Bajo el manto de una gran espectación y de un nutrido grupo de militantes y simpatizantes que copaban la plaza del Pirulo de Bellvitge, Vox ha dado inicio este sábado al curso político catalán en L'Hospitalet, en el corazón del llamado cinturón rojo” metropolitano. La elección del lugar de celebración del mitin no ha sido casual: L'Hospitalet es la segunda ciudad más poblada de Cataluña y un histórico feudo del PSC durante décadas. Además, Bellvitge es el barrio que encumbró al primer alcalde democrático de la ciudad: el socialista Juan Ignacio Pujana, símbolo de las reivindicaciones vecinales que ahora han vuelto a dejarse oir en la calle. Así que la apertura del curso ha tenido mucho de simbólico, porque la formacion que dirigen Santiago Abascal e Ignacio Garriga lo consideran el inicio de una ofensiva para disputar el voto de las clases trabajadoras desencantadas con el PSC, atrayendo a su base electoral, hasta ahora extremadamente fiel.
La cita ha congreado a un millar de personas a un barrio obrero marcado por la creciente mezcla cultural, las tensiones sociales debido a la denuncia sostenida de un incremento de la inseguridad y una fuerte tradición socialista. En este contexto, Garriga ha desplegado un discurso cargado de referencias a la falta de seguridad, los frecuentes robos y el deterioro urbano: "Hoy Hospitalet se ha convertido en una zona donde la inseguridad no para de crecer, donde los atracos son habituales, donde los comercios de toda la vida cierran y donde los jóvenes abandonan las calles en las que jugaban a pelota por miedo a la delincuencia y por falta de futuro”, ha exclamado Garriga. Con este mensaje, Vox se propone subir un peldaño más en su campaña “Defendamos nuestros barrios”, iniciada meses atrás en barrios con una fuerte presencia de población inmigrante organizando ahora actos de mayor formato.
El líder de Vox en Cataluña ha situado en el centro de sus críticas al PSC, acusando a los socialistas de ser responsables de la “decadencia” de L’Hospitalet y de Cataluña. “Las políticas del socialismo suponen degradación, falta de seguridad, falta de libertad y decadencia. Y por eso hoy desde aquí queremos trasladar un mensaje de esperanza , para liderar la oposición total y absoluta al peor socialismo que estamos sufriendo desde hace muchísimo tiempo”, ha criticado Ignacio Garriga. El dardo envenenado ha alcanzado también al president de la Generalitat, Salvador Illa, a quien acusó de ser “lo mismo que Puigdemont, Junqueras y Aragonès, pero con diferente color”.
La inmigración ilegal y descontrolada, cuestión recurrente en el discurso de Vox, ocupó buena parte del acto. Garriga ha denunciado la propuesta de transferir competencias en materia migratoria a la Generalitat, un acuerdo explorado por el PSOE y Junts en el marco de sus negociaciones parlamentarias para mantener en Moncloa al President del Gobierno, Pedro Sánchez. “Pretenden entregar las llaves de nuestras fronteras a un prófugo de la justicia. Es un atentado contra la unidad y la igualdad de los españoles. Un atentado que no vamos a permitir bajo ninguna circunstancia”, ha reiterado el secretario general de la formación, quien ha aprovechado los micrófonos para revelar que Vox ya ha registrado en el Congreso una iniciativa para frenar este debate y solicitar informes jurídicos al Consejo General del Poder Judicial.
El mitin también ha sido utilizado como altavoz para enviar un mensaje a Génova: “La gran pregunta es qué va a hacer el PP. Hemos visto que coquetea con Junts, que está dispuesto a hablar con ellos, y que en las últimas horas ha llegado a suscribir el mal llamado pacto nacional por la lengua en Badalona”, enviando una andanada al alcalde de esta ciudad, el popular Xavier García Albiol.
Con este arranque de curso, Vox busca presentarse como alternativa en los barrios populares del área metropolitana de Barcelona, un territorio que durante décadas ha resitido firme como una fortaleza del socialismo. En las últimas elecciones municipales, los de ABascal ya lograron representación en el Ayuntamiento de L’Hospitalet (tres concejales y un 10,27 % de los votos) pero ahora la apuesta es más ambiciosa: capitalizar el descontento con los servicios públicos, el miedo a la inseguridad y la desafección hacia el PSC y dar un vuelco a las urnas.
La práctica totalidad de las encuestas hechas públicas en las últimas semanas apuntan que la derecha a la derecha del PP podría arañar un buen bocado del voto obrero desencantado no solo en Cataluña sino en toda España, en especial en los caladeros históricos del voto socialista. Pero consolidar y sacar jugo a esta tendencia no parece que vaya a ser tarea fácil para el partido de Garriga porque el cinturón rojo metropolitano -tanto el Baix LLobregat como L'Hospitalet- sigue siendo la mayor reserva de voto socialista en Cataluña y Seguramente de todo el Estado Español. Este es el motivo por el que Vox, con actos tan cargados de simbolismo como el de Bellvitge, pretende convertirl el territorio en un campo de batalla política que acabe decantando la balanza de su lado a base de pisar la calle.