Cristian Fernández no es un nombre cualquiera dentro del mundo espiritual. Con una sensibilidad extraordinaria y un carisma cercano, este médium, clarividente y tarotista español ha logrado consolidarse como una figura destacada en el ámbito de la mediumnidad, conectando a miles de personas con sus seres queridos fallecidos.A través de sus sesiones, directos y formaciones, Fernández transforma el escepticismo y el dolor de sus interlocutores en comprensión, luz y esperanza. El Llobregat ha sido testigo de excepción de su último espectáculo, Desde lo intangible’ (que colgó el cartel de “sold out” en la sala Acuarela de Barcelona, como viene siendo habitual en él), y puede constatar que la experiencia pone los pelos de punta.
Desde su más tierna infancia, Cristian supo que era diferente. “Recuerdo tener seis o siete meses de vida y verme a mí mismo en el carrito de bebé. Esa imagen nunca la he olvidado. A partir de ahí, empecé a canalizar estados de ánimo de las personas sin necesidad de hablar, como si mantuviera un diálogo de alma a alma”, relata con serenidad. Sin embargo, su camino hacia lo esotérico no ha sido sencillo. Durante años, ocultó sus capacidades por miedo al rechazo. “Bloqueaba o ignoraba lo que me sucedía por temor a que me tomaran por loco. Pero cuando llegó mi despertar espiritual, no hubo marcha atrás. La vida te pone en el camino indicado, te guste o no”, afirma.
Cristian Creció en Sant Boi. Durante 18 años, Cristian se dedicó con pasión al mundo del fitness, ejerciendo como instructor de actividades dirigidas. Trabajó en varios gimnasios, de la ciudad y en algunos de los mejores del país, en Madrid y en Barcelona. Incluso llegó a impartir clases a nivel internacional en Alemania, Italia y Sudamérica, y también fue coordinador de un centro deportivo.
Pero su verdadera vocación emergió con fuerza cuando comenzó a ofrecer sesiones de médium como un hobby. “Me di cuenta de que estaba ayudando a sanar el alma de muchas personas. Era muy gratificante ser el transmisor entre el plano físico y el espiritual. Ahí supe que esto era lo mío”, confiesa. Ahí entendió también que su vida no le llenaba y decidió cambiarla por completo a contracorriente y sin importarle lo que la gente pudiera llegar a opinar de él.
La transición fue gradual pero decidida. El amor y la gratitud con los que respondían las personas tras una sesión le convencieron para dejar completamente atrás su antigua profesión y dedicarse en exclusiva al espiritismo. “No hay palabras para describir lo que sienten esos padres que han perdido algún hijo y que, tras años de psicólogos, encuentran consuelo verdadero en una sesión” con él, asegura.
Actualmente, Cristian ofrece sesiones de tarot, mediumnidad, radiestesia y sanación cuántica. Incluso va más allá: cada lunes y miércoles a las 22:30 h, realiza directos gratuitos en Instagram y TikTok. “Lo hago para normalizar lo que hago, sin tapujos. La gente necesita ver que soy una persona normal. Sin turbante, sin cosas raras… Un chico normal, deportista, con una sensibilidad especial. Hay mucho desconocimiento y miedo. No voy viendo fallecidos por la calle. Solo canalizo cuando hay consentimiento y una conexión”, especifica el médium samboyano.
El éxito de sus directos en redes ha dado paso al estreno de su gira “Desde lo Intangible”, que durante este 2025 recorrerá ciudades españolas importantes como Barcelona, Valencia, Almendralejo, Córdoba, Sevilla, Las Palmas... “En los directos tenía 500 o 600 espectadores. Así surgió la idea de hacerlo presencial, para vivir la experiencia más intensamente”. La emoción, asegura, siempre está presente en sus ‘conexiones’, ya sea en redes o en riguroso directo presencial. “Yo tampoco sé lo que va a pasar hasta que abro el canal espiritual. Es una mezcla de emoción e incertidumbre”, rubrica Cristian Fernández.
Barcelona (10 de mayo) ha sido una de las paradas más especiales de la gira: llenó la Sala Acuarela y agotó las 250 entradas del aforo. “Vinieron cerca de veinte familiares y amigos. Sentí un respaldo muy bonito”, revive. La mayoría de sus seguidores son mujeres adultas, quien destacan del médium de Sant Boi su cercanía y la emoción que transmite. Para Apoyar a Cristian, asistió al evento Rául Vaquero, el médium más famoso y reconocido de España y uno de los más queridos internacionalmente. Vaquero ayudó a Fernández en sus inicios y le sigue apoyando a día de hoy. Cristian le rindió un homenaje especial, proyectando un video de ambos y juntos se animaron a hacer una sesión a medias.
El evento de la sala Acuarela arrancó a las 19 h. con un baile sobre el escenario para arrancar la noche en la que se iban a hacer entre 6 o 7 sesiones médium en directo. Sobre el escenario, dos pequeños sofás donde iban a ir acomodándose las personas elegidas. Las reacciones del público son tan variadas como emotivas. El Llobregat ha podido comprobarlo de primera mano. “Una vez, en un evento, le dije a una chica que su ser querido me hablaba de un mechón de pelo. Ella abrió su bolso y lo mostró. Lo llevaba consigo. Nadie puede inventarse algo así”, ratifica.
Cristian se paseó entre el público, comentando sus sensaciones, lo que le venía la cabeza de forma sensorial y tras exponer sus impresiones siempre había alguien del público que se sentía reconocido en ese caso o situación. Entonces lo subía al escenario y le revelaba e detalles más personales que solo aquella persona sabía dictados por el más allá. Por ejemplo, habló de una fotografía de un ser querido en un colgante y la mujer elegida enseñó que en la parte posterior de su collar llevaba esa fotografía. En otra ocasión, Cristian visualizó un tatuaje con el símbolo del infinito y otra de las mujeres que subió al escenario se subió la manga para que pudiéramos comprobar que sí, que ella se había hecho ese mismo tatuaje a raíz de su pérdida.
Una de las protagonistas del evento de Barcelona fue Silvia Fernández, de 56 años, que asistió a la sala junto a su hermana. Silvia perdió al amor de su vida, y aunque nunca había participado en algo similar, algo le impulsó a ir. Lo que ocurrió en la sesión superó cualquier expectativa: “Me sorprendió mucho. Todo lo que me decía Cristian coincidía. Supe que era mi amor quien hablaba. Fue magia”, sostiene .
Cristian canalizó detalles que solo Silvia conocía. “Dijo cosas que nadie más conocía... Con cada palabra me emocioné más y más”, asevera. En ese momento, el escenario se esfumó para ella: “El resto del mundo desapareció, éramos mi amor y yo comunicándonos a través de Cristian”, asegura.
Para Silvia, la sesión fue una lluvia de emociones que le devolvió la esperanza. “La tristeza continúa, pero me dio paz. Saber que nuestros seres queridos no mueren, sino que se transforman, consuela”. Su vivencia fue tan intensa que incluso las personas de su entorno, algunas escépticas, quedaron impactadas por su relato. “Cristian es luz, paz, empatía, conexión... Es como si lo conociera de siempre”.
Otra protagonista, Cristina Nevado Rodríguez, de 34 años, acudió al evento acompañada por dos amigas que, como ella, atravesaban un duelo. Había perdido a su hijo Ángel. No esperaba ser elegida en la sesión, pero cuando Cristian comenzó a canalizar, no tuvo dudas: “Sentí que era 100% mi hijo” de quien hablaba el médium. Lo que ocurrió después fue profundamente revelador: Cristian le transmitió un mensaje de amor, consuelo y... una revelación. “Me habló de esperanza hacia un nuevo embarazo. Me sorprendió muchísimo, porque ya estoy embarazada y él no lo sabía”, reconoce. Hubo también señales imposibles de inventar: una pelota en el agua, símbolo de los sueños que su marido tenía con su hijo. “Mi marido era jugador de waterpolo,y soñaba con enseñarle a nadar y jugar. Ese detalle me impactó profundamente”, asiente.
Cristina se fue del evento con una certeza: su vínculo con Ángel no terminó con la muerte. “Nuestro vínculo es eterno. Me ayudó a dar un paso más en mi duelo. Sentí tanta paz…”. Ahora ve la vida y la muerte de otra manera: “Entendí que no todo acaba. Que hay vida después de la vida”. Porque para quienes transitan por una sesión con Cristian, no hay duda. Las emociones, los detalles, la paz que encuentran no pueden fabricarse. “Cuando sufres una pérdida, esta es la mejor terapia para empezar a ver la luz”, concluye Silvia Fernández.
Cristian también imparte cursos online de mediumnidad, tanto para principiantes como para niveles avanzados. “Acuden personas con sensibilidad, que han tenido experiencias pero no saben cómo gestionarlas. El miedo a lo desconocido puede bloquear mucho. Verme trabajar les inspira y les muestra que también pueden hacerlo”, admite. Les relata cómo le vienen “imágenes, palabras, emociones, incluso síntomas físicos, así es como puedo interpretar lo que los espíritus quieren transmitir”, revela.
Para Cristian, la intuición es esencial. “El contacto con el mundo espiritual no es verbal, es telepático e intuitivo. Si me viene la imagen de un pastel con velas, sé que hay un cumpleaños importante. La práctica diaria me aporta el crecimiento real, aunque también me formo y comparto con compañeros del sector”. Ser médium también implica un profundo trabajo de auto-cuidado. “Si yo no estoy bien física o emocionalmente, no puedo canalizar con claridad. Por eso medito, como sano, hago ejercicio. Hubo una época que no me cuidaba y me afectó mucho”, lamenta.
En el camino se ha encontrado con muchas críticas y rechazos como figura pública en redes sociales. “Me han llamado estafador, vende humos... Al principio dolía, pero entendí que es parte de esto. Me quedo con las reseñas reales de quienes viven la experiencia. Ellos son quienes deben opinar”. Actualmente, más de 45.000 personas lesiguen en Instagram, más de 37.000 en TikTok y su canal de YouTube supera los 430 vídeos. Su comunidad crece sin parar, guiada por un mensaje claro: “Hay vida después de la muerte física. Este plano es un viaje. Nuestra verdadera casa es el plano espiritual”, pontifica el médium de Sant Boi.
A cinco años vista, Cristian se ve a si mismo expandiendo aún más su labor espiritual. “Me imagino haciendo eventos en España, Latinoamérica y Estados Unidos, organizando retiros espirituales, dando formaciones, sesiones privadas... Disfrutando de lo que hago y aportando amor y sanación”. De hecho, este mismo año llevará su gira a Colombia, con eventos en Bogotá y Medellín después del verano.
El joven que un día tuvo miedo de contar lo que vivía, hoy llena auditorios, conecta almas y transforma realidades. Con voz firme y una mirada transparente, concluye: “Este camino me ha cambiado la vida. Ahora soy libre. Libre para ayudar, para sanar, y para vivir mi propósito”. III