Era domingo y en un restorán de la calle Tuset, un patriarca valoraba los hechos de Kiev con disgusto. Una de sus hijas, mientras las nietas comían, apostilló:
-Solo faltaría que Escocia, no hiciera lo que Quebec…
-Calla, hablemos de la Padania, aunque los flamencos se han calmado, si no menudo berenjenal europeo en pocos meses.
Hubo un silencio y el canoso paterfamilias, hizo un gesto llamando a la escucha y soltó:
-¿Sabéis que los expertos del Sr. Mas que vive a 25 m de este comedor, han dicho que con la independencia catalana habría un “corralito” monetario…?
Eran gente bien relacionada, pronto surgieron ejemplos.
-Sí, como los Agosti que solo podían sacar 300 pesos/mes de sus devaluadas cuentas en USD . Arruinados por políticos argentinos.
Alguien recordó que en Uruguay y Brasil, ocurrió parecido y que muchos ciudadanos de estos países emigraron a España, entonces próspera. Ahora algunos nos dejaban, por temor al populismo, a la demagogia. En los Balkanes proliferaban mini.estados de trayectorias piráticas: tráficos ilegales, corrupción y delincuencia paramilitar.
La separación yugoslava no había aportado prosperidad, lo mismo valía para el Báltico y Cáucaso, el orgullo nacional no reportaba forzosamente bienestar. La matriarca un tanto fastidiada por el sesgo que había tomado la conversación se aventuró:
-No sigamos, que acabaremos como en Reyes en casa de Gil, discutiendo la llegada de la Repartidora del 1936 y con la deuda CAT repartida a lotes en su bandera estelada…
¿Sabéis podemos enviarle la nota de la comida al Sr. Mas que vive delante, a cuenta de nuestra parte de los impuestos retenidos en Madrid? Todos rieron. ||