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Radiografia al Poder (Capítulo 4)

El Sindicalismo en L'Hospitalet y el Baix Llobregat

Por Eva Jiménez Gómez
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h

El sindicato busca las claves para ser más “útil, próximo y ágil” sin renunciar a su fortaleza histórica, la industria.

CCOO-Baix Llobregat: Reinventarse sin perder la esencia

El año que viene Comisiones Obreras de Catalunya celebrará los 50 años de su nacimiento, en la Iglesia de Sant Medir, en el barrio de la Bordeta de Barcelona, en 1964.

Años antes habían surgido las primeras comisiones, espontáneas, de trabajadores, a fin de mejorar su situación laboral, si bien el franquismo todavía no permitía la libertad sindical. Así, no es hasta después de la muerte del dictador cuando pueden celebrarse las primeras elecciones sindicales en España. De hecho, el primer secretario general de CCOO al Baix Llobregat fue Carles Navales, elegido en 1976. Desde entonces, se han nombrado otros seis representantes: Emilio García (1981-1986), Francisco Castellana (1986-1992), José Botella (1992-1993), Vicenç Rocosa (1993-2000), Aurora Huerga (2000-2008) y Toni Mora, quien continúa al mando de la organización en la actualidad.

No resulta fácil resumir tantos años de actividad sindical, si bien el secretario general actual se muestra especialmente orgulloso de su contribución a las huelgas generales, como la de diciembre de 1988, algunos convenios colectivos con grandes empresas y la implicación del sindicato en la mejora del bienestar de la comarca. De hecho, la historia de la Unión Territorial del Baix Llobregat refleja la evolución del sindicalismo a nivel catalán e incluso estatal: de las cuestiones específicamente laborales, que constituyen la base irrenunciable de este tipo de organizaciones, se ha ido evolucionando hacia asuntos de corte sociopolítico, como la defensa de la sanidad, la educación o las infraestructuras. Mora explica que tratan de salvar la distancia entre el salario tradicional, el que se cobra en la empresa, y el que denominan diferido o social, ya que de poco sirve mantener un sueldo digno si luego este se diluye en gastos extra fruto de las privatizaciones, expone como ejemplo.

La segunda Unión Comarcal con más afiliados de Catalunya

CCOO del Baix Llobregat es una de las comarcas más fuertes de Catalunya en lo que a afiliación se refiere, sólo por detrás del Barcelonés. Actualmente cuenta con unos 24.000 afiliados, aproximadamente el 12% de la población asalariada del Baix Llobregat. En cuanto al número de delegados, la Unión Territorial cuenta con unos 3.000 delegados de personal, los que votan los trabajadores en las empresas, y unos 500 sindicales, que eligen únicamente los afiliados al sindicato. El secretario general afirma que están bastante satisfechos con el número de delegados, no así con el número de afiliados, si bien reconoce que nos hallamos en un “momento complicado” para pagar una cuota, pues el Baix Llogregat cuenta con unos 70.000 desempleados, según datos oficiales de octubre de 2013. Por ramas de actividad, las más numerosas en el Baix Llobregat son, por este orden, Industria, con más de 7.000 afiliados, Servicios a la Ciudadanía, con unos 5.000, y Fiteqa (Textil, Químicas y Afines), con unos 3.000. El peso de la primera, con aproximadamente un 30% del total de la afiliación comarcal, revela la importancia histórica del sector en la comarca, si bien Toni Mora reconoce que dicho ámbito se ha reducido y está siendo suplantado por otros como servicios y turismo. No en vano, está prevista la fusión de Industria con Fiteqa en un plazo relativamente corto. Las factorías de la Federación de Industria en las que CCOO cuenta con más representación son la automovilística Seat y la de sanitarios Roca, así como las pequeñas y medianas empresas que se mueven fundamentalmente en torno a la primera. Los retos que plantea una corporación transnacional como Seat van desde el mantenimiento de la plantilla y la mejora de las condiciones laborales hasta el manejo de la flexibilidad y movilidad, entre otros. En todo caso, Mora reconoce que los representantes del sindicato en la empresa de automóviles poseen una gran capacidad de movilización y, por tanto, se consiguen muchos de los objetivos que se proponen en la negociación colectiva. Servicios a la Ciudadanía, por su parte, constituye una federación muy heterogénea, donde se incluyen numerosos trabajadores del sector público (ayuntamientos, administraciones públicas o centros penitenciarios), así como empleados del transporte (Aena e Iberia, por ejemplo), mercancías, comunicaciones (desde las industrias gráficas hasta TV3), clubes deportivos y espectáculos. Ante tal diversidad, el frente común se resume en “la lucha contra la reforma laboral, que está precarizando las condiciones de los trabajadores y trabajadoras, y a la vez hacer más difícil la defensa de las condiciones de trabajo, porque le da a la empresa herramientas que no tenía antes”.

