Las obras de construcción de la B-25, la autovía que enlazará directamente las autopistas A-2 y C-32 evitando el paso por el casco urbano de Sant Boi, avanzan a buen ritmo y encaran su tramo final. Aunque todavía no hay una fecha marcada en el calendario para el corte de la cinta inaugural, las últimas previsiones hablan de un máximo de nueve meses más de obras, con lo que el ansiado vial podría iniciar su andadura a pleno rendimiento antes del próximo mes de junio, incluso en abril siendo muy optimistas. Eso significa que todavía no ha llegado el fin de los desvíos priovisionales, las insufribles retenciones y atascos (que van a la baja) que se generan en las horas punta, sobre todo en la C-32 y en el tramo abierto de un solo carril por sentido de la B-25. Pero a todos estos largos meses de calvario viario les queda muy poco para ser historia.
Cuando se cumplen dos años del arranque de las obras de construcción del ramal de conexión entre C-32 y A-2 las sensaciones a pie de obra son buenas. Es cierto que en un primer momento se habló de que los trabajos podrían durar menos de 24 meses, pero desde que se diera el pistoletazo inicial se han ido incorporando cambios sustanciales en el proyecto que han dilatado el plazo de ejecución. En especial se han introducido mejoras encaminadas sobre todo “a una mejor integración de la B-25 en la trama urbana de Sant Boi”, señalan fuentes municipales.
Un párking disuasorio con 180 plazas
Entre esas mejoras destacan la construcción de un parking disuasorio de 180 plazas (pendiente algún de algunos trámites técnicos y un presupuesto aproximado de un millón de euros) entre la BV-2002 y las calles Bonaventura Calopa y Maria Girona, junto a la nueva rotonda que se está perfilando en la intersección de ambas calles y la actual entrada a la rotonda del Oasis por la que se accede provisionalmente a la C-245. “Con el avance las obras han ido surgiendo oportunidades de mejora que se han incorporado al proyecto”, explica a El Llobregat el primer teniente de alcalde de Sant Boi, Jose Ángel Carcelén, siempre dentro de los parámetros legales que permiten la modificación de hasta el 20% de una obra ya aprobada, licitada y adjudicada.
El proyecto original se ha transformado en buena medida gracias a la “sensibilidad” de la que ha hecho gala la Demarcación de Carreteras de Barcelona -dependiente del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible (MITMA)- que se ha mostrado muy receptiva con las peticiones municipales y ha ido introduciendo progresivamente las mejoras en la ejecución de los trabajos, señala Carcelén. Estas mejoras serán visibles cuando finalicen los trabajos ya que afectan principalmente a los ramales de conexión de la calzada central con Sant Boi y su transición hacia el bulevar en el que se ha convertido la comarcal C-245 a su paso por el municipio. También se ha realizado un complejo drenaje con balsas de infiltración en los aledaños de la infraestructura ubicados dentro de zonas inundables para evitar que colapsen en caso de grandes lluvias o avenidas.
Tratamiento urbano para integrarse en la ciudad
Entre las mejoras destaca, por ejemplo, que se ha rectificado la curvatura de la rotonda que se habilitará el cruce de la carretera de Santa Creu de Calafell y las calles Zaragoza y Mossèn Pere Tarrés (y que sustituirá a la ya desaparecida y antaño caótica rotonda de la Parellada) “para ajustarla al giro de los autobuses”, destaca la ingeniera de caminos y técnica municipal, Mercedes Martínez. Y también los ramales de acceso a la B-25 dispondrán de un bordillo granítico y de un pavimento “más urbano” que encajará mejor con el diseño del resto de la ciudad. Algo parecido ocurrirá con el carril bici que atravesará el río desde Cornellà, salvando la nueva autovía. En lugar de ser gris hormigón, la calzada de la pista para bicicletas será ocre y con barandillas para “integrarla” paisajísticamente, indica la técnica. “Algunos detalles de todo el conjunto de mejoras todavía se están puliendo”, aclara Martínez.
Aunque muchas estructuras de la futura B-25 ya son visibles (como el grueso de los cuatro carriles de la plataforma central, parte de la elíptica de conexión con la BV-2002, la ‘nueva’ rotonda de La Parellada o los ramales de enlace con la C-31C) todavía queda trabajo por delante. A la calzada principal, que se encuentra muy avanzada, prácticamente solo le falta el pavimento y la señalización horizontal definitivos, porque la capa de rodadura superior no se extenderá “hasta última hora”, precisa Mercedes Martínez, para que no resulte dañada por el paso de la maquinaria pesada de la obra.
Se trabaja a buen ritmo en el sector Oasis
Actualmente, se están concentrado los esfuerzos en el sector Oasis como es visible cuando se transita o circula por la zona. Y es que éste es uno de los nudos estratégicos del trazado, porque integra las principales entradas y salidas a la autovía desde el núcleo urbano de Sant Boi y la conexión con la C-245 y la BV-2002, entre otras derivaciones. A la vez, se trabaja en el vial secundario (entre las plantas de Padacar y de Hierros Clariana, el Garden l’Aralia y el límite con el Carrefour de El Prat) que partirá la elíptica del enlace con la BV-2002; la vía de empalme de esta elíptica con la calzada de la B-25 en dirección a Castelldefels; y en ambos ramales de conexión entre la C31-C y la autopista C-32, tres tramos que incluso podrían entrar en servicio antes de Navidad.
La ejecución de las obras también ha sido (y sigue siendo) más farragosa de lo que pueda pensarse porque buena parte de los trabajos no son visibles a simple vista ni tampoco lucirán cuando se estrene el vial. Se trata del desvío de importantísimas infraestructuras de gran calado, como líneas de alta tensión (con retirada de torres incluida), la enorme tubería de agua potable a alta presión que abastece a Sant Boi, Viladecans, Gavà y Castelldefels; vitales conducciones de gas de importante diámetro y un buen número de canalizaciones de servicios de segundo rango. Todo este operativo, que ha requerido de una intervención quirúrgica en el territorio, perfectamente coordinada por las diferentes compañías y suministradoras responsables, también ha ralentizado de algún modo el avance general de los trabajos.
Un cambio radical de la fachada a la conectividad
Cuando entre abril y junio de 2026 se estrene la ansiada B-25 todo el entorno sufrirá “un cambio radical” señalan fuentes municipales empezando “por una mejora sustancial de la fachada de la ciudad”, añaden las mismas fuentes. Por ejemplo, están previstas nuevas zonas de actividad económica en el entorno del trazado principal de la autovía que se irán desarrollando una vez se inaugure el grueso de la obra y se den los últimos retoques a la parte urbana del nuevo eje viario. “Todo el proyecto de la B-25 es una obra singular que va a suponer un cambio de paradigma por su tratamiento de integración urbana y por su concepto de sostenibilidad”, confirma el primer teniente de alcalde de Sant Boi. Y como colofón, también marcará un antes y un después en la conectividad de todo el Baix Llobregat.
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