www.elllobregat.com

Los maestros y la mala fortuna

Artículo publicado el 22/6/2005 en ABC

Por X. Pérez Llorca
jueves 22 de junio de 2006, 17:02h
Dias atrás leí, impresionado, una crónica sobre el suceso del instituto Antoni Pous Argila, de Manlleu. No me extrañó el hecho en si: la amputación del dedo de una maestra en un forcejeo con una alumna; de la crónica me llamó la atención, las reacciones que atribuía el cronista a los integrantes de esa comunidad educativa. ¿Recuerdan los hechos, no?: una alumna que no aceptaba un castigo, forcejeaba con su profesora en una puerta del centro; la alumna al cerrar con fuerza la puerta que aguantaba la profesora, le seccionó parte del dedo índice la mano derecha.
No tengo más información que la publicada en prensa y que se resume en lo que acabo de decir. Si el hecho objetivo es ese (si no fuera así, disculpas adelantadas), si es así, no entiendo lo que leo: la dirección del centro manifestó en un comunicado que el suceso fue consecuencia de la “mala fortuna”. ¿De la mala fortuna?... Sigo leyendo con estupor, como el cronista cita algunas opiniones de veteranas compañeras de la maestra agredida; compañeras de la victima que prefieren no facilitar su nombre al periodista.

Prefieren no identificarse porque estan desalentadas: saben que sus opiniones no estan de moda. Y sin embargo, su silencio nos empobrece a todos: el silencio del que, teniendo una seria convicción forjada en la esperiencia, sabe que no merece la pena nadar contra corriente. Se callan porque opinan que vamos a peor, saben que hechos así no son episodios asilados; se sienten menospreciados é insultados en las aulas. Con este panorama, solo piensan en la jubilación.

Por desgracia, ese estado de ánimo no solo embarga a algunos profesores de Manlleu, los encontraran Vds. en todas las poblaciones de Cataluña y singularmente, en el área metropolitana de Barcelona. Sí, ya se que decir esto forma parte de tabú colectivo. Pero es verdad.

¡Mala fortuna!. Mala fortuna es la que tiene, por ejemplo, un ebanista que trabajando con una sierra, se corta un dedo. Pero lo que ha pasado en este instituto ¿es lo mismo?. No.

Es lamentable que entre todos hayamos consentido que en el mundo de la enseñanza se haya instalado un discurso que no acepta la responsabilidad del alumno, ni de sus familias, sobre nada que provoquen los estudiantes. Se parte del presupuesto, falso, de que como quiera que legalmente, todos los niños han de estar escolarizados, todos tienen la misma disposición y aptitud para el estudio; se continua diciendo que, como todos tienen derecho a alcanzar los niveles formativos establecidos, los profesores procuraran que no se productan desajustes del nivel de aprendizaje dentro de un mismo grupo. Es decir, el sistema procura algo así como el minimo común multiplo de las capacidades intelectuales de cada colectivo.

Que el sistema educativo se emprobezca parece algo tan a la moda como irremediable. Pero, ¿la seguridad fisica de los maestros en las aulas tambien la vamos a liquidar?.

¿Recuerdan cuando los maestros pegaban cachetes en clase?. Todo eso se acabó cuando llegaron los profesores de EGB; es decir, cuando a los maestros se les modernizó la nomenclatura. Hubo más de uno que no se dio por aludido; y su último cachete le costó acabar en los tribunales y ser manteado por la prensa como un delincuente.

No diré yo ahora que no fuera necesario acabar con los bofetones en las clases. No. Lo que quiero decir es que hoy en día hemos perdido la proporción de las cosas: ni era aceptable el recurso habital al bofetón ni se debe consentir que a los profesores se les pueden caer los dedos en las clases. ¡Por favor!: no es un problema de mala suerte, es un asunto de responsabilidad, personal, objetiva, de quien produce un daño. Sea un adulto ó un menor de edad.

X. Pérez Llorca
Abogado y editor de EL LLOBREGAT.

Artículo publicado el 22 de Junio de 2005
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (1)    No(0)

+
0 comentarios