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Etapa

Por Olga Puertas Balcell
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h
Uno un día salía de la logia o tal vez de la iglesia y ya peinando canas, con patrimonio y experiencia profesional se ofrecía: quiero ser alcalde. Los muñidores locales escrutaban el valor del oferente se reunían entre sí y daban el sí o el no. El prócer cooptado se sometía a somero entrenamiento y luego los expertos en marketing lo ofrecían al elector en las próximas elecciones.
De ser elegido un mundo de ensueño se le ofrecía: 80000 euros/año de sueldo, dietas y privilegios en organismos oscuros y sobre todo una popularidad simpática y de buen llevar. Solícitos ayudantes y competentes colaboradores facilitaban las tareas diarias; las de más alcance se imponían desde organismos ajenos: partido, comarca, diputación, autonomía y Estado. Se podía poner “el piloto automático”, sonreír y platicar enigmático sobre flores como Mr. Chance. De repente un nubarrón llamado: CRISIS se presento nadie lo esperaba. No se construía, cerraban las tiendas y fábricas y el malestar ciudadano, se contagiaba a funcionarios y guardias. Había mucho paro. La lupa de la prensa, observaba y quemaba. Algún escándalo salpicaba. Malestar callejero, gritos, manifestaciones. El rock y las fiestas no calmaban a las gentes. Total: mejor irse, el PS que no es el PRI , dispondría del sucesor inmediato sin necesidad de mucho revuelo. Etapa concluida, medalla, homenaje y cena. Muchas gracias.

¡Ah y el sucesor¡ ¿encontraría la misma buena voluntad entre sus compañeros al ser “digitalmente” escogido?

¿Podría disfrutar el nuevo alcalde de sanas finanzas, plantilla entregada y una ciudad próspera y activa?. No — todo lo contrario— ,deudas, recortes hasta en su excesivo sueldo de alcalde, la plantilla soliviantada, muchos parados y hasta el Eurovegas volaba a Madrid. La nueva etapa era dura ¿.Quién sería el valiente?. Un ujier me sacó de dudas, abrió su tatuada mano y aparecieron dos siglas, las fijé y él fue a lavarse la mano tras su revelación.

Horas después acompañaba a un equipo de documentalistas que buscaban ruinas urbanas les mostré el Ateneo, estuvieron encantados, se habló de Guernika, cerca de la Plaza se prendaron de una Casona apuntalada y vallada que se apoyaba en el Ayto., su propietario se mentó la Casa Usher.

Seguí por la Avda. Mª Girona y me pareció que el espíritu de la propietaria me completaba las dos iniciales: L.M. Aunque al llegar a las termas romanas, decidí esperar los nuevos augurios con nueva etapa.
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