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Refundar las instituciones democráticas

Por Fernando Martín
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h
Se incide en la crisis de la deuda para explicar la realidad de la situación actual; sin embargo, la crisis incumbe principalmente a las instituciones y estructuras democráticas a nivel europeo y nacional.
El último caso que demuestra la evidencia de la crisis sistémica lo encontramos en la respuesta inicial, ofrecida por el Eurogrupo, para atajar el grave problema de Chipre. Así, en una primera fase los representantes políticos pretendían imponer una tasa a los depósitos bancarios de los chipriotas con objeto de conseguir alrededor de 5.800 millones de euros y así poder acceder al plan de rescate previsto de 10.000 millones de euros.

Resulta paradójico adoptar dicha medida, incumpliendo la normativa de ámbito europeo en cuanto a la seguridad de los depósitos de importe inferior a 100.000 euros y, por tanto, la misma se presumía ilegal. No obstante, tras la alarma generada se vieron obligados a retroceder y aplicar las restricciones a los depósitos de cuantía superior a la fijada por la norma.

Asimismo, sorprende que un país como Chipre, con prácticas propias de un paraíso fiscal y un volumen de depósitos bancarios que cuadruplicaba su renta nacional no hubiera sido objeto de supervisión. Esto se debe a que los mecanismos supervisores, a pesar de existir, resultan altamente ineficaces.

Ese caso, como tantos otros acaecidos en el pasado reciente, muestran aspectos comunes basados en la improvisación. Se actúa si la gravedad del caso lo requiere, pero no se establecen los mecanismos previos adecuados. En las instituciones europeas, supuestamente “sólidas”, se procede de forma análoga a como lo haría el cuerpo de bomberos que ante un incendio, lejos de atajar el fuego a la mayor celeridad posible, se retirara a estudiar las alternativas por no haber determinado planes de actuación en función de los riesgos que pueden presentarse.

Desde Bruselas se insta a los países a acometer sucesivamente reformas estructurales como única salida a la crisis de la deuda. Ahora bien, las instituciones europeas no apuestan por acometer dichas reformas en su propio seno.

Se precisa una refundación de la Unión Europea, con un gobierno económico sólido, un presupuesto y una fiscalidad comunes, en aras de lograr la cohesión y protección social ineludibles.

Por otra parte y respecto a la gestión económica, el Banco Central Europeo debería adoptar un papel activo y, al igual que la Reserva Federal Norteamericana, inyectar liquidez en los mercados para reactivar la economía, además de rebajar el precio oficial del dinero, no siendo tan austeros en la repercusión de dicha medida en cuanto a las tensiones inflacionistas que comportaría.

A nivel nacional, urge implementar una auténtica reforma fiscal, además de disponer los medios suficientes para luchar contra el fraude fiscal y perseguir la economía sumergida.

En definitiva, el primer paso ineludible para salir de la crisis consiste en una auténtica regeneración de la democracia y de las instituciones naciones e internacionales que la sustentan.||
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