Sin vacuna

He asistido a diversos cursos y jornadas sobre la “Corrupción política”, alguna organizada por la Oficina Antifrau tan denostada por muchos y la conclusión extraída de todas ellas es muy pobre: los mecanismos preventivos y de detección de irregularidades económicas son de seguimiento difícil; la digitalización es como un Dios Jano de dos caras: permite rastreos pero los difumina y confunde en manos hábiles ( tenemos numerosos ejemplos en el control de las partidas presupuestarias de nuestra autonomía todavía intervenida por el 155).

Ciudadanos, sin participación directa en el gobernar, permanece incólume y creo que mantendrá especial cuidado en el tema porque es una de sus principales señas de identidad como partido reformista.

Así pues cuando se concretó en el Colegio de Periodistas una sesión sobre “la independencia de los medios de comunicación y la corrupción” decidí informarme.

No mucha asistencia, pero sí unos invitados de postín: El juez Sr. Gimeno, actual Director de la Oficina Antifrau, nos explicó que los ciudadanos en una encuesta (80%) “perciben mucha corrupción”. Consideró que los 115 millones de euros concedidos a los medios catalanes en 2016 y reseñados en el DOG pueden condicionar orientaciones. Para él la corrupción no es tan sólo un problema ético.

Acabó pidiendo a los medios la prevención de la corrupción. Si no fuera por ellos… pensé.

Gemma Nierga, una moderadora sucinta, dio paso al experto: Pere Massip, que ha coordinado un panel UE (28 países+ Turquía y Montenegro) con datos 2016 e indicadores en que los factores más inquietantes de la prensa española son la excesiva concentración empresarial, las fusiones y una amenazada independencia política. Destacó que la información en prensa sobre la corrupción asomó como tema en los años 90.

La socióloga Ana Palau comentó su estudio sobre las 95.000 noticias en primera página sobre la corrupción y los días que duraban en ella. Subrayó el creciente tono escandaloso y el paulatino abandono del periodismo de investigación.

Salvador Alsius, veterano periodista, profesor y también consejero del CAC, añoró tiempos pasados y “el amor a la verdad” como lema hoy en declive. Subrayó la laxitud y precariedad de los periodistas jóvenes y sorprendió pidiendo una regulación de la prensa.

Mónica Terribas, periodista y profesora UPF, un tanto diva, criticó el oligopolio mediático, la falta de periodismo de investigación, las filtraciones no comprobadas y que las noticias escandalosas de la corrupción la simplifican: caso de las preferentes.

Un vil engaño bancario sobre gentes inocentes. También se refirió a la insidiosa tarea de los gabinetes de comunicación.

En los interdiálogos entre los ponentes se reseñó: los votantes no castigan la corrupción del propio partido. La crisis económica ha debilitado la indulgencia hacia la corrupción de “izquierdas”. España es el único país sin “Consejo Audiovisual”.

Se reconoció la existencia de “mordazas visibles e invisibles”, el poder del anunciante y la dictadura de los “cliks”. Se confió en la creciente educación mediática que se esta impartiendo en los colegios y finalmente se añoró la existencia de empresarios mediáticos. Con discrepancias, se alabó el modelo del “New York Times” que ya cobra por informar a su audiencia mundial.

Pero los reticentes recordaron que en España no se compran diarios apenas y que la gente quiere la gratuidad informativa. Expectante y cauto el Juez Sr. Gimeno aplaudía cortés. Creo que seguimos sin vacuna preventiva anticorrupción: es un tema pendiente aún.