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TPK: la investigación artística sin límites
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TPK: la investigación artística sin límites

Por Jara Atienza Pastor

martes 20 de enero de 2015, 21:29h
Respirar arte no es imposible. Situado en un callejón dentro del Centro de Arte Tecla Sala de L’Hospitalet, nos encontramos con un cartel que señala la puerta principal del Taller Pubilla Kasas (TPK).
Pero esa no va a ser nuestra entrada de acceso, sino una discreta puerta de hierro que se encuentra unos metros más adelante, y que da paso a un pequeño patio interior decorado con macetas suspendidas en el aire, y colocadas sobre una escalera; cuya presencia no es para nada accidental. En medio, una mesa y un par de sillas nos invitan a preguntarnos ¿qué es ese lugar?

Es el Tepekale Café, un espacio, según nos explicaron posteriormente los directores del Taller, de encuentro y de reflexión, en el que se hacen desde performances hasta recitales de poesía.

Tras la inicial toma de contacto con el Taller, cualquier tipo de indiferencia desaparece para dar lugar a una enorme curiosidad. Guiados por Alejandro González, un artista habano que aterrizó en Barcelona hace más de 20 años, entramos en el edificio y subimos por unas escaleras interrumpidas por una mesa y varios asientos, rodeados de pequeñas obras de arte iluminadas por una tenue luz. En la planta superior hay una gran sala repleta de caballetes con obras. Allí se imparten cursos de Artes Plásticas para aquellos adultos que quieren experimentar y proyectar su necesidad artística.

Alejandro no da clases, sino que tiene su propio espacio de creación. En la parte contigua a la sala, hay doce espacios con forma de cubo que pertenecen a los doce artistas residentes que, como él, tienen un espacio al que pueden acceder todos los días de 8 a 12 de la noche. “Antes pintaba en mi casa, pero no tenía espacio, así que encontré esto por internet y llevo aquí tres años. He tenido suerte porque está muy bien dirigido; los directores están muy atentos y son muy abiertos, te apoyan en todo”. Con estas palabras el artista cubano nos permite entrar en su pequeño mundo, repleto de obras que son pura explosión de color.

“El arte es el motivo por el que me levanto cada día. Es el motivo de mi alegría y también de mi tristeza”. Para una persona para la que “el arte lo es todo”, como para nuestro guía, el hecho de poder tener un lugar en el que trabajar diez o doce horas diarias, es de gran ayuda para que “los resultados te pillen trabajando”. Por eso, hablamos con los precursores de este proyecto que comenzó en 1977 de la mano de los artistas Agustín Fructuoso y Xaro del Castillo.

Sentados en una amplia sala donde se realizan exposiciones y que sirve, a la vez, de lugar de investigación; Xaro cuenta como la iniciativa empezó en un pequeño local comercial porque “había gente que quería que se le enseñase arte”. Ni siquiera contaban con un título de Taller artístico, sino como escuela de Taekondo; ya que no existían precedentes. Agustín nos explica que el centro nació en una época pre-democrática en la que surgieron diversos proyectos relacionados con la creación y la formación artística. Pero el TPK, como exponen los artistas, no es un lugar exclusivamente de formación o de creación, sino de ambas cosas a la vez.

Sin límites
La finalidad del centro desde su nacimiento fue la de “encontrar un lugar en el que cada persona, tenga el nivel que tenga, se acerque a su espacio personal de expresión artística, sea con el lenguaje que sea (gravado, pintura, fotografía etc)”. Según el director, “ el Taller es, al fin y al cabo, un proyecto político que busca establecer una relación entre la persona y el arte”. De ahí que se lleven a cabo diversas actividades que permitan, sobre todo a la gente del territorio, ser partícipes de esa experiencia. Tanto las clases como las reuniones filosóficas, los encuentros y las exposiciones (Solstici) giran siempre en torno a algún tema de reflexión; porque se trata, al fin y al cabo, de investigar(se); de pensar en y para el arte.

El Taller Pubilla Kasas es un lugar en el que se apela a la reflexión y al arte; un arte que, sin embargo, no tiene límites ni fronteras. Porque, recurriendo a las preguntas que hoy en día emergen de manera inevitable cuando se habla de Arte Moderno ¿qué es un artista? ¿Dónde está la línea que separa lo que es arte de lo que no lo es? Agustín y Xaro lo tienen muy claro, “un artista es aquel que es capaz de establecer una metáfora y plasmarla en algún lenguaje”.

Los límites no tienen cabida en el TPK, porque para ellos “el Taller es la cabeza, y en la cabeza no tiene que haber compartimentos”. III
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