Desenmascarar la mentira, sin complejos
miércoles 17 de septiembre de 2014, 01:27h
Cada año, fiel a su cita, vuelve el mes de septiembre. Con él regresamos a nuestra vida cuotidiana: la familia, el trabajo, los colegios…
Durante estos días, en muchos casos, hemos desconectado de los problemas, nos hemos alienado con el fútbol, el sol, la playa o la montaña. Pero lo que es evidente es que la aniquilación de las vidas de miles de inocentes sigue susurrando a nuestras conciencias que no nos anestesiemos.
Las guerras de Gaza, Siria e Irak son observadas desde la distancia europea con cierta indiferencia: han muerto miles de personas inocentes, población civil que ha sido asesinada por el hecho de vivir en un lugar determinado o por profesar un “credo” de fe distinto al de aquellos que quieren imponer el suyo. ¡Basta ya de una Europa acomplejada, acomodada y temerosa de defender a los inocentes y desprotegidos! ¡Basta ya de matar indiscriminadamente a aquéllos que no pueden defenderse! ¡Basta ya de callar y relativizar los genocidios existentes cuando los problemas son lejanos y no afectan nuestra economía! ¡Basta ya de justificar con el silencio la mentira que nos venden unos asesinos! ¡Basta ya de matar en nombre de un dios construido por ellos!
Dios nos da la vida: defenderla y denunciar todos los ataques que ella recibe es una voz profética que el mundo y nuestras conciencias necesitan. ¿Quién hoy nos proclama dónde está la verdad del ser humano, de su dignidad a vivir con justicia? ¿Quién nos propone una vida que colma y completa nuestra existencia? ¿Quién nos muestra el camino de paz, de reconciliación y de esperanza que realza la belleza de la vida? Alguien tendrá que denunciar todas las mentiras y sus consecuencias, que ensucian y dañan el derecho fundamental de todo ser humano a la vida, más allá de su credo, clase social, raza o cultura. ¡Ojalá! hubieran muchas voces que, sin complejos ni relativismos, alzaran la voz para desenmascarar a los mentirosos.