Viladecans ha puesto en marcha sus primeros juegos de agua infantiles en la plaza de Salvador Allende, un nuevo espacio pensado para ofrecer sombra, frescor y diversión durante los meses más calurosos. Inaugurados el pasado 6 de junio, los juegos están distribuidos en dos zonas: una con 17 surtidores que se activan en secuencia tras pulsar un botón, y otra con dos anillos de pulverización y dos cañones de agua, también de activación manual. El sistema está diseñado para ser sostenible: toda el agua utilizada se infiltra en el freático, evitando el desperdicio y favoreciendo el equilibrio hídrico del entorno.
La instalación estará operativa hasta el 15 de septiembre, todos los días de 9 a 14 h y de 17 a 22 h. Las señales ubicadas en la plaza recogen las recomendaciones de uso para garantizar la seguridad de los usuarios. Esta iniciativa se enmarca dentro del plan de naturalización urbana “Viu Verd”, cuyo objetivo es hacer de Viladecans una ciudad más habitable, fresca y resiliente ante el cambio climático. La actuación también contribuye al cumplimiento de la Declaración 3-30-300, que establece que cada vecino pueda ver al menos tres árboles desde casa, que haya un 30 % de cobertura vegetal en cada barrio y que no se tenga que caminar más de 300 metros para encontrar un parque.
La plaza Salvador Allende ha sido completamente remodelada para convertirse en un gran espacio de encuentro ciudadano de casi 8.000 m². La reurbanización ha eliminado barreras arquitectónicas provocadas por la orografía del terreno y ha integrado zonas antes separadas, transformando un tramo del carrer Doctor Canonge Auguet en vía peatonal. La actuación también ha sumado un carril bici que conecta el barrio del Molí-Ginestar con el eje ciclable de la riera de Sant Climent, uno de los corredores clave de movilidad personal en la ciudad.
Durante la próxima fase de las obras —prevista para otoño, una vez superadas las restricciones por sequía—, se plantarán 58 nuevos árboles y se incorporarán más de 550 m² de arbustos de bajo consumo hídrico. La plaza contará con nuevo mobiliario urbano, bancos a la sombra y luminarias LED de bajo consumo que mejoran la visibilidad y la seguridad, diseñadas con perspectiva de género para evitar puntos ciegos y espacios inseguros.
Uno de los elementos más singulares del proyecto ha sido la recuperación de los restos arqueológicos del antiguo molino harinero de Pau Modolell, descubierto durante las obras iniciadas en enero de 2022. Este hallazgo obligó a paralizar los trabajos y adaptar el diseño del espacio para preservar los restos, que en el futuro podrán visitarse en un espacio subterráneo acondicionado para la divulgación del patrimonio local. El acceso se hará mediante unas escaleras integradas en la plaza y su construcción está prevista para el próximo año. De este modo, la plaza de Salvador Allende no solo será un punto de encuentro y disfrute ciudadano, sino también un lugar de memoria histórica para explicar la evolución del entorno urbano de Viladecans.