De campanas

También la subida del PP y la irrupción de Plataforma per Catalunya, junto con la desaparición de ERC son hechos notables a comentar. Pero no lo haremos en detalle. Si merece tenerse en cuenta el ambiente general del Reino de España con tensiones graves en sus periferias, con un brutal incremento del paro que desarma ya cualquier argumento sobre la conveniencia de aceptar como normales cifras de paro de dos dígitos.(21,29%). Sonó el gong de la UE.

Los embarques bélicos en costosos conflictos: Afganistán, Líbano, Libia y la vergonzante lucha antipirata en Somalia. El descrédito internacional: donde nuestros aspirantes a cargos en organismos internacionales son derrotados seguros, a pesar de las generosas aportaciones enviadas. El triunfalismo barato- desmentido por los hechos- sobre nuestro sector financiero con cajas intervenidas y camino de la quiebra que precisan cuantiosas ayudas públicas. Campanilleos de alerta del FMI, OCDE, S&P y otros. Una enseñanza por los suelos en su nivel cualitativo según el Informe Pisa y acreditados evaluadores internacionales. Una política de orden público ineficaz y costosa con manchas de abusos e irregularidades. Incluso en el mundo judicial, con sus particulares sensibilidades: crisis del Constitucional y del Consejo Poder Judicial. Cuando Josep Pla resumía la acción de gobierno en “ordre i moneda”, uno se asusta del desgobierno actual y de la pasiva aceptación de este estado de cosas como normal.

Si el escudo de S.Boi de Llobregat es la campana, hay motivos para pensar que nuestra campana se diferencia de la de Sant Just Desvern por algunos motivos pero sobre todo en que nuestra ciudad ha tenido un gobierno del PSC desde 1979,- es decir 32 años de continuidad partidaria, con gobiernos de coalición PSC-IU - y que tras las últimas elecciones se ha resucitado. Como si todo lo anterior no estuviera ocurriendo, como si nadie recordara los enfrentamientos con la Generalitat durante años y el castigo que esto supuso para nuestra ciudad. ¿Volveremos a ello…?. Desde luego sería una actitud suicida dada la deuda municipal reconocida del 69,22% (2010). Con todos los indicadores económicos en números rojos y la peligrosa inercia ejecutiva fruto de tantos años de monocolor político para afrontar los cambios necesarios en la maquinaria municipal (800 empleados).

Las reflexiones del más honesto librepensamiento nos llevan a considerar que cualquier ejercicio del poder en exclusiva desgasta y corrompe: es una constante histórica. Más de lo mismo es una actitud que retarda la catarsis y el recambio, de acuerdo, pero a la larga no los evita. Vean como ejemplos: la deuda manchega, extremeña, baleárica y la de tantos ayuntamientos socialistas que ocultaban una parte de su endeudamiento. Esperemos que en este cuatrienio la campana de la parroquia de S.Boi no incorpore un nuevo redoble: el de ruina colectiva. Sonido que ya suena en la socialista Grecia. ||