Como el legendario John McEnroe con el juez de silla, por un ajustado ‘passing shot’ de Ivan Lendl en la final de Roland Garros de 1984, que el neoyorkino acabó perdiendo contra el checo y que ha pasado a la posteridad... Así de cabreados, o incluso más, están los socios del Club de Tennis Andrés Gimeno de Castelldefels. Llevan años siendo víctimas silenciosas de pequeños hurtos y robos de material deportivo y objetos personales dentro del vestuario, pero la situación se ha descontrolado de un tiempo a esta parte y ya no pueden seguir callados ante la inacción de la junta directiva de su propio club. Desde hace algo más de un año, prácticamente todas las semanas, desconocidos desvalijan alguna taquilla, forzando el candado, para sustraer raquetas de tenis, palas de pádel y cualquier material deportivo valioso que alberguen en su interior.
“Los robos en las taquillas van cada vez a más y aquí nadie hace nada”, denuncia un socio del C.T. Andrés Gimeno con un cuarto de siglo de antigüedad en la entidad. El compañero de pista con quien se presenta, un hombre con otros 25 años en el club, ha sido una de las últimas víctimas de los ladrones: tres raquetas; (dos de ellas, recién compradas, sin apenas uso y valoradas en cerca de 400 euros). “Lo he notificado al club, pero ni siquiera han sido lo suficientemente considerados como para mandarme una nota de disculpa lamentando lo sucedido. Eso es lo más triste de todo, que parece que no les importe”, denuncia el socio, que ha recibido el candado nuevo para la taquilla un mes después de que la desvalijaran. Cuatro semanas sin poder usarla. Y paga una cuota extra por tenerla. Y para más inri, por tener una taquilla que no cumple su cometido de blindar sus pertenencias.
Los socios utilizan los armarios del vestuario (no incluidos en la cuota del club) para guardar, fundamentalmente, sus raquetas y las zapatillas que usan en la pista. Evitan así ir cargando con este material de su domicilio al club, una entidad sin ánimo de lucro que pertenece a los socios y que fue fundada en 1974 por el mítico tenista barcelonés Andrés Gimeno.
Resulta que buena parte de esas taquillas incorporan en su parte superior una especie de ranura de unos dos centímetros (al modo de un buzón) que funciona como respiradero pero que delata la presencia de raquetas de tenis o de palas de pádel en su interior.
“Solo hace falta enfocar con la linterna del móvil y ves perfectamente lo que hay dentro”, se quejan los dos socios. “Cualquiera puede detectar sin dificultades dónde se esconde un botín apetecible y hacerse con él en un santiamén”, alertan, en referencia a la facilidad con la que no socios ni abonados deambulan por unos vestuarios a los que los miembros del club acceden previo pago de la cuota mensual.
En verano de 2022, un socio denunció que habían forzado su armario para llevarse sus raquetas Yonex. Otra víctima.Es difícil contabilizar cuantas van. Ni siquiera la dirección del club lleva un recuento del número de taquillas asaltadas. Algunos asociados prefieren que ni quede constancia… Están quemados ante la indefensión que padecen. Y rebotados con la junta directiva por su pasividad, que no está moviendo un dedo para dificultar los robos de sus enseres. Actualmente, en el Gimeno, personas no socias entran como Pedro por su casa. “Un no socio que alquila una pista de pádel reservada a través de la aplicación Playtomic, se ducha y se cambia en el mismo vestuario que los socios. Es una anomalía que el club no quiere, o quizás no sabe, resolver. Urge separar a los socios de los usuarios puntuales”, propone una socia.
-¿Y qué hace la junta directiva?
-Nada. Dividir. Elucubrar. Dicen, sin pruebas, que los ladrones son socios.
-Algo más hará…
-Sugerirnos que vigilemos nuestras pertenencias porque ni el club ni su seguro se responsabilizan de los robos.
-¿Sitúa la junta el foco en la víctima?
-Sí. Lo contrario de su slogan de campaña, que iba de situar al socio en el centro del club. La junta no es transparente ni acepta críticas. Hace poco, a un socio -muy majo, pero crítico- quisieron echarlo por no callarse. No les salió bien.
La indignación entre éstos y otros socios del Andrés Gimeno es enorme. Hasta hace año y medio, lo más que se atrevían a sustraer los rateros de vestuario era la ropa dejada sobre los bancos por alguien que se estaba duchando o haciendo deporte. También había que vigilar carteras y móviles guardados en las bolsas o en las taquillas. Pero ahora arrecia una oleada de robos con fuerza sin precedentes, con candados reventados con ganzúas o con cizallas. “La situación es alarmante. Y lo peor es la inacción de los gestores”, inciden.
