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La cooperativa: Un barrio olvidado por los políticos

jueves 26 de febrero de 2015, 03:59h
La gran explosión demográfica que sufrió Sant Boi entre los años 1960-1975 trajeron la construcción de nuevos barrios llevando a la ciudad desde los 20.000 a los 65.000 habitantes en tan sólo quince años.
Entre ellos, y quizá el más emblemático, es el de Ciudad Cooperativa.

Hablar de la Cooperativa, es hablar de una identidad de barrio muy marcada y especial, de un barrio de origen humilde, obrero, pero con un orgulloso de pertenencia totalmente marcado y reivindicativo. Una pequeña ciudad, dentro de la ciudad. La “Coope” ha sufrido especialmente la crisis, ha cambiado su paisaje y su configuración sociológica, así como esta sufriendo una trasformación a la de muchos barrios de ciudades de nuestro entorno.

Algunos nos han acusado de exagerar los problemas que tiene el barrio, o de incendiar el debate ante los complejos políticos que existen por parte de unas recetas que ya se han visto desbordadas en muchos barrios de las principales ciudades europeas. Por eso hace un año iniciamos una campaña después de una profunda reflexión con muchos vecinos donde denunciábamos algunas situaciones que se estaban viviendo.

La deficiente limpieza de las calles, el tráfico habitual de drogas en algunas zonas, la coacción que sufrían algunos niños al intentar jugar en pistas públicas por parte de bandas de origen latino, robos a personas de edad avanzada, así como la proliferación de la ocupación de pisos de manera organizada por bandas que después re-alquilaban de manera ilegal, y que traían la alteración de la convivencia en muchos bloques de vecinos entre otras muchas cosas.

PP, CiU, PSC y ICV intentaron reprobar nuestra campaña uniéndose en el pleno municipal. Todos hicieron gala de la incompetencia habitual ante la imposibilidad de resolver ningún problema, y obviamente de no pisar la calle como hacemos desde Plataforma per Catalunya (PxC). Hace poco volví a estar con diversos vecinos del barrio, les quise trasmitir que no podemos conformarnos y decir que si se solucionaran cuatro cosas quizá no se estarían tan mal.

Tenemos que volver a conquistar la felicidad. Sus padres no vivían así en el barrio, quizá los problemas eran diferentes, pero podían bajar a jugar a la calle los niños sin ningún problema, no existía déficits de convivencia, y porque no decirlo llevar los niños al colegio del barrio no era por una obligación en clases con un 50% o más de inmigración, donde no existe ningún tipo de planificación especial o recursos, y donde los padres pagan justos por pecadores por la incompetencias de unos gobiernos que no han previsto controlar este fenómeno precarizando a todos.
Hay que pedir más.

Hay que luchar por una “Coope” mejor. Lo haremos juntos. III
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