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Museo del naipe

Por Lluis M Estruch
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h
En la apacible Vitoria está el museo que los Fournier de origen francés dedicaron a la base de su fortuna: el naipe. Allá en el País Vasco son muy aficionados al juego y apuestas, éstas se hacen sobre los resultados de sus deportes populares, el más conocido: la pelota vasca.
Por otra parte, su elegante Casino en Donostia es el más veterano del país; también cuentan con el hipódromo de Lasarte con apuestas hípicas. Nadie duda por ello de los valores éticos-morales de la sociedad vasca. Y hasta el sector radical nacionalista que aúna a un sector de población; no condena ni atenta en estos “antros”, ni violenta a sus clientes o propietarios, aunque ETA ha castigado a traficantes de droga. Tampoco se sabe de prédicas eclesiásticas contrarias a la funesta manía de apostar.

Ahora vayamos a Cádiz en pleno Bicentenario de la primera Constitución Española y de la creación de la Lotería nacional en esta provincia pobre, desde entonces, han pasado gobiernos, golpes de estado y demás pero esta empresa es aún hoy la más rentable de las empresas públicas. Con la democracia el juego se legalizó en toda su extensión: los casinos, bingos y todo tipo de tragaperras ya son normales y un pequeño apartado en nuestros gastos habituales. Se han hecho muchas películas sobre el juego; la última sobre la familia de los García Pelayo, basada en su libro de aventuras intentando: “saltar la banca”. Todas con gran éxito de público.

Las multinacionales CIRSA y CODERE son de las primeras en su sector de máquinas para el juego. La ONCE es una empresa hoy modélica para muchos países con minusválidos mal atendidos. Existen ya las apuestas “on line”. Todas tributan al Estado y generan muchos empleos. El sector juego en España tiene arraigo y tolerancia.

Por ello se entiende la hostilidad inicial por el proyecto “Eurovegas”, máxime cuando el inversor americano orientará su negocio al turista extranjero, numeroso en Cataluña. Sí, podemos entender suspicacias por las negociaciones secretas, por la discriminación a nuestros capitalistas, hasta ahora inactivos y sobre todo que en la pugna con la rival Madrid concedamos demasiado. Esto es la responsabilidad de nuestros políticos. Saber obtener el máximo de una oferta inversora foránea. ||
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