que recogen la esencia de amar al prójimo, de compartir, de ser generoso, de perdonar, de querer…
Y eso es probablemente lo que personajes como Colau intentan hacer. Una Navidad sin Belén, sin tradición, ni valores. Algo inerte que se ventila con una simple pancarta en el balcón institucional y que pretende sesgar un arraigo de muchos centenares de años.
Barcelona y el Área Metropolitana merecen otros gobiernos muy diferentes a las actuales coaliciones entre socialistas y comunes, que en muchos casos son apoyados por los republicanos.
Cuando apenas nos separan seis meses para las próximas elecciones municipales, Pedro Sánchez se entrega a Pere Aragonés concediéndole todo lo que le pide para mantenerse en la Moncloa, acelera los cambios legislativos para que el parón de estas fiestas sirva para tapar su nefasta gestión y quede olvidado al recuperar la actividad política en enero.
El turrón y los polvorones puede que nos endulcen estos importantes días, y nuestro deseo es que todo el mundo pueda disfrutar de la Navidad con sus seres más queridos. Pero ni Sánchez, ni Aragonés, ni Colau pueden hacernos olvidar lo necesario que es cambiar cuanto antes los diferentes gobiernos que sufrimos y padecemos.
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