Finalmente, en Textil, Químicas y Afines destacan empresas como Solvay, la Seda, Pronovias y otras menores que también fabrican plásticos para Seat. Otras federaciones importantes, pero con menor número de afiliados en el Baix Llobregat, son Fecoht (Comercio, Hostelería y Turismo) o COMFIA (Servicios financieros y administrativos).

Unidos por lo sociopolítico y la industria

Si hay algo que distingue a Comisiones Obreras en el Baix Llobregat es la gran cohesión existente entre todas las comarcas que integran la Unión Territorial, sobre todo a la hora de defender cuestiones sociopolíticas. En este sentido, Mora reconoce que algunas veces les han reprochado ser “más políticos que sindicalistas”. Otro rasgo que les identifica es su forma de gestionar las negociaciones colectivas, donde se tiende a buscar un equilibrio entre el acuerdo y el conflicto, con el fin de mantener abiertas las empresas y, con ellas, asegurar el empleo de los trabajadores. “Creemos que vamos a ganar más con un mal acuerdo que con un buen pleito”, argumenta el secretario general comarcal.

No obstante, Mora reconoce que se han cometido errores y es por ello que, entre sus objetivos inmediatos, se halla la aspiración de convertir a Comisiones Obreras en un sindicato más “útil, próximo y ágil”, adaptado a las necesidades de los nuevos tiempos. Otro reto prioritario tiene que ver con la industria: “Si no tenemos una base industrial fuerte, seguramente la economía se queda lastrada”, tanto la del Baix Llobregat como la catalana en general. Eso sí, una industria renovada, que compita en valor añadido y no en reducción de salarios. Todo ello sin perder su esencia, “la lucha contra el paro y la precariedad”, y sin renunciar a la transformación social. “Nosotros estamos aquí para aportar a la transformación social. No nos resignamos. Queremos cambiar la sociedad”, concluye Mora.

CCOO-L’Hospitalet: El reto de lo “Glocal”

La organización intenta responder a los desafíos globales sin perder de vista las necesidades de los trabajadores locales.

La primera Comisión Obrera de L’Hospitalet data de 1966, cuando un grupo de trabajadores se reúne en la empresa de fundición SAMPER, en el barrio de Collblanc, para intentar mejorar su situación laboral, precaria e insalubre. Este tipo de reuniones se fueron extendiendo por otras empresas, sobre todo de la construcción y el metal, a pesar de que el Estado no reconocía el derecho de asociación y reunión.

De hecho, los domingos se solían organizar excursiones familiares en las zonas todavía no urbanizadas de lo que hoy son los barrios de La Florida, Pubilla Cases o Can Vidalet, a fin de coordinar la estrategia a seguir por los asalariados.

A pesar de los intentos por pasar desapercibidos, muchos trabajadores sufrieron la represión franquista, como cuando en 1967 se detuvo a unos 40 hospitalenses vinculados a CCOO en la parroquia de la Alameda de Cornellá. A pesar de las dificultades, se llegaron a conseguir auténticas proezas, como la movilización masiva de 1971 en la que se logró la readmisión de 400 empleados que trabajaban en la construcción de la residencia sanitaria de Bellvitge. Y así se vivió, en un continuo tira y afloja, hasta que se celebraron las primeras elecciones sindicales de la democracia, en las que Comisiones Obreras obtuvo el 70% de los delegados de la ciudad. En 1978 se celebró la I Conferencia de la Unión Local de CCOO de L’Hospitalet y se eligió al primer secretario general, Jaume Valls. En los años 90 le sustituiría Tomás Martínez y Ascensión Romero ha tomado el testigo en el siglo XXI.

Romero explica cómo han tenido que adaptarse a los nuevos tiempos, ya que L’Hospitalet ha pasado de ser una ciudad eminentemente industrial a otra cuyo motor económico se basa en los servicios, pues “no es lo mismo organizar a trabajadores de una empresa de 200 que organizarse en centros pequeños como, véase, el comercio”.

De su etapa como secretaria general, entre 2001 y 2009, recuerda especialmente las movilizaciones para conseguir más guarderías de cero a tres años o paralizar la privatización del ambulatorio de La Torrassa, así como su participación en la huelga general de 2003 contra la guerra de Irak y las reformas promovidas por el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar.

Acompañando a los desempleados
Comisiones Obreras de L’Hospitalet ha llegado a rondar los 4.000 afiliados, aunque la cifra también ha bajado con la crisis, situándose actualmente en los 3.700. Conscientes de que muchos no pueden pagar la inscripción mínima, han creado la ‘cuota cero’, que permite seguir vinculado al sindicato sin perder el derecho a determinados servicios. De hecho, el sindicato está intentando apoyar a los desempleados de la ciudad, unos 23.000 según fuentes oficiales, acompañándolos y motivándolos en la búsqueda de empleo y derivándolos a los servicios sociales que mejor puedan satisfacer sus necesidades.

En cuanto al número de delegados, CCCO-L’Hospitalet ha conseguido 642 en las últimas elecciones sindicales, situándose como el segundo sindicato con mayor número de la localidad, con un 38,21% del total, a 31 de octubre de 2013. Los sectores en los que poseen más representantes son, por este orden, Industria, Servicios Privados, Servicios a la Ciudadanía y Comercio, Hostelería y Turismo (Fecoht).

En Industria cuentan con 139 delegados, siendo Francisco Albero, fabricante de componentes eléctricos y electrónicos, y Auto Distribución, de automoción, las empresas donde cuentan con más representantes. En Servicios Privados, donde han conseguido 118 delegados, se incluyen las empresas de limpieza, jardinería o recogida de basuras, entre otras. El sindicato es especialmente fuerte entre los trabajadores de la limpieza del Hospital de Bellvitge, ejemplifica Romero. Servicios a la Ciudadanía por su parte, incluye a los funcionarios del Ayuntamiento, Correos, Justicia o el servicio de grúas, sumando un total de 106 delegados. Finalmente, Fecoht constituye la cuarta federación más importante, con 72 representantes, gracias a empresas de la alimentación como Caprabo y Carrefour.

Al preguntar por las problemáticas de cada sector, la coordinadora de L’Hospitalet responde por elevación: a su juicio, prácticamente todas las dificultades se derivan de la última reforma laboral impulsada por el Partido Popular. La situación se agrava aún más en el sector servicios, donde el sindicato, por la historia de la ciudad, contaba con menos experiencia: “Antes peleábamos por ser mileuristas, pero, ahora, por ejemplo, nos están proponiendo contratar a señoras y señores de la limpieza por 600 euros”.

Por no hablar de las cuestiones sociopolíticas, que también forman parte del ADN del sindicato. Ascensión Romero no oculta su preocupación por la aprobación de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa, más conocida como Ley Wert, el proyecto para la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana o el Proyecto de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local. Respecto a este último, la coordinadora teme que los ayuntamientos dejen de prestar servicios importantes en educación y promoción económica, entre otros.

De lo micro a lo macro
En el ámbito local, las principales aspiraciones de CCOO de L’Hospitalet se centran en dos cuestiones: una, reforzar los derechos de los trabajadores en el sector servicios, con salarios y convenios dignos; y dos, potenciar la industria que queda, de forma que se convierta en un motor de empleo de calidad. Defender la economía real no constituye un objetivo nuevo, pues, como recuerda Romero, ellos siempre apostaron por potenciar el área industrial que todavía existe en el carrer del Mig que separa el centro de la ciudad del barrio de Bellvitge.

Ahora bien, la coordinadora es consciente de que la globalización ha supuesto nuevos retos ante los que no pueden permanecer ajenos. Por ejemplo, tienen presente que, en un entorno neoliberal, los sindicatos son “la última trinchera” para defender a los más débiles. También saben que estas organizaciones no gozan de gran popularidad, pero Romero cuenta con los delegados y afiliados que viven en L’Hospitalet, altamente comprometidos con el municipio: “Tienen mucha conciencia de que Hospitalet es una ciudad que ha nacido de la pelea, del conflicto, de la reivindicación, y que hay que mantenerlo”. Ascensión Romero también confía en la gente joven que sigue sus pasos y, más todavía, en el ser humano: “Siempre que haya injusticia, la gente se organizará. Tal vez no a través de CCOO ni de los sindicatos, pero los trabajadores buscarán otras herramientas”.

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Tres generaciones, tres contextos

Desde su nacimiento hasta hoy, Comisiones Obreras de L’Hospitalet ha contado con tres secretarios generales: Jaume Valls i Piulats (1978-1992), Tomás Martínez Guarinos (1992-2001) y Ascensión Romero Cabello (2001-2009), actual coordinadora.

Cada uno de ellos ha tenido que enfrentarse a los retos propios de su contexto histórico.

Jaume Valls (Bellvís, 1930) vivió el paso de la dictadura a la democracia, así como los primeros años de puesta en marcha del llamado Estado del Bienestar. Hijo de jornaleros, trabajó en el campo, como panadero, en la fundición Samper y en la construcción. Fue detenido hasta en cuatro ocasiones y encarcelado, sancionado, embargado e incluso torturado por sus actividades sindicales y políticas. En 1979 fue elegido concejal del Ajuntament de L’Hospitalet por el Partido Socialista Unificado de Catalunya (PSUC).

Tomás Martínez (Totana, Murcia, 1943) comenzó a trabajar a los 9 años en un horno de vidrio, aunque gran parte de su carrera la desempeñó en la empresa de artes gráficas Temsa. También vivió la represión franquista, donde cada movilización constituía un riesgo por el que fue detenido en varias ocasiones. Y apoyado por sus compañeros. Algo que recuerda con nostalgia, pues en los años 90 constató un cambio de mentalidad y dificultades para que los más jóvenes se comprometieran con los fines de la organización.

Ascensión Romero (Siruela, Badajoz, 1958) llegó a Barcelona a los 15 de años para trabajar en el ramo del metal. Consciente de sus derechos desde edad temprana, colaboró con el sindicato desde muy joven, afiliándose en 1976. En los años 80 cerró la empresa y, al quedarse en el paro, se desvinculó de la organización, para volver a principios de los 90, donde continúa a día de hoy como responsable de Intervención Territorial y el Barcelonés, dentro de la Comissió Obrera Nacional de Catalunya, así como coordinadora del grupo de trabajo de L’Hospitalet.

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De lavacoches a secretario general

Toni Mora (Cornellà, 1971) ejerce como secretario general de Comisiones Obreras en la comarca del Baix Llobregat desde 2008.

No obstante, no reniega de sus orígenes como lavacoches; más bien al contrario, su caso le sirve de ejemplo para demostrar que lo más importante de todo son la ilusión y las ganas. Y también la formación continua, como prueba que haya cursado estudios de Derecho, Geografía e Historia e idiomas.

Mora se afilió al sindicato en 1995. Un año después fue elegido delegado de personal en su empresa hasta el cierre de la misma. Después trabajó como autónomo y asalariado en una empresa del metal, aunque también ha conocido lo que es la economía sumergida y el paro. En 1999 fue elegido responsable del sindicato comarcal agroalimentario del Baix Llobregat y el 2005 pasó al Secretariado de la Unión como responsable de Política Social.

Cuando le preguntamos por el relevo, Mora no quiere dar nombres concretos, si bien reconoce que conoce jóvenes valiosos que podrían hacer muy bien su trabajo. No obstante, también admite que cuesta encontrar jóvenes dispuestos a trabajar en el sindicato, ya que estos viven en un entorno precario e inestable que no favorece el compromiso.

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CCOO, a vista de pájaro

Comisiones Obreras se vanagloria de ser “el primer sindicato del país en número de afiliados y delegados sindicales”. Exactamente, el sindicato contaba con 1.139.591 afiliados y 117.016 delegados en España, según datos de la confederación de diciembre de 2011.

Más de 180.000 de afiliados pertenecían a Cataluña, la segunda comunidad con mayor número después de Andalucía y por delante de Madrid, si bien dicha cantidad ha descendido hasta los 160.000 en 2013. El nacimiento de Comisiones se halla muy vinculado al Partido Comunista de España (PCE), con quien ha mantenido y mantiene afinidades ideológicas.

La actividad de CCOO, como la de otros sindicatos, se movió en la clandestinidad hasta abril de 1977, momento en que estos y los partidos políticos fueron permitidos legalmente. Es entonces cuando nace, jurídicamente, la Confederación Sindical de Comisiones Obreras.

Sus máximos representantes han sido los secretarios generales Marcelino Camacho (1978-1987), Antonio Gutiérrez Vergara (1987-2000), José María Fidalgo (2000-2008) e Ignacio Fernández Toxo, quien continúa en la actualidad.

En Catalunya, los máximos representantes han sido José Luis López Bulla (1972-1995), Joan Coscubiela Conesa (1995-2008) y Joan Carles Gallego Herrera (2008-actualidad).


EVA JIMÉNEZ




Miércoles, 11 de diciembre del 2013||
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