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En su época fueron espectáculos muy apreciados y en los que se invertían grandes cantidades de dinero.
Creados para conmemorar las fiestas dedicadas a los dioses, eran ya, en época republicana, un medio eficaz para ganarse el favor del pueblo. Los habitantes y ciudadanos del Imperio ocupaban mucho tiempo asistiendo a los espectáculos y, cada vez más, exigían novedades. Según las fuentes escritas, algunos de los espectáculos podían durar todo el día, por lo que se repartían higos, nueces, dátiles y carne de ave, lo que algunos autores han llamado “panem et circenses”.