Familia, trabajo y fiesta

Sin embargo, ha sido muy importante para destacar la función de la familia como protectora de la pobreza.

Para soportar la falta de trabajo y las estrecheces económicas es fundamental el entorno familiar. Muchas de las personas en situación de pobreza y exclusión están sin un soporte familiar y, para reducir el riesgo, es muy importante fortalecer la estructura natural de la familia formada por una madre, un padre, unos hijos y, en muchos casos, por los abuelos o alguna otra persona.

La semana anterior, en Madrid, sucedió otro acontecimiento “familiar”. Fue el Congreso Mundial de la Familia. Delegados de todo el mundo manifestaron que “la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado” (Art. 16. Declaración Universal de los Derechos Humanos). La familia natural está inscrita en la naturaleza humana y se basa en la unión voluntaria de un hombre y una mujer en la alianza matrimonial de por vida. La institución del matrimonio sobre todo ofrece a la pareja amor y alegría y también tiene como objetivo la procreación y la educación de los hijos”.

Además, a principios de este mes, se ha celebrado el VII Encuentro de la Familia en Milán. Asistió el Benedicto XVI y resaltó la función de la familia en la crisis, sin olvidar la alegría del encuentro con las personas más queridas: quienes te han dado la vida o a quienes se ha dado la vida. El Papa recordó, a un millón de católicos de todo el mundo, que la familia es un «patrimonio principal de la Humanidad», porque en ella «se experimenta, que la persona no ha sido creada para vivir encerrada en sí misma, sino en relación con los demás; donde se comprende que la autorrealización no consiste en ponerse en el centro, guiados por el egoísmo, sino en donarse».

Es interesante entender a la familia como la fragua en que se forjan los hombres que han de guiar a la Humanidad a un mañana mejor, más próspero por ser más humano. Así, el Papa dijo que «la legislación y las instituciones estatales deben estar al servicio de la familia, fundada en el matrimonio y abierta a la vida; y reconocer el derecho primario de los progenitores a la libre educación y formación de los hijos». Finalmente insistió que «Es necesario aprender, antes de nada en familia, a creer en el amor auténtico, el que viene de Dios y nos une a Él, y precisamente por eso nos transforma en un Nosotros, que supera nuestras divisiones”. ||