De hurtos a robos con fuerza. “Van a por las raquetas y las palas buenas, para venderlas en aplicaciones o en el mercado sumergido. Son delincuentes, tal vez profesionales, que operan en clubes donde no encuentran dificultades, como en éste, donde incluso se deja el torno del vestuario abierto los días de mayor afluencia de no socios”, especula el socio con 25 años en el club que fue víctima de un saqueo.
Un club que ni siquiera le ha mandado una nota de disculpa lamentando lo sucedido. “Su intención es tapar todo”, lamenta. Mientras la entidad -la junta directiva como máxima represente- perpetúa su parálisis, los ladrones siguen haciendo su agosto a costa de los socios. “Abren nuestras taquillas sin ningún problema. Saben lo que se hacen. No como la junta, que sigue sin dar respuesta a un grave problema”, apunta otros socio con 30 años en la entidad.
A diferencia de otros clubes de tenis, en el C.T Andrés Gimeno el acceso a las instalaciones es libre siempre: clases particulares, restaurante, academias, extraescolares, jugadores de pádel… Y, aunque la entrada al vestuario está protegida por un torno, es fácil colarse, sobre todo en jornadas con fuerte actividad deportiva, “Muchas veces está abierto o no funciona”, atestiguan otros usuarios contactados.
Según explica un experto en seguridad, los autores de los robos del club de tenis “conocen lo fácil que es cometerlos, y ya han aprendido y perfeccionado cómo llevarlos a cabo. Son profesionales, con experiencia”, confirma. Un extremo que no consuela a los asaltados: “Lo vivo como si hubieran robado en el garaje o el trastero de mi vivienda. Lo asombroso es que la junta no lo viva de igual manera”.
Entre los socios, hay unidad. Exigen que el club responda ante la oleada de robos. Pero solo perciben desidia. “Después de denunciar el robo, nada: no he recibido ni un correo electrónico, ni un simple whatsapp ni una llamada”. Argumentos para estar descontentos no les faltan. En marzo, la dirección del club remitió a los socios un comunicado en el que, además de pedirles que fueran más precavidos, se comprometía a tomar medidas: taquillas más grandes con cierre electrónico, habilitar una zona del vestuario exclusiva para visitantes y usuarios puntuales, presupuestos de compañías de seguros o aumento de las rondas de vigilancia. Incluso se explicó que el club se había puesto en manos de un gabinete profesional “para implementar alguna medida que permita sorprender, in fraganti, a aquellas personas culpables de estos actos”. Pero todo ha quedado en agua de borrajas.
Los afectados se arrepienten de no haber denunciado los hurtos o los robos (con fuerza) directamente a los Mossos d’Esquadra. Sí irán a partir de ahora, explican. Poco más se puede hacer, argumentan. Está prohibido instalar cámaras en los vestuarios (que delatarían a los autores) y ubicarlas a la entrada permitiría identificar a todo aquel que entra o sale de la zona de taquillas, pero tampoco garantiza gran cosa: “Aportaría indicios, no pruebas de los delitos”, desvelan.
Hay socios que se han dirigido directamente a la directiva pidiendo que se tomen medidas, exigiendo, sin éxito, que se incrementen las medidas de seguridad, restringiendo el paso en los accesos o habilitando un vestuario para los no socios en un barracón. “Porque, honestamente, ¿alguien cree que un delincuente va a robar en su propio club?” incide un asociado, que no se muerde la lengua: “Sentirnos seguros en el club tiene que ser una prioridad”, proclama.
Fuentes próximas a la dirección del Club Tennis Andrés Gimeno reconocen que los robos en los vestuarios están aumentando, pero niegan dejadez. Sostienen que el espinoso problema se trata “de forma recurrente” en las reuniones de la junta directiva y que es “estresante” no poder ponerle fin. Los directivos también se hacen cruces: “Es decepcionante que socios y abonados roben a sus propios compañeros”.
Lo que si es decepcionante, como apunta otro afectado, es que el director de la escuela de tenis -un socio legendario- “se vea obligado a llevar a la ducha una riñonera con sus objetos de valor.” Y lo que resulta “estresante”, añade, es que al profesor de tenis más veterano -otra leyenda- “le desvalijaran su taquilla y siga esperando un mensaje por parte del club”.
Mal va el partido. Las bolas –en forma de peticiones- que los socios lanzan por encima de la red hacia la cancha de la directiva, no son respondidas por la junta en forma de soluciones o respuestas. Y, al final los que acaban ganado el partido, y sin despeinarse, son los malhechores. En estas circunstancias, poco les queda por hacer a los afectados más allá del derecho al pataleo. ¿O acaso dejarse de buenas palabras y subir de nivel, en plan Nick Kyrgios? Tal vez. Y es que justo al cierre de esta edición, han sustraido de la taquilla de un socio con 40 años en el C.T. Andrés Gimeno dos raquetas nuevísimas valoradas en 700 euros. III
Un seguro con cada candado por contrato |
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