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Valiente ante los problemas, eficaz en las soluciones

Por Mossèn Pere Rovira
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h

Continuamente los medios de comunicación nos informan de noticias preocupantes y dolorosas para nuestra conciencia: inmigrantes muertos en la frontera, conflictos sociales, atentados terroristas, clima prebélico en algunos países (Ucrania, Venezuela, …), pobreza extrema, familias asfixiadas por la crisis, etc. 

Lo más preocupantes es que las noticias se repiten cada día con la rutina habitual; durante unos segundos se despierta la lástima, la crítica, el enfado, el clamor y… después ¿qué queda?¿Dónde están las soluciones? ¿Qué medios se ofrecen para corregir semejantes acciones? ¿Qué terapia aplicamos para tales síntomas? Nos estamos acostumbrando a convivir con la pasividad propia de la cobardía, es decir, que otros solucionen los problemas que día a día delatan que algo está fallando en la sociedad rica y opulenta que nos rodea. Evidentemente, hay diversas responsabilidades en grado y gravedad; no es lo mismo el gobernador o administrador (estatal o municipal) que el que a duras penas llega a final de mes. Mientras unos tienen los mecanismos para impartir la justicia distributiva en beneficio del “Bien Común”, otros sufren las consecuencias de la negligencia o incapacidad de los primeros. No sería justo ni equitativo, sólo culpabilizar a una parte de la sociedad, es decir, a los políticos elegidos democráticamente.

Existe un grave déficit en esta sociedad: nos hemos acostumbrado a la denuncia, la lágrima fácil, al enojo momentáneo, al enfrentamiento social con los que piensan diferente a mí, al color ideológico de la protesta, a la resignación derrotista, al pasotismo egoísta… y ¿dónde está el coraje para la búsqueda de soluciones? ¿Dónde está la voz y la acción que defienda al pobre económico, marginal y desprotegido?

El Papa Francisco se pregunta: ¿cómo es posible que interese más, mediáticamente, la subida del interés de la “deuda” que la muerte de un anciano indigente por el frío? Al mismo tiempo nos recuerda que “Se necesita decisiones, mecanismos y procesos encaminados a una mejor distribución de la riqueza, la creación de fuentes de empleo y la promoción integral del pobre, que va más allá de una simple mentalidad de asistencia”. Añado para acabar: se necesita valentía y convicciones para tomar decisiones que curen la herida y no un simple esparadrapo. La caridad auténtica y eficaz es la que concibe al pobre como un hermano y no simplemente como un problema a ocultar, disfrazar o parchear. ||

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