Una plaza Sant Jaume a medio llenar se convirtió este 28 de junio en un gran mural humano cuando los manifestantes formaron la palabra “NO” para escenificar su rechazo a la ampliación del Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat. Convocados por la plataforma Zeroport, los asistentes, muchos de ellos venidos desde el Baix Llobregat, lanzaron aviones de papel y corearon consignas contra el pactado desembolso de 3.200 millones anunciado a principios de mes por el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, y el Gobierno central. La movilización del sábado dio continuidad a la marcha del 14 de junio en El Prat y continuará con una concentración coincidiendo con el congreso internacional de la red Stay Grounded (3-6 julio), que reunirá a colectivos de 30 países para coordinar acciones de desaceleración del tráfico aéreo.
El plan, acordado entre Generalitat, Gobierno y AENA, contempla prolongar la tercera pista y ampliar terminales para ganar hasta 10 millones de pasajeros adicionales al año.
Las entidades ecologistas y decrecionistas agrupadas en “Zeroport”, al igual que la alcaldesa de El Prat, Ana Bou, alertan de la afección sobre los espacios de La Ricarda y El Remolar, incluidos en la Red Natura 2000, y del aumento de las emisiones en pleno compromiso europeo de recortar CO2. Zeroport recuerda que en 2021 la presión ciudadana obligó a suspender un proyecto similar tras una marcha que reunió a 90.000 personas según los organizadores.
El movimiento denuncia, además, la “turistificación” que supondría el incremento de vuelos: encarecimiento de la vivienda, saturación de servicios públicos y más ruido y contaminación para la conurbación barcelonesa. Las organizaciones reclaman destinar los fondos previstos a modernizar Rodalies, impulsar el tren nocturno y reforzar el transporte público de bajas emisiones, en lugar de ampliar infraestructuras aéreas.
Con la mirada puesta en las próximas movilizaciones —y en posibles batallas judiciales sobre el impacto ambiental— Zeroport hace un llamamiento a la comunidad científica y a los partidos para “volver a levantar un muro social como el de 2021” y definir un modelo de movilidad compatible con los objetivos climáticos y la protección del delta.