Castelldefels se sienta a la mesa de los grandes del mundo foodie. La ciudad ser ha copnvertido en de las 26 capitales gastronómicas internacionales al unirse a la red Délice – Food Capitales, compartiendo mantel con urbes tan sibaritas en lo que a cocina se refiere como Montreal, Bruselas o Helsinki. Con este reconocimiento, la capital turística y hostelera del Baix Llobregat se convierte en la tercera ciudad española —tras Madrid y Barcelona— en entrar en este selecto club que promueve la gastronomía como motor cultural, económico y social. Pero hay más. Con más de 500 restaurantes y una fuerte tradición turística, la ciudad aspira a formar parte de la Red de Ciudades Creativas de la UNESCO y a ser nombrada Ciudad de la Gastronomía de la UNESCO en 2027.
Si alguna vez te has tomado algo en un chiringuito de playa -mirando al mar- en Castelldefels o te has comido un exquisito arroz (a ser posible de los de marca de la casa) en cualquiera de los más de 500 restaurantes de la ciudad o has remado por el Canal Olímpic o te has tendido sin más en la arena después de un chapuzón y has pensado que no solo estabas en la gloria, sino que una propuesta de tanta calidad merecía un premio, no ibas mal desencaminado. El resto del mundo empieza piensa igual. Castelldefels acaba de ascender al Olimpo gastronómico de los elegidos. Y es que este martes se ha anunciado a bombo y platillo -con el mar de fondo- que la ciudad acaba de ser nombrada oficialmente como una de las 26 Food Capitals del planeta, honor que adquiere al incorporarse a la prestigiosa red internacional Délice Network, una especie de Champions League de la gastronomía donde juegan pesos pesados de la especialidad como Montreal, Helsinki, Bruselas, Barcelona o Madrid. Y sí, ahora también Castelldefels.
Con este paso al frente, la capital turística y gastronómica del Baix Llobregat (y por qué no, del mundo, como sostienen sus habitantes y hosteleros) se convierte, además de en un referente, en la tercera urbe española en formar parte de esta exclusiva selección. Y gracias –especialmente- a Barcelona, que ha aceptado la compañía de la capital turística del Baix pese a que las estrictas normas de Délice Network no permiten que haya dos capitales a menos de 200 kilómetros, salvo que la más veterana lo acepte. Y lo ha hecho, algo hasta ahora inaudito. No está nada mal para un municipio con poco más de 70.000 habitantes pero que el año pasado recibió más de 6,2 millones de visitantes, 20 millones de ellos extranjeros.
Por si quedaban dudas al respecto, el alcalde de Castelldefels, Manu Reyes (PP), ha dejado claro durante el acto de presentación de la capitalidad de la ciudad, que “Hoy es un día muy importante. Castelldefels juega ahora en la Liga de los Grandes, en la Champions de la gastronomía”. Y no lo ha dicho por decir, pues la localidad costera “es un referente de calidad de vida y de calidad de restauración”, ha asegurado Reyes.
Los números le asisten. Según datos del propio consistorio, el sector de la restauración y el turismo local da empleo al 75% de la población activa del municipio. Así que sí, lo de vivir bien (y comer mejor) no es solo un estilo de vida, sino también un motor económico de primer nivel. “Castelldefels es una ciudad que ama el turismo: el turismo de calidad, el turismo familiar, el turismo deportivo, los visitantes que vienen a disfrutar de la gastronomía de Castelldefels”. Y esto va a seguir siendo así, pero con un “plus de calidad”, ha asegurado el primer edil.
Pero esto no es solo una medalla para lucir en la solapa y cruzarse de brazos. La ciudad ya está trabajando en su candidatura para entrar en la Red de Ciudades Creativas de la UNESCO, en la categoría de Gastronomía, y ser la Ciudad de la Gastronomía de la UNESCO en 2027. La receta de la nueva aventura local se basa en tres ingredientes clave que definen a la ciudad: diversidad cultural, sostenibilidad e identidad culinaria propia, ingredientes entre los que ocupa un lugar destacado el Arroz de Castelldefels, un plato único que también marida el espíritu mar (playas) y montaña (Macizo del Garraf) de la ciudad.
Durante el evento, que se ha celebrado en el restaurante Tiburón Beach Club, en la misma playa, se han puesto sobre la mesa (literal y figuradamente) los proyectos que han hecho posible el reconocimiento de capital Délice Network y la candidatura a la UNESCO. Desde la popular Ruta de la Tapa hasta las Jornadas Gastronómicas, pasando por la activa Cofradía Gastronómica de Castelldefels o la incombustible Escuela de Hostelería, que forma cada año a nuevas promesas de los fogones.
¿El ingrediente secreto? La conexión con el territorio. La implicación con el Parc Agrari del Baix Llobregat (“el mayor espacio agrícola periurbano de Europa”, como ha recordado el presidente del Gremio de Hosteleria de Viladecans y presidente de la Federación Intercomarcal de Hosteleria , Restauración y Turismo (FIHRT) , Domingo Morilla y el programa Sabores de l’Horta, que hacen posible una cocina de proximidad que pone en valor el producto local, fresco y sostenible. Todo esto aderezado con la visión técnica de la UPC – Campus del Baix Llobregat, que aporta investigación e innovación desde el área de Biosistemas de Agroalimentación.
La estrategia de internacionalización gastronómica de Castelldefels no es flor de un día, va en serio. La ciudad se ha sumado al Programa de Turismo Enogastronómico de la Agencia Catalana de Turismo, y ya contempla integrarse en redes como Saborea España, junto a destinos tan consolidados como San Sebastián o Valencia.
El acto ha contado con la presencia de numerosos representantes del sector: desde la Generalitat hasta la Federación de Hostelería, pasando por expertos como el historiador gastronómico local, Jordi Tresserras o la directora del Instituto Catalán de la Cocina, Pepa Aymamí. Todos han aplaudido el camino emprendido por la ciudad. Y para cerrar con buen gusto un día histórico como este, como no podía ser de otra manera, se ha servido a los presentes (además de otros ricos platillos) el emblemático Arroz de Castelldefels, una receta con historia marinera y sabor de casa. Y ya de paso, se han entregado placas con el certificado acreditativo de la marca Cocina Catalana, a restaurantes de la ciudad como Embarcadero, Las Botas o Solraig by Tiburón.
¿Y ahora qué? Ahora, “a seguir avanzando en calidad de restaurantes y servicios de ciudad”, ha asegurado Manu Reyes. No es un vaticinio baladí.Castelldefels ya ha conseguido reservar mesa entre las grandes capitales gastronómicas del mundo, algo al alcance de muy pocos. Y no se conforma con eso. Al contrario. Piensa cocinar su futuro con los mejores productos de proximidad, en los mejores fogones y servirlo en los mejores platos y las mejores mesas. Brindemos por ello.