Una campaña que tuvo el sugerente título de “Uno de nosotros” (One of Us).
La iniciativa «One of us» pide a la Unión Europea que ponga fin a la financiación de actividades que conlleven la destrucción de embriones humanos, en particular en los ámbitos de la investigación, la ayuda al desarrollo y la sanidad. Esta petición está avalada por la sentencia del Tribunal Europeo de Justicia a favor de Greenpeace en 2010, cuando prohibió la patentabilidad de algunas técnicas y descubrimientos usando embriones y también estableció restricciones en la financiación de investigaciones que destruyan embriones humanos.
Muchos parlamentos de los países Occidentales, en los últimos años han aprobado mecanismos para proponer leyes al parlamento mediante la recogida de firmas entre los ciudadanos. El Tratado de Lisboa prevé que se puedan presentar iniciativas ciudadanas, en el Parlamento Europeo, con la condición de recoger más de un millón de firmas en un mínimo de siete países. Es un intento para que la voz de los de abajo llegue a los de arriba, una manera de hacer más participativa la democracia.
Pero no hay que engañarse, son muy pocas las leyes propuestas por los ciudadanos con su firma que luego son aprobadas. Sin embargo, lo que ha pasado con la iniciativa “Uno de nosotros” es muy grave. No se ha llegado ni a debatir en el Parlamento Europeo porque la Comisión Europea ha vetado la propuesta.
Precisamente el último día de mandato de la Comisión Europea, el 28 de mayo, comunicaron a los representantes de la iniciativa “Uno de nosotros” que: “la Comisión ha decidido no presentar una propuesta legislativa ya que los Estados miembros y el Parlamento Europeo han debatido y adoptado una política de la UE sobre este asunto muy recientemente.”
Deja perplejo este motivo, pero además intenta argumentar en contra de los puntos que propone la iniciativa “Uno de nosotros” al decir: “La Comisión ha decidido que el marco financiero existente, debatido y acordado recientemente por los Estados miembros de la UE y el Parlamento Europeo, es el apropiado.”
Ha sorprendido mucho la decisión de la Comisión, sin embargo, no podemos ignorar la fuerza de los grupos de presión que tienen intereses en este campo, sean de tipo económico, como las farmacéuticas, o sean de tipo ideológico. No obstante, una decisión tan “in extremis” y que convierte las “iniciativas legislativas” de los ciudadanos en un simulacro de democracia, deja muy “tocado” el respeto a los ciudadanos. Así, cuando sus propuestas molestan o no interesan, se vetan y se descartan, eso es abdicar de la democracia.
La Comisión Europea, cuyos miembros no fueron elegidos sino que fueron designados por los estados, han ejercido un abuso de poder. Los defensores del embrión humano, en las reuniones y gestiones de los últimos meses, encontraron un amplio apoyo entre los diputados de casi todos los grupos políticos. Así, los promotores de la iniciativa “Uno de nosotros” no han acabado su trabajo y van a recurrir ante el Tribunal de Luxemburgo para que permita seguir la tramitación de la Iniciativa ciudadana.
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