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¿Sin convicciones?

Por Mossèn Xavier Sobrevía
martes 21 de octubre de 2014, 23:07h
El respeto a la vida humana y la oposición al aborto no tienen, primordialmente, su fundamento en creencias religiosas, en ideologías políticas, en tradiciones culturales, etc. Es un tema, en primer lugar, de reconocer la realidad de la que estamos hablando.
Esto se ve principalmente en algunas ocasiones ¿cuántas personas han abierto los ojos sorprendidos cuando han visto una ecografía del feto a las 10 o 12 semanas de embarazo? ¿Cuántas veces se ocultan las imágenes de lo que se grita que es un derecho? ¿Cuántas mujeres reconocen que no hubieran abortado si hubieran sido bien informadas?

“Ojos que no ven, corazón que no siente”. Este refrán se cumple especialmente cuando estamos hablando del aborto. Los partidarios del aborto lo saben y evitan mostrar imágenes. Son conocedores de la fuerza de la imagen, de que poco sirven las palabras ante quien ve los hechos. Por ello en este debate se procura que nos perdamos en las palabras y no veamos los hechos.

Ilusiona ver una criatura nadando en el líquido amniótico o a las horas de nacer. Enternece el corazón y preocupa ver un niño prematuro. Desagradable es ver restos de un niño que no ha llegado a nacer encima de una talla estéril de una sala de operaciones, pero se vuelve horrible cuando uno sabe que eso ha sido programado y provocado. En España se provocan 300 abortos cada día. Los 112.000 niños y niñas que en el año 2012, según datos del Ministerio de Sanidad, no llegaron a ver la luz son un grito a nuestra conciencia.

Se argumenta, a veces, que la libertad de cada uno está por encima del derecho a la vida de un ser humano inocente. Surge entonces la pregunta ¿Existe el derecho a matar al propio hijo? Tan solo preguntarlo resulta casi ofensivo. Pero si la criatura todavía no ha nacido, para algunos, las cosas cambian radicalmente. La biología nos sigue enseñando que es un ser humano, pero el útero puede ser un lugar peligroso, muy peligroso. Mariano Rajoy dijo que era lo “más sensato” y ya está. Se habla de los consejos que recibe de Soraya Sáenz y de Pedro Arriola con sus estudios sociológicos y sus encuestas. Parece que defender la vida sería perjudicial para los intereses electorales del PP. Pero creo que lo principal es la falta de convicción y de principios.
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