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Los aprendices de la escuela de Seat fabrican el nuevo ibiza Cupster

Los aprendices de la escuela de Seat fabrican el nuevo ibiza Cupster

Marc Guerrero, operario de la compañía: “Para fabricar un prototipo se necesitan manos de pianista”

Por Lucía Gaudioso
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h

Jóvenes estudiantes de la Escuela de Aprendices que Seat tiene en la Zona Franca de Barcelona han colaborado con el personal más veterano de la fábrica y el Centro Técnico de la compañía en la fabricación del Seat Ibiza Cupster, un descapotable.

Mediante este proyecto las nuevas generaciones han descubierto que en la fabricación de un prototipo no todo es robótica, sino que hay mucho trabajo artesanal y manual en cada una de las fases de producción. Marc Guerrero, operario especialista en este tipo de vehículos y que también ha participado en el proceso de fabricación del nuevo vehículo afirma que “para fabricar un prototipo se necesitan manos de pianista”.

Angel Lahoz, responsable del proyecto, defiende que no se pierda el trabajo artesanal que realizan empleados con muchos años de experiencia en el sector del automóvil. Guerrero, en la misma línea, explica ante los aprendices que a la hora de fabricar un prototipo “el taller es como un quirófano: aunque el láser y la tecnología son nuestros grandes aliados, al final lo que cuenta son las manos del cirujano” para lograr el éxito de la operación.

Para el nuevo prototipo ha trabajado durante cuatro meses, con un total de 5.000 horas, un equipo de sesenta personas. “Ha sido una gran oportunidad para los aprendices”, considera Lahoz, así como Marc Estapé, un alumno de segundo de Mecanizado en la Escuela de Aprendices de Seat, que valora de forma muy positiva haber aprendido de la mano de estos veteranos. El aprendiz asegura que “nos han enseñado cosas que no sabíamos” y añade que “la fabricación de un prototipo no tiene nada que ver con un vehículo de serie, el coche casi se fabrica pieza por pieza y hay partes que se hacen manualmente”.

Con la culminación de este proyecto, tanto jóvenes como veteranos se muestran entusiasmados de haber trabajado mano a mano para que este modelo haya visto la luz y les gustaría repetir esta experiencia en un futuro con el fin de asegurar la continuidad de estas técnicas artesanales. “Un conocimiento que no se aprende ni en un libro ni en una pantalla de ordenador, sino con las manos, tocando el coche y mucha experiencia”, concluye Guerrero. A día de hoy, uno de los principales retos de las empresas es garantizar la transmisión de estos trabajos artesanos y manuales a las nuevas generaciones, unos conocimientos que en este caso sólo se adquieren palpando y trabajando directamente con el vehículo.

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