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Banal asunto

Por Olga Puertas Balcell
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h
Un lustro de recesión golpeaba a un Reino confederado del Sur de Europa llamado: España. Un nombre ya objeto de discusión permanente y aún de posibles escisiones. La soberbia profesional de la clase política impedía reconocer la gravedad del momento; quien lo hacía, era motejado de incompetente.
Atrás habían quedado publicidades y otros ejercicios de voluntarismo lerdo. Las cifras eran implacables, las soluciones arduas. El país balbuceaba su incredulidad inmobiliaria con un gran letrero de “Se vende—Se alquila—Se traspasa—Se liquida”, abundaban las quiebras y las deudas. La gente fundía sus ahorros sin esperanza de recuperarlos. Parados y jubilados lastraban y los jóvenes se iban a la busca de empleo extranjero, los emigrantes volvían.

Un negador llamado JL. Rodríguez negó su crisis durante años. Se río y despreció a sus rivales con su adánico estilo buenista. Chafó al país, lo enfrentó aventando cenizas fúnebres. Temerario prometió: ayudas a bebés y dependientes que después sajó sin dudar. Al dejar el poder, ocultó déficit+deudas y animó a sus sucesores a seguir sin pudor el sacrificio iniciado. Pérez su socio se alegraba de los motines que el malestar social generaba. Del ya considerado por muchos un pacífico IV Reich—Alemania se insistía con acritud en las reformas de gasto social. La amenaza era la intervención, la nueva figura: era el Interventor , esta figura de respeto en tiempos y menoscabada en los Ayuntamientos y organismos públicos ¿Se imaginan un Interventor, interviniendo las cuentas del Reino, las cuentas de las Autonomías, las cuentas de los Ayuntamientos, Comarcas y Compañías municipales? Uno sentía escalofríos. Un trío extranjero supervisaría las cuentas en Madrid y también en: Territorios Históricos, Marcas e Ínsulas con aquiescencia o pesar. En Grecia e Italia, los políticos eran sustituidos por tecnócratas prestigioso: Papademos y Monti que proseguían incansables su labor forense.

España podría estar a un paso de la INTERVENCIÓN. Sería conveniente que todas las cuentas públicas de nuestro Ayuntamiento, se sanearan y clarificaran con modesta probidad para evitar en lo posible esta eventualidad no tan remota. Consideren ediles la reorganización municipalista forzada que se ha hecho en Grecia, Portugal e Irlanda y que esta planteada en Italia, ¿somos tan diferentes? ¿Continuaremos silbando y ahorrando en banalidades?. ||
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