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Un disparo a quemarropa, un tiroteo con ametralladora y un ajuste de cuentas

Un disparo a quemarropa, un tiroteo con ametralladora y un ajuste de cuentas

miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h

Gavà y Viladecans concentraron en apenas cuatro días de enero tres sucesos que dispararon las alarmas entre los vecinos, la administración local y los Mossos d’Esquadra 

Agentes de los Mossos d’Esquadra de la Regió Metropolitana Sur, la que da servicio al sur de la comarca del Baix Llobregat y a L’Hospitalet, tuvieron recientemente que echar el resto para hacer frente a la escalada de sucesos encadenados en Gavà y en la vecina localidad de Viladecans, y a sus posibles consecuencias negativas en la tranquilidad de los vecinos. Entre el 21 y el 25 de enero, se vivieron en los dos municipios limítrofes inusitados episodios de tensión y violencia en las calles. El más sonoro, que afortunadamente acabó sin ningún muerto ni herido, fue un tiroteo en el barrio Can Palmer de Viladecans en que los autores usaron un arma de asalto larga.

El tiroteo se produjo la tarde del pasado 23 de enero después de una discusión en un piso del barrio de Can Palmer entre dos clanes rivales. Al parecer, el origen de la riña fueron motivos sentimentales: el noviazgo de una joven pareja que terminó por enfrentar a los dos clanes después de que uno de ellos opusiese a la relación entre la chica y el chico. La negativa de una de las dos partes implicadas desembocó en la reacción airada de la otra, según explicaron fuentes próximas al caso.

Hasta seis casquillos de bala de diferentes armas, entre ellas una ametralladora, fueron encontrados por los abundantes agentes policiales desplazados al lugar de los hechos, la avenida Mil·leni de Viladecans, muy próxima al barrio Poblado Roca, llamado de esta manera por su antigua relación con la fábrica de sanitarios Roca de Gavà, situada en el linde entre ambas localidades.

La escena inmediatamente posterior al tiroteo fue descrita por una testigo como “algo parecido a una película de acción” en que “había agentes con chaleco antibala y decenas de curiosos alrededor de la zona, que fue acordonada y con algunas calles cortadas al tráfico” de vehículos.

Se da la circunstancia de que el tiroteo se produjo a escasa distancia de la comisaría de los Mossos d’Esquadra de Viladecans, a apenas 100 metros, un extremo que puso especialmente en guardia a los investigadores, que decidieron montar un dispositivo especial de vigilancia el día siguiente de los hechos para evitar posibles venganzas, garantizar la tranquilidad de los vecinos y tratar de poner fin a la espiral de violencia desatada repentinamente.

Por fortuna, la pelea a tiros entre dos familias de raza gitana el pasado 23 de enero no provocó que ninguna persona resultase herida. Los agentes de la Región Metropolitana Sur de los Mossos d’Esquadra se han están al cargo de una investigación encaminada a esclarecer quiénes son los autores de unos disparos cuyos impactos son aún visibles a la altura del tercer piso de la fachada del inmueble situado en el numero 23 de la avenida Mil·leni de Viladecans, conocida anteriormente como Lluís Moré.

Asalto en la calle Àngela Roca

Transcurridas menos de 24 horas del tiroteo, se produjo una agresión con arma blanca a plena luz del día en la confluencia de las calles Castelldefels y Ángela Roca de Gavà. Un joven de raza gitana fue asaltado en un piso por dos hombres extranjeros que se hicieron pasar por agentes de Policía para atacarle y tratar de robarle una bolsa cuyo contenido no ha trascendido.

Agentes de los Mossos d’Esquadra investigan la agresión, supuestamente perpetrada por dos hombres originarios de un país del este de Europa, así como si guarda relación con el tiroteo de Can Palmer del día anterior.

La víctima fue atacada con un arma blanca tras resistirse al asalto violento de los asaltantes y negarse a entregarle la mochila que le exigían. Sus heridas, afortunadamente, no son de consideración y ha podido salvar la vida.

El joven recibió la inesperada visita de dos supuestos agentes de Policía que le exigieron que les entregara una mochila propiedad de su padre. Frente a la respuesta negativa y agresiva del muchacho a la extraña y amenazante petición de los asaltantes, éstos huyeron de la vivienda corriendo.

El joven, que no se dio por vencido y salió del piso para perseguirlos, fue acuchillado en los aledaños de la finca. Los sospechosos no lograron finalmente llevarse la misteriosa bolsa.

Fuentes próximas a la Alcaldía de Gavà señalaron que el tiroteo y el ataque “no están relacionados”, un extremo que ahora investigan los Mossos d’Esquadra, que buscan a los autores de ambos asaltos.

Disparo a quemarropa

A quien sí han arrestado los Mossos d’Esquadra es al presunto autor del crimen del joven de 28 años Pau Segovia la madrugada del 21 de enero en una céntrica calle de Gavà.

El sospechoso, un hombre español de 36 años que regenta un bar en la misma localidad, tiene vinculación con el grupo Casual, la facción violenta de los seguidores radicales del Barça Boixos Nois, explicaron fuentes próximas al caso, bajo secreto de sumario. En el registro del domicilio del individuo, los agentes hallaron dos perros que fueron trasladados a una perrera municipal.

El detenido, sin haber trascendido si es el autor material o un cómplice del agresor, ingresó en prisión el pasado 24 de enero. El titular del Juzgado de Instrucción número 8 de Gavà decretó el ingreso en prisión provisional sin fianza para el presunto autor del crimen.

El juez atribuyó al detenido un delito de asesinato, si bien puntualizó que “sin perjuicio de que la instrucción, en el caso de que siga, pueda pasar a uno de homicidio”.

La agresión mortal que sufrió Pau Segovia se produjo sobre las 2.45 horas del 21 de enero frente al número 42 de la calle Mare de Déu dels Dolors, a apenas 40 metros de distancia del bar musical en que, al parecer, se originó una discusión que, finalmente y por causas desconocidas, desembocó en el ataque.

Fuentes de los Mossos descartaron que el móvil fuese el robo de la caja del local o un ajuste de cuentas por asuntos relacionados con el tráfico de drogas.

El discobar Els Punts, ubicado en el número 52 de la calle Francesc Pi i Maragall, está a sólo a 40 metros del lugar de la agresión. Pau se empleó como camarero del bar musical las semanas anteriores a su asesinato. Él abría y cerraba el establecimiento a diario. El testimonio de Gloria Vergara, una vecina a la que despertaron unos gritos procedentes de la calle, da pistas de cómo pudo desarrollarse la fatídica agresión: “Todo pasó rapidísimo: chillidos; carreras; dos hombres siguiendo a otro; el ruido de un golpe contra un coche aparcado; un conductor que se detuvo y que avisó a la Policía; y los gritos desgarradores de una muchacha”.

Pistola de pequeño calibre
La agresión fue con un arma de fuego de pequeño calibre que un vecino encontró escondida en los aledaños del lugar de los hechos. En un primer momento, todo indicaba que la agresión había sido con un punzón. Pero fue una pistola de pequeño calibre el arma empleada para acabar con la vida de Pau Segovia de un disparo a quemarropa en el tórax que le afectó al corazón.

La bala, por su pequeño tamaño, no salió del cuerpo de la víctima, que tampoco presentaba quemaduras. Ese extremo indujo en un primer momento a los investigadores a pensar erróneamente, incluso tras haber hallado la pistola, que el arma utilizada había sido un punzón.

La víctima, un chico bajito sin padre ni madre al que le gustaba Camarón de la Isla, fue enterrada el 31 de enero con los fondos económicos que su hermana y sus dos tías, vecinas del barrio barcelonés de la Barceloneta, lograron recolectar en pocos días entre sus familiares, amigos y vecinos. ||

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