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Concejalía del colocón

viernes 15 de mayo de 2015, 04:56h
Andaba yo en esta etapa preelectoral en la presentación del programa político de un partido y claro como era una asamblea, ahí cada cual dice lo suyo, aunque a veces no tenga nada que ver con la misma.
En esto, uno que venia de Tárrega sugiere que a Cornellá lo que le falta es que atraiga a mas gente. Por si no fuéramos pocos parió la burra. Pone como referencia “su” Fira de Teatre al carrer y menciona de pasada que en Cornellá tienen el Festival de Payasos dando a entender que en Cornellá deben tomar nota de Tárrega. El tono le traiciona y queda patente que la comparación tiene un aire un tanto provinciano.

Dándole vueltas a la cabeza me acordé que en Cornellá tenemos una feria tan peculiar como original: la Fira del Cannabis. Ello denota la política progresista de la ciudad. Me pasó por la cabeza hacerle callar a nuestro amigo de Tárrega pero mi interés se desvió hacia otros caminos. Me puse en contacto con empresarios del sector y todos ellos convinieron conmigo que era necesario aportar una mayor difusión a la feria. Pero… ¿cómo?

Uno de ellos ideó que siendo Cornellá una población ribereña que contaba todavía con una actividad agrícola destacable podría movilizar al colectivo de “pagesos” y crear una parcela gigante de plantación de marihuana. Por supuesto con la inestimable ayuda del consistorio. Ello generaría puestos de trabajo y pondría a Cornellá en el mapa de los lugares más “progres” del planeta.

Ya lo dijo y lo puso en marcha José Mujica, presidente de Uruguay: “…así, de esta forma eliminamos la mafia de la droga, quedando en manos del estado su control”.

Muerto el perro, muerta la rabia. Tengamos clara una cosa: tendríamos que incluir en el consistorio una nueva concejalía llamada la CONCEJALÍA DEL COLOCÓN y cuya ubicación fuera cualquiera, pero lejos del edificio consistorial.

Como elemento electoralista se podría inaugurar una nueva plaza con el nombre de Bob Marley y el concejal debería estar obligado a usar ‘rastas’. El concejal debería responsabilizarse del control de calidad de la plantación. Ello tendría sus efectos colaterales y es que el concejal y ayudantes irían todo el día fumados. El consistorio debería mantener a una debida distancia del marco de decisiones al concejal en cuestión y aunque se le invitaría a los plenos municipales no tendría ni voz ni voto.

Por otro lado estaría la parte más mercantil. Se crearían diferentes formatos de consumo: a granel o envasado. En grageas o en infusiones. En el colmado o en el súper. La comercialización iría a cargo de empresas subcontratadas. En un ejercicio de imaginación ¿podrían ponerse en situación? Marquesina de un comercio de productos de cannabis:

”PORROS LINDAVISTA”

¿Y los anuncios de publicidad?:

”CANUTOS BALMON, COLOCA MOGOLLON”
”PETARDOS NIETO, TE HACE MOVER EL
ESQUELETO”
”MANDANGA SARDÀ, ALUCINA CANTIDAD”
“”GRIFA TRAPERA, TE RÍES DE QUÉ MANERA”

Y así fuma y sigue. III
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