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Mujeres y equidad

miércoles 18 de marzo de 2015, 00:34h
Una La noticia no por sabida deja de impactar. Un estudio reciente, elaborado por las Entitats Catalanes d’Acció Social (ECAS), revela que la crisis económica golpea doblemente a las mujeres y agrava las desigualdades con los hombres.
Los datos que aporta el trabajo son irrefutables. Se ha incrementado la brecha salarial entre los dos sexos, lo que supone un paso atrás en los pequeños avances que se habían producido en la época de bonanza económica, al pasar del 18,5% del año 2009 al 19,8% del 2011. Además, la propia dinámica del mercado de trabajo, con una mayor precarización del empleo, está dando al traste con uno de los grandes objetivos con el que habíamos cerrado el siglo XX: la conciliación laboral y familiar.

Si Europa es un ejemplo, la sociedad catalana y española sigue lejos del aprobado. El informe auspiciado por ECAS y que lleva por título Crisi, gènere i pobresa descubre los mecanismos que laminan la igualdad entre hombre y mujer. En el ámbito privado, por ejemplo, las mujeres aún son de forma muy mayoritaria las que dedican más horas a las tareas domésticas y a la atención de los familiares más desprotegidos, situándose por encima de las cuatro horas diarias de media.

Hay un detalle revelador. La carga de trabajo que soportan las mujeres ha aumentado sensiblemente por el impacto que tienen los recortes económicos en las prestaciones destinadas a personas dependientes que son atendidas en casa por falta de recursos o por eliminación de plazas asistenciales. En estos casos, quienes cuidan al familiar son en un 83% ellas frente al 17% de hombres.

Esta dedicación merma la posibilidad de acceso al mercado laboral y en el caso de que sea posible se las aboca a jornadas discontinuas, extremo que impacta negativamente en las posibilidades para desarrollar una trayectoria laboral plena y para optar a puestos de responsabilidad. Otra consecuencia es que en caso de paro el subsidio es menor o cuando llegue la edad de jubilación se les reducirá el importe de la paga por una merma de la cotización.

Cáritas constata, en el mismo contexto, un aumento en el número de mujeres que atiende la entidad y de ellas un incremento significativo de las que forman familias monoparentales, llegando hasta el 94% de los casos.

Un trabajo con este cúmulo de datos da qué pensar. Debería hacernos reflexionar sobre conceptos tan básicos como el de la igualdad. Ponerle cara a las cifras ayuda a percibir el trabajo que aún queda por hacer hasta que se haga realidad la máxima de que todos nacemos iguales y de que el sexo, el que uno nazca hombre o mujer, no debe ser un freno al derecho de todo ser humano a diseñar su propio futuro.

Y en este camino nada es inocuo, como algunos pretenden hacernos entender. III
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