Junto a tapas de jamón y vino, se palpan los desencantos que la llaneza extremeña, manifiesta rudamente. Se oyen voces:
- Que Sant Boi ya tiene el 17% de sus habitantes en paro. Y no llegan las inversiones. Los viejos polígonos y reservas de terreno improductivo, dan suma cero para rebajar el desempleo.
Un viejo, añora a Franco, otro la construcción que les permitieron prosperar.
-¿Uy queda muy lejos todo esto? El pasado, pisado. Les replican.
-¿Por qué en este pueblo, no aprovechan sus puntos fuertes: terreno libre y parque hospitalario…? Y no las paparruchadas de clusters y aparcamientos de camiones y buses… ¿Dónde la escuela de idiomas o de enfermería por ejemplo…? Huertos ilegales y planes para legalizarlos. Junto a las riberas del río: caballos, cerdos, cabras, gallinas…Ahora les escriben a payeses para alquilarles tierras y hacerles más huertos a los parados.
-¿Tan mal estamos…? Que al Ayuntamiento y su casta, solo se les ocurre esto para el parado. ¿Volveremos al chamizo de “Pascual Duarte”?
Será que la Unión Extremeña influye ya menos para mediar y que la catalanización escolar ha desunido y desarraigado; se reconoce, que en casa no se habla de política para evitar enojos familiares. Siempre se han tenido concejales en el Ayuntamiento. Ahora se dedican recursos crecientes a los magrebíes, que tienen a una casi concejala y polémica empleada municipal.
En el fondo se exclama:
-Pues a los de Coín aún peor… poco caso se les hace ya.
-¡Vaya consuelo, será porque son menos! ¿No…? Explica otro y añade serio:
-A mi no me compran el voto con cuatro subsidios, mi voto ciudadano será para un partido que se proclama simplemente eso: Ciudadano. Se asiente.