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El Sistema de Formación Profesional Dual

Por Manuel Rosillo - Presidente de la patronal AEBALL

miércoles 22 de abril de 2015, 11:07h
A lo largo de la historia, el ser humano ha ido transmitiendo los oficios a través del aprendizaje. No es objeto de este artículo realizar un recorrido histórico, pero sí que conviene conocer la raíz del concepto DUAL, que se remonta a la reforma del Ministro de Educación Wilhelm von Humboldt, a principios del siglo XIX en Alemania, que planteó la educación para el trabajo.

Pero en España también tenemos experiencia. Los empresarios de cierta generación, aún miramos con nostalgia las escuelas de aprendices, promovidas por las empresas de mediados de siglo pasado, auténtico vivero de profesionales.

También quiero comentar la gran importancia histórica que tuvieron en la edad media los aprendices en los gremios y la impronta que dejaron en la gobernanza y calidad del trabajo. Un error histórico alejó la relación escuela-empresa en nuestro sistema educativo, la LOGSE, propició un acercamiento, que se subsanó a medias, con la incorporación de un crédito obligatorio: Formación en Centros de Trabajo. Un paso tímido, pero necesario. Hubiese sido un buen momento para incorporar el sistema DUAL, máxime teniendo un referente de éxito Centroeuropeo.

Pero no es cuestión de lamentarse, siempre es buen momento para “copiar y adaptar”, innovar, en la Formación Profesional. Es evidente que la relación escuela-empresa fortalece la competencia profesional de los alumnos a la vez que mejora la competitividad de nuestras empresas. Conviene distinguir entre Alternancia y DUAL. La diferencia fundamental y sustancial es, que en el segundo una parte curricular es evaluada por el tutor de empresa, por lo que el grado de responsabilidad y compromiso es mayor, pero ambos modelos son compatibles y adecuados. Sin embargo, aun cuando todos coincidimos en las bondades del sistema, nos encontramos con no pocas resistencias para su implantación y es que estamos ante un cambio cultural y para ello es necesaria la complicidad de todos los agentes que actúan en el sistema: administración, empresas y centros de Formación Profesional.

La empresa debe volver a interiorizar su papel formador, la administración tender a la simplificación, flexibilidad y seguridad jurídica y los centros a disponer de los medios necesarios para asegurar la calidad del sistema. La competitividad de las empresas está íntimamente relacionada con la preparación de los futuros profesionales y reducir el “training” de incorporación y ello sólo es posible mediante una relación intensa entre la empresa y el centro.
La Formación Profesional DUAL es un instrumento eficaz y eficiente para conseguir ese objetivo. Las empresas deben plantearse y ofrecer a los centros “plazas DUAL”, ¿cuántas están dispuestas? Este es el interrogante al que debemos dar respuesta. Pero para ello es preciso, desde mi punto de vista, una gran campaña de sensibilización que explique las ventajas del Sistema DUAL y también las responsabilidades que se adquieren, dentro de un marco de relaciones que ofrezca seguridad jurídica y facilite la implementación del mismo.

¿Representa un coste para la empresa? No es cuestión de entrar en el eterno dilema de “inversión-coste”, pero diversos estudios en Alemania, Suiza, Austria,…demuestran que el retorno es superior a lo invertido. También es cierto que la conciencia y compromiso social en el Sistema tiene una madurez que aquí no tenemos, estamos también en etapa de aprendizaje.

En este artículo no he entrado en análisis técnicos, fortalezas y debilidades, que las hay, del incipiente sistema Dual en nuestro país, pero sí un mensaje: el sistema de Formación Profesional en Alternancia o DUAL es tan importante para el país, que hemos de trabajar sin escatimar esfuerzos para asegurar su éxito, si queremos un futuro para nuestras jóvenes generaciones. III